Yo manipulo…
Tú manipulas…
Él manipula…
Manipulación afectiva
Cuando el amor se enferma
Vitelleschi, Belén
1. Manipulación.
2. Desarrollo Emocional.
Corrección: Pablo Valle
Diseño de interiores y de cubierta: Natalia Siri Todos los derechos reservados
Mi especial agradecimiento a Maia Chavez, por iluminar la tapa con su arte, al Dr. Pablo Slemenson, por su generoso acompañamiento y aporte en la construcción de éste, y a los doctores David Moreno y Pablo Pereyra, por el estímulo motivacional constante para la producción de esta obra.
Carta al lector
“¿Qué sucede conmigo que cambié tanto sin darme cuenta?”.
“¿Por qué termino haciendo cosas que no quiero?”.
“Antes estaba siempre contento/a; ahora, no tengo ganas de nada”.
“No logro entender cómo siempre me termina dando vuelta las cosas”.
“Me desconozco, necesito tenerlo/a si no me siento vacío/a”.
“No entiendo por qué me siento tan incómodo/a cada vez que estoy con él/ella”.
“Tengo miedo de alejarme y no saber qué hacer después”.
Así como la diversidad sexual ha delimitado nuevos horizontes en las relaciones amorosas produciendo un rompimiento con los modelos tradicionales, los cambios en los modos de encuentro y comunicación fomentados por el consumismo y las nuevas tecnologías dan cuenta de un cambio cultural que se ha percibido en los últimos tiempos. Ante una sociedad exitista, la manipulación aparece, hoy en día, como un valor naturalizado que irrumpe en los escenarios cotidianos y especialmente en los espacios de pareja. La práctica clínica se ha hecho eco de este movimiento con el aumento del número de consultas de pacientes afectados por este tipo de manejos, atormentados por la dolencia afectiva que producen y por la invisibilización de este mecanismo, que se presenta de manera dosificada pero, no por eso, menos intensa.
Hoy en día vemos la manipulación por doquier y en diversos grados. Nos topamos con situaciones cotidianas en las que, si bien el medio para conseguir el objetivo no es el más santo, se implementa a mansalva sin cuestionamiento alguno. Una madre culpa a su hijo de que si no la visita se sentirá triste. Un jefe le exige a su empleado resolver una planificación del día fuera de su horario laboral si no desea obtener una mala calificación en su evaluación de desempeño. Un hijo le hace creer a su padre que se siente enfermo para no presentarse a un examen. Una amiga te convence de que el saco azul te queda mejor para usar ella el rojo. Un amigo te incentiva a salir con la amiga de su chica para beneficiarse de una segunda salida. ¿Podemos decir que por estas acciones nos volvemos psicópatas?
El saber popular confunde la manipulación como el recurso que únicamente emplean los psicópatas. Y si bien es cierto que los psicópatas manipulan, manipular no nos vuelve psicópatas a todos. ¿Alguien puede decir que en ningún momento de su vida empleó este recurso? ¿Nunca manipulaste una situación? ¿Nunca hiciste algo sin querer dañar a otros pero con la intención de beneficiarte?. Voy a lo cotidiano: ¿nunca apelaste a que un vendedor te baje el precio con algún argumento ficticio?, ¿enfermaste a algún familiar para evitar un reto por una legada tarde?, o ¿fingiste pasarla bien en una salida para evitar que se prolongue el rato?
Yo manipulo, tú manipulas, él manipula, nosotros manipulamos… así como en la conjugación del verbo nadie se salva, me animo a afirmar que muchos, en algún momento de nuestra vida, hemos empleado esporádicamente este recurso.
El ámbito del amor tampoco se escapa de este escenario. El sentirnos enamorados nos vuelve vulnerables en la relación con un otro. Y si bien esta vulnerabilidad es aquella que nos permite crecer, aprender y desarrollarnos, también es la que puede jugarnos en contra sielegimos a la persona inadecuada o empleamos la manipulación en demasía.
¿Alguna vez transitaste una relación donde los momentos de desencuentro, frustración, incomodidad y desconcierto superaban los buenos ratos?, ¿sentiste que cambiaste tu manera de pensar o actuar sin entender mucho el motivo?, ¿o que siempre terminabas haciendo lo que el otro quería sin respetar lo que sentías en un principio?
Posiblemente, haya sido una relación en la que, al comienzo, había pocos indicios de que algo no funcionaba bien; quizás veías al otro como un tanto egoísta o des-conectado con tus sentimientos, pero nada suficiente como para alarmarte. En algún momento te sentías des-concertado/a; pero, el resto del tiempo todo transitaba con naturalidad. Hasta que, con el transcurso del tiempo, comenzaste a notar cambios en tu comportamiento y en tu estado de ánimo que no comprendías y vivías negativamente. Ya no te sentías el/la mismo/a que de costumbre. Estabas triste o confundido/a y más inseguro/a de tus decisiones y opiniones. Toda tu energía se concentraba en atender los deseos de tu pareja, y no comprendías las reacciones de enojo cuando las cosas no resultaban como él o ella quería. Actuabas sin meditar mucho en tus actos. Decías cosas sin pensar. Estabas todo el tiempo a la defensiva. Aumentaba tu ansiedad. Pensabas sin cesar en el otro. Dormías poco. Estabas intranquilo/a lamayor parte del tiempo. Te desconcentrabas con mayor facilidad en tus ocupaciones por estar pendiente de él/ella. Tu vida había dado un vuelco donde todo parecía depender de lo que sucedía en esa relación. ¿Alguna o muchas de estas sensaciones te resultan conocidas?
Cuando se me propuso la creación de esta obra me interesó un libro de llegada al lector. A ese lector que leyó su título, se animó a alzarlo y revisar sus páginas.
A ese lector que da ese primer paso porque algo lo in-quieta. Algo “le hace ruido” desde su propia historia o la de otro. Algo le despierta la mirada en sí mismo. Algo puja por sanar.
Este libro no intenta ser un manual de autoayuda, sin desmerecer por ello la utilidad de éstos. Tampoco pretende establecer una generalización universal que arriesgue anular la particularidad del caso a caso. Propone convertirse en una lectura reparadora que a partir de un lenguaje preciso y sensible sea útil para quienes se encuentran empantanados afectivamente en una trampa vincular sin salida aparente. Con tal fin, se brinda como una herramienta que le permita al lector abrirse al campo de la pregunta y la implicación, desprovisto de crítica, y sin temor a la censura. Pretende acercarse al sufriente para proveerle de palabras que despierten los sentidos de sus angustias y ofertarle recursos para saber lidiar ante estas situaciones.
También será de utilidad para aquellos que sufren de lamanipulación en los distintos ámbitos de la vida, sin limitarse al mundo de la pareja, ya que la descripción de es-te mecanismo resulta ajustable a otros perfiles de relación.
Así como la fiebre puede evolucionar desde un menor grado (35,5ºC) hasta uno mayor que pone a riesgo de vida (42ºC), la manipulación tiene sus propios niveles. El recorrido por los capítulos ofrecerá la ilustración de este mecanismo desde un rango que va desde un recurso natural y esperable en el desarrollo humano, las distintas graduaciones que ofrecen las diversas personalidades, hasta la naturalización y constancia que lo remite a la psicopatía. De esta manera, el lector podrá revisar e identificar su posición en la pareja como actuante o sufriente, sin caer en la noción de víctima y victimario.
Estimado lector, mi intención es acercarme con una herramienta que te sirva para reflexionar. Espero que el recorrido por estas páginas brinde un alivio a lo que te está pasando, una palabra que acompañe tus vivencias, y sea el disparador de preguntas sobre la noción de amor, pareja y comunicación que deseas tener, permitiéndote revisar el porqué de continuar en estos vínculos y alentando la elección de buscar un cambio.
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