También por el doctor Larry Dossey
Palabras que curan
Tiempo, espacio y medicina
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© 2015 por Dr. Larry Dossey
Publicado por HarperCollins Español® en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. HarperCollins Español es una marca registrada de HarperCollins Christian Publishing.
Título en inglés: Prayer Is Good Medicine
© 1996 por Dr. Larry Dossey
Publicado por HarperCollins Publishers.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Traducción y adaptación del diseño al español: Ediciones Noufront / www.produccioneditorial.com
Edición en formato electrónico © mayo 2015: ISBN 978-082970-173-9
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A mis colegas de la atención sanitaria que han tenido el valor de llevar la oración al hospital, la clínica y el laboratorio.
CONTENIDO
Ofrezco una oración de gratitud por las muchas personas que me han alentado a enfocar el tema de la oración en la medicina.
A Garry y Bet: no sabíamos que estábamos siendo influidos hasta tal punto por todas aquellas oraciones mientras crecíamos en Prairie Point, ¿verdad? ¿O era Prayer-y Point [el punto de la oración]?
A mi madre y mi padre, que nos mantuvieron vivos a mi hermano y a mí —dos gemelos prematuros de 900 gramos— con oraciones y un cálido hogar en una inhóspita pradera de Texas.
Y a Bárbara, mi esposa, que sigue siendo la respuesta a mi oración.
—Dr. Larry Dossey
Santa Fe, Nuevo México
Se usan muchos términos a lo largo de este libro para referirse al Ser Supremo. En muchos casos he elegido el término más neutro posible, como el Absoluto.
Tiendo a estar de acuerdo con aquellos sabios maestros que dicen que todos los nombres de Dios están equivocados. Como nos dicen todas las grandes tradiciones de la sabiduría esotérica, el Absoluto «no puede ser dicho ni pensado». Simplemente, no hay imágenes fiables del Todopoderoso. Como declara con sobriedad un aforismo sufí, «Ningún hombre ha visto a Dios y ha vivido».
En el siglo XIV, un anónimo monje inglés que se cree que es el autor de La nube del no saber, un exaltado tratado religioso que influyó profundamente la vida religiosa de su tiempo, añadió su lamento a la futilidad de dirigirnos o incluso pensar acerca de lo Universal. «Pero ahora me preguntarás —dijo él—, “¿Cómo voy a pensar en el propio Dios, y en lo que él es?” y no puedo darte una respuesta excepto la de decir “¡No lo sé!”. Porque con esta pregunta me has llevado a la… nube del no saber… Del mismo Dios en el que no puede pensar ningún hombre».
Como observó el gran místico alemán del siglo XIII, el Maestro Eckhart, «Quien sea que perciba algo en Dios y le adjunte por lo tanto algún nombre, eso no es Dios. Dios es… inefable». Y «Está en la naturaleza de Dios estar sin naturaleza».
En este momento de la historia, en el que estamos experimentando un despertar muy necesario de los valores que durante siglos se habían asociado a las mujeres, tal vez sea importante señalar que el problema de nombrar al Absoluto no se resuelve simplemente reemplazando todos los nombres y pronombres masculinos por unos femeninos. Dios y Diosa, él y ella, fracasan igualmente. El Absoluto está radicalmente más allá de cualquier descripción, incluyendo el género.
Con estas limitaciones en mente, el lector puede insertar, en cada ocasión que siga, su nombre preferido para el Absoluto: ya sea Diosa, Dios, Alá, Krisna, Brahman, el Tao, la Mente Universal, el Todopoderoso, Alfa y Omega, el Único…
LA ORACIÓN ES BUENA MEDICINA
Si Jesús, Mahoma y Buda hubieran tenido penicilina, probablemente la habrían usado, junto con la oración.
Creo que la oración y el enfoque médico aceptado comúnmente pueden usarse juntos. Así pues, aunque este libro se ocupa de por qué la oración es buena medicina, no estoy sugiriendo que sea la única medicina o que deba ser invocada en lugar de otras medicinas.
La oración no es «mejor» que la medicina modera. La oración, la medicación y la cirugía, todas ellas son una bendición, una gracia y un regalo. ¿Por qué no usarlas todas, con reverencia y gratitud?
La oración está de vuelta.
Después de estar fuera de juego durante gran parte de este siglo, la oración está volviendo al escenario en la medicina moderna. Los doctores están llevándola no solo a sus despachos, clínicas y hospitales, sino también a los laboratorios experimentales. Los diarios médicos están más dispuestos que nunca a publicar estudios sobre los efectos curativos de la oración y la fe. Han aparecido historias en portada sobre la oración en varias revistas nacionales y los talk shows bullen con relatos de curaciones y oración. Incluso el conservador Wall Street Journal recientemente dedicó un gran artículo en su sección de «Marketplace» a los estudios científicos sobre la oración que están en progreso en este momento.
Muchos de ustedes seguramente dirán que era cuestión de tiempo. Las encuestas recientes muestran que un setenta y cinco por ciento de los pacientes creen que sus médicos deberían encargarse de las cuestiones espirituales como parte de los cuidados médicos, y el cincuenta por ciento quiere que su doctor ore no solo por ellos sino con ellos. Parece que los médicos estamos escuchando. Puede que les sorprenda saber que la mayoría de nosotros realmente oramos por nuestros pacientes. En diciembre de 1995 se llevó a cabo una conferencia llamada «Espiritualidad y sanación en medicina» en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, una de nuestras mejores instituciones médicas. Al escribir estas líneas, cerca de un tercio de las escuelas de medicina de Estados Unidos ha desarrollado cursos sobre medicina alternativa o complementaria, muchos de los cuales enfatizan la dimensión espiritual en el cuidado de la salud, incluyendo la oración. Cinco escuelas de medicina han desarrollado programas explícitamente dedicados a explorar la relación entre fe y salud.
¿Estamos cayendo en la fantasía? Difícilmente. «Estadísticamente, Dios es bueno para ti», dice el doctor David B. Larson, del National Institute for Healthcare Research en Rockville, Maryland, que estudia la relación entre la espiritualidad y la salud. Larson, antiguo jefe de investigación del National Institute of Mental Health, dice: «Mis profesores [de la facultad de medicina] me dijeron que la religión es dañina. Entonces yo miré las investigaciones y la religión es en realidad altamente beneficiosa. Si vas a la iglesia u oras regularmente, es muy beneficioso en términos de prevenir enfermedades, tanto mentales como físicas, y lidias con la enfermedad con mucha más eficacia. Si miras los estudios, área tras área, es beneficioso en un ochenta por ciento. Estaba impresionado».
Y yo también. Tropecé ciegamente con los estudios sobre la oración durante la década de los ochenta, cuando alguien me mandó un trabajo científico en el que se probaba la oración en un hospital moderno en un gran grupo de pacientes cardiacos. Nunca se me habría ocurrido que alguien probara la oración realmente como una nueva medicación: orando por la mitad de los pacientes y no por la otra mitad, que eran los «controles» y midiendo los resultados. Este estudio sugería con firmeza un efecto terapéutico de la oración distante e intercesora.
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