Foto: Alissa Fishbane
SENDHIL MULLAINATHAN (Tamil Nadu, India, 1973) es profesor de economía en la Universidad de Harvard. Es uno de los fundadores de Ideas42, una organización sin fines de lucro dedicada a diseñar soluciones a problemas sociales desde la economía del comportamiento, y del MIT Poverty Action Lab. Fue subdirector de investigación en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Realiza investigación sobre economía del desarrollo, economía del comportamiento y finanzas corporativas. Ha publicado numerosos artículos en las principales revistas de economía.
“Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir son estrellas en sus respectivas disciplinas, y la combinación es superior a la suma de sus partes. Juntos logran mezclar rigor científico y un punto de vista irónico sobre los predicamentos humanos. Su proyecto brinda una sensación única: es la mejor combinación de corazón y cabeza que he visto en nuestro campo.”
D ANIEL K AHNEMAN , psicólogo ganador del Premio Nobel de Economía en 2002, autor de Pensar rápido, pensar despacio
Foto: Jerry Nelson
ELDAR SHAFIR (Israel, 1959) es profesor en el Departamento de Psicología y Asuntos Públicos de la Universidad de Princeton. Junto con Mullainathan, es fundador de Ideas42. Ha recibido numerosos premios en el área de economía y es un conferencista muy activo. Sus líneas de investigación se encuentran en el razonamiento, el juicio, la toma de decisiones y cuestiones relacionadas con la economía del comportamiento, en especial en cómo la gente emite juicios y toma decisiones en situaciones de conflicto e incertidumbre.
“De acuerdo con este revelador tratado sobre la psicología de la escasez, la lucha ocasionada por contar con recursos insuficientes —tiempo, dinero, comida, compañía— hace que la mente se concentre para bien pero, principalmente, para mal […] Los autores sustentan sus lúcidos y accesibles argumentos con un arsenal de fascinantes investigaciones […] y lo aplican a todo de manera sorprendente, desde la aglomeración en los hospitales hasta la ignorancia financiera.”
Publishers Weekly
SECCIÓN DE OBRAS DE ECONOMÍA
ESCASEZ
Traducción
R OBERTO R . R EYES- M AZZONI
SENDHIL MULLAINATHAN
ELDAR SHAFIR
Escasez
¿POR QUÉ TENER POCO
SIGNIFICA TANTO?
Primera edición en inglés, 2013
Primera edición en español, 2016
Primera edición electrónica, 2016
Diseño de portada: Laura Esponda Aguilar
Título original: Scarcity. Why Having Too Little Means So Much
Publicado por Times Books, Nueva York
© 2013, Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir
Todos los derechos reservados
D. R. © 2016, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
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Tel. (55) 5227-4672
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ISBN 978-607-16-3587-7 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
Para Amma, Appa y e3,
con y por amor incondicional.
S. M.
Para Anastasia, Sophie y Mia,
los amores de mi vida.
E. S.
SUMARIO
Primera parte
L A MENTALIDAD DE LA ESCASEZ
Segunda parte
L A ESCASEZ CREA ESCASEZ
Tercera parte
D ISEÑAR PARA LA ESCASEZ
INTRODUCCIÓN
Si las hormigas son tan trabajadoras, ¿cómo tienen tiempo para ir todos los días de campo?
M ARIE D RESSLER , actriz de cine,
ganadora del Oscar en 1931
Escribimos este libro porque estábamos demasiado ocupados para no hacerlo.
Sendhil le refunfuñaba a Eldar. Tenía más cosas que hacer que tiempo para hacerlas. Los plazos de entrega habían pasado de “vencidos” a “alarmantemente retrasados”. Apenado, había reprogramado las juntas. Su bandeja de entrada estaba llena de mensajes que requerían su atención. Imaginaba la cara de decepción de su madre al no recibir siquiera una ocasional llamada telefónica. El registro adhesivo de su automóvil estaba vencido. Y la situación empeoraba. Seis meses antes aquella conferencia a tan sólo una conexión aérea de distancia le había parecido una buena idea; ahora ya no tanto. Los retrasos se habían convertido en un círculo vicioso. Ahora también tenía la tarea adicional de volver a registrar su automóvil. Un proyecto había tomado una dirección equivocada como consecuencia de su respuesta tardía a un correo electrónico; volverlo al camino correcto requeriría incluso más tiempo. La acumulación de compromisos enfrentaba la peligrosa amenaza de derrumbarse.
Eldar no dejó de percibir la ironía de perder tiempo lamentando la falta de tiempo; Sendhil dejó de percibirla en parte y, sin inmutarse, describió su plan para salir del atolladero.
Primero, detendría el aumento de la marea de asuntos pendientes. Era necesario cumplir los compromisos anteriores y evitar en lo posible nuevas obligaciones. Rechazaría toda nueva solicitud. Evitaría retrasos adicionales en los proyectos antiguos trabajando meticulosamente hasta terminarlos. Con el tiempo, esta austeridad valdría la pena. La pila de pendientes que aguardaban su atención se reduciría a un nivel manejable. Sólo entonces se atrevería a pensar en nuevos proyectos y, por supuesto, tendría más prudencia antes de comprometerse. Sólo respondería “sí” en muy pocos casos y después de un cuidadoso escrutinio. No sería fácil, pero era necesario.
Fue satisfactorio realizar un plan. Por supuesto que sí. Como observó Voltaire hace mucho: “La ilusión es el primero de todos los placeres”.
Una semana después, otra llamada de Sendhil: dos colegas estaban escribiendo un libro sobre los estadunidenses de bajos ingresos. “Es una gran oportunidad. Debemos escribir un capítulo”, dijo. Eldar recuerda que en su voz no había rastro de ironía.
Como era de esperarse, el capítulo era “demasiado bueno para dejarlo pasar” y acordamos escribirlo. Igual de previsible fue que esto resultara un error, escrito con prisa y retrasos considerables. Imprevisible fue que este error valiera la pena, pues creó una relación inesperada que con el tiempo daría origen a este libro.
He aquí un extracto de nuestras notas para ese capítulo:
Shawn, jefe de personal en Cleveland, se estaba esforzando por ajustar sus gastos a sus ingresos. Ya estaba retrasado en el pago de muchas cuentas. Sus tarjetas de crédito estaban en el límite. El cheque de su sueldo se agotaba con rapidez. Como él decía: “dura más el mes que el dinero”. El otro día pagó accidentalmente con un cheque que le regresaron, pues calculó mal el dinero que tenía en la cuenta: había olvidado una compra de 22 dólares. Cualquier llamada telefónica lo ponía tenso: ¿otro acreedor que lo llamaba para “recordarle”? Estar sin dinero también afectaba su vida personal. A veces, en una cena, pondría menos de lo que le correspondía, porque estaba corto de dinero. Sus amigos lo entendían, pero eso no lo hacía sentirse mejor.