Presentación
Esta obra es fruto de una larga e intensa experiencia pastoral, unida a una gran prueba: el desvalimiento espiritual provocado por los nacionalsocialistas a partir, sobre todo, de 1939.
Desde su ordenación sacerdotal en 1910, Guardini se consagró a dos tareas complementarias: la pastoral juvenil y la formación universitaria en cuestiones filosóficas y teológicas. Tal empeño inspiró su trabajo como director del Movimiento de Juventud –a partir de mayo de 1927– y como catedrático de Filosofía católica de la religión y cosmovisión católica en la universidad de Berlín –a partir de la primavera de 1923–.
Dos grandes tareas complementarias
1. La pastoral juvenil. En 1920, Guardini se sintió impresionado al ver de cerca el espíritu que impulsaba a los jóvenes de la Asociación Quickborn, uno de los grupos más vivaces y equilibrados del Movimiento de Juventud alemán. Pertenecer a esta organización –cuyo nombre significa, en alemán antiguo, «Fuente que mana»– implicaba una voluntad decidida de renovación en todos los frentes –el artístico, el moral, el religioso...–, y comprometía la vida diaria: el modo de convivir, la relación con la naturaleza, la forma de entender el matrimonio, la participación en la vida de la Iglesia, el compromiso de dar un sentido profundo a la vida.
Las actividades de este grupo tenían lugar en el noble ambiente del castillo de Rothenfels, junto al río Main. Allí se creaba un clima de recogimiento, propicio a la reflexión, la oración, el cultivo de los símbolos.
«En la esquina del fondo a la derecha –comenta Guardini– poníamos bancos en forma de cuadrado, un cirio en el suelo, y ¡todo se volvía tan bello! Fuera lucían las estrellas sobre el hondo valle del Main. La sala estaba en penumbra, casi oscura. A pesar de ser tantos, nos sentíamos unidos. El cálido resplandor de los cirios aunaba el corro y era la expresión externa del estado de ánimo que nos unía a todos. Sí, era una comunidad, ¿no es cierto? Todos unidos en el modo de sentir y de actuar... Si alguien podía expresar algo bello, es porque le salía del alma al ver las miradas expectantes de los demás. Cada pensamiento era la respuesta a una pregunta. Lo que decía uno lo tomaba otro y lo proseguía... (...) Y cuando, al final, se concluía con una breve oración, se redondeaba todo y recibía su última consagración. ¡Ah, esto era muy bello! ¡Cuán a menudo vuelvo allí en espíritu, y siempre están esas veladas ante mi espíritu con su luminosidad poderosa y cálida!» .
2. La vida universitaria. Invitado, en 1922, por la Asociación de Universitarios Católicos, Guardini dio en Bonn un ciclo de conferencias sobre «El sentido de la Iglesia». Esta actividad fue un acontecimiento decisivo para toda su vida, por dos razones básicas.
1ª) Guardini inició la primera conferencia con una afirmación sumamente prometedora: «Un acontecimiento religioso de alcance imprevisible está teniendo lugar: La Iglesia despierta en las almas» .
Esta forma ágil, eminentemente creativa, de entender la vida eclesial provocó una ola de entusiasmo en el público estudiantil. La positiva reacción de los jóvenes acabó de afirmar a Guardini en la convicción de que su verdadera misión no era investigar una determinada disciplina teológica, sino interpretar la realidad cristiana de forma rigurosa y con gran elevación espiritual .
2ª) La noticia del gran éxito obtenido por Guardini en Bonn llevó al ministro prusiano de cultura a crear para él en la universidad de Berlín una cátedra destinada a mostrar la luz que arroja la fe cristiana sobre la educación, la historia, la vida social y cultural... Esta tarea presentaba serias dificultades, por no existir un plan de esta asignatura y por la hostilidad del entorno hacia esa área de conocimiento.
Guardini, sin embargo, asumió dicho proyecto, pues respondía plenamente a su línea investigadora y pastoral. Desde muy joven había entrevisto que lo fecundo no es exponer la fe católica de modo apologético, con actitud beligerante, sino dejar patente su riqueza interna. «No os empeñéis –solía decirnos en clase– en defender a Jesucristo, pues se defiende él solo. Esforzaos en mostrar, con vuestra palabra y vuestro ejemplo, el caudal de vida que late en el misterio de Cristo».
Para dejar al descubierto la fecundidad de la visión cristiana de la existencia, Guardini abordó en cursos sucesivos las cuestiones básicas de la fe católica a partir del análisis penetrante de grandes figuras del pensamiento y la literatura: San Agustín, Dante, Pascal, Kierkegaard, Hölderlin, Rilke, Dostoievski... Esta difícil labor pudo realizarla brillantemente merced a su capacidad innata para intuir la afinidad de experiencias aparentemente dispares por pertenecer a campos diversos: el estético, el ético, el metafísico, el religioso.... Este poder intuitivo permite vincular en su raíz textos religiosos y escritos literarios y filosóficos de gran calidad.
La conmoción de 1939
Esta intensa y fértil actividad de Guardini fue abruptamente interrumpida por el gobierno nacionalsocialista en 1939, al jubilarlo anticipadamente de su cátedra berlinesa y confiscar el castillo de Rothenfels. Con acento dolorido escribe Guardini en sus notas autobiográficas:
«... Perdí los dos grandes puntos de referencia que hasta entonces habían animado mi trabajo, más aún, que habían llenado mi vida con la conciencia de una actividad fecunda y una relación profundamente humana» .
A pesar de ello, el impulso creativo de Guardini halló pronto nuevos lugares propicios para la búsqueda en común de la verdad. Las conferencias pronunciadas, en 1940, en la iglesia berlinesa de San Pedro Canisio, al caer de la tarde, ante un público sobrecogido por el horror de los bombardeos, constituyeron para Guardini una experiencia imborrable.
«Aquí experimenté con intensidad lo que dije antes sobre la fuerza de la verdad. Pocas veces he sido tan consciente como en aquellas tardes de la grandeza, originalidad y vitalidad del mensaje cristiano-católico. Algunas veces parece como si la verdad estuviese delante de nosotros como un ser concreto» .
En 1941, el gobierno nacionalsocialista prohibió la publicación de la revista Die Schildgenossen, tan apreciada por Guardini por ser el medio expresivo de la asociación juvenil Quickborn. El contacto de Guardini con el público se vio, con ello, sensiblemente disminuido.
No obstante, su empeño pastoral le llevó a proseguir esforzadamente su tarea de investigador y conferenciante. En noviembre de 1942, pronunció en la iglesia de Nuestra Señora, de Leipzig, diversas conferencias sobre la oración. Al año siguiente fueron publicadas, con el título Vorschule des Betens, en la editorial Benziger, de Einsiedeln .
La riqueza interior de la vida de oración
Este libro –Introducción a la vida de oración– está inspirado de parte a parte por la profunda experiencia religiosa vivida por Guardini en el seminario de Maguncia, en los servicios religiosos de las parroquias que atendió como coadjutor y, de modo especial, en los encuentros con jóvenes realizados en el castillo de Rothenfels. Aquí se cultivaban con esmero todas las formas de la vida cultural: se sentía la emoción de unirse al paisaje durante las marchas en grupo por el campo, se cantaba a coro, se comentaban textos de grandes autores..., y al caer la tarde se cultivaba la oración en un clima de silencio.
Esta plenitud de vida interior podemos revivirla leyendo atentamente el libro publicado por Guardini en 1933: Wille und Wahrheit. Geistliche Übungen . En él alienta el mejor Guardini, con su buen tino, su mesura, su finura de observación, su honda sensibilidad religiosa... Su labor como guía de los encuentros con los jóvenes tenía por meta facilitarles
Página siguiente