• Quejarse

María Moreno - Oración

Aquí puedes leer online María Moreno - Oración texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: Penguin Random House Grupo Editorial, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    Oración
  • Autor:
  • Editor:
    Penguin Random House Grupo Editorial
  • Genre:
  • Año:
    2018
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Oración: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Oración" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

María Moreno: otros libros del autor


¿Quién escribió Oración? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Oración — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Oración " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

María Moreno

Oración

Carta a Vicki y otras elegías políticas

Literatura Random House

A

Graciela Camino

Silvia Catalá

Noemí Ciollaro

Lila Pastoriza

In memoriam

Ana Amado y Lilia Ferreyra:

“... esta noche toco yo”

En 2002 gané la Beca Guggenheim para escribir sobre la moral sexual en las organizaciones revolucionarias de los años setenta en la Argentina. No escribí ese libro: escribí este.

Las mujeres ostentaban una enorme liberalidad sexual, eran malas amas de casa, malas madres, malas esposas y particularmente crueles. En la relación de pareja eran dominantes y tendían a involucrarse con hombres menores que ellas para manipularlos. El prototipo construido correspondía perfectamente con la descripción que hizo un suboficial chileno, ex alumno de la Escuela de las Américas, como muchos militares argentinos: “... cuando una mujer era guerrillera, era muy peligrosa: en eso insistían mucho (los instructores de la Escuela), que las mujeres eran extremadamente peligrosas. Siempre eran apasionadas y prostitutas, y buscaban hombres”.

Pilar Calveiro, Poder y desaparición.

Los campos de concentración en Argentina

Al poco tiempo del golpe de estado de 1976, en plena orgía del horror de los secuestros y las desapariciones, la represión capturó a sus tres hijas preadolescentes junto con su cuñada en una casa del Gran Buenos Aires. En la cabecera de la mesa del Buró Político Santucho presidía la sesión tal vez más difícil de su vida. [...] Ahí estaba el padre enfrentado al Comandante Santucho, en silencio, su mirada detenida en ese intermedio entre la profundidad y la fuga que yo creía captar. Nos miraba a todos sin parecer ver a nadie. Su rostro no decía nada. La tensión extrema entre el padre y el jefe y quizás como nunca uno percibía su estatura de Jefe, eso que lo hacía diferente. Y uno intentaba meterse en él, ayudarle, pero era inescrutable. Solo los cambios en los tonos del moreno de su cara ofrecían alguna señal de lo que pasaba dentro de su alma. ¿Tonos? No precisamente, tal vez más que el color fuera la tesitura de la piel. Emanaba ese imponderable del mármol esculpido por Rodin, como si la piel no pudiera ya contener más la energía del cuerpo y una inconmensurable tristeza no encontraba siquiera el consuelo de la catarata de lágrimas.

Y yo lo creía percibir en esa especie de punto intermedio entre la profundidad y la fuga de su mirada. Y hoy me doy cuenta, sin haberlo sabido en aquel entonces, que ese era el Santucho por el cual poníamos el cuerpo sin vacilar. Porque no era el todopoderoso sino el que podía actuar a pesar de todo.

Luis Mattini,
“Reencuentro con Mario Roberto Santucho” ,

La Fogata , 19 de julio de 2001

BITÁCORA
Carta a Vicki
por Rodolfo Walsh

1º de octubre de 1976

Querida Vicki. La noticia de tu muerte me llegó hoy a las tres de la tarde. Estábamos en reunión... cuando empezaron a transmitir el comunicado. Escuché tu nombre, mal pronunciado, y tardé un segundo en asimilarlo. Maquinalmente empecé a santiguarme como cuando era chico. No terminé ese gesto. El mundo estuvo parado ese segundo. Después les dije a Mariana y a Pablo: “Era mi hija”. Suspendí la reunión.

Estoy aturdido. Muchas veces lo temía. Pensaba que era excesiva suerte, no ser golpeado, cuando tantos otros son golpeados. Sí, tuve miedo por vos, como vos tuviste miedo por mí, aunque no lo decíamos. Ahora el miedo es aflicción. Sé muy bien por qué cosas has vivido, combatido. Estoy orgulloso de esas cosas. Me quisiste, te quise. El día que te mataron cumpliste 26 años. Los últimos fueron muy duros para vos. Me gustaría verte sonreír una vez más.

No podré despedirme, vos sabés por qué. Nosotros morimos perseguidos, en la oscuridad. El verdadero cementerio es la memoria. Ahí te guardo, te acuno, te celebro y quizá te envidio, querida mía.

5 de octubre. Hablé con tu mamá. Está orgullosa en su dolor, segura de haber entendido tu corta, dura, maravillosa vida.

Anoche tuve una pesadilla torrencial, en la que había una columna de fuego, poderosa pero contenida en sus límites, que brotaba de alguna profundidad.

Hoy en el tren un hombre decía: “Sufro mucho. Quisiera acostarme a dormir y despertarme dentro de un año”. Hablaba por él, pero también por mí.

13 de octubre. (Carta a Emiliano Costa, yerno de Rodolfo Walsh, en ese momento detenido).

Emiliano: Al morir Vicki, la niña quedó en manos del Ejército. Después se la dieron a tu padre. Vicki quería que estuviera con nosotros. Hoy eso no parece posible sin desatar un conflicto familiar cuyas proyecciones son difíciles de calcular. En consecuencia estamos proponiendo a tu padre un acuerdo que sin modificar esa situación de hecho, reconozca a los familiares de Vicki que son los que antes de su muerte tuvieron mayor trato con la niña —y por lo tanto se encariñaron más con ella— el derecho a verla y a retirarla dos días a la semana. Yo garantizo que ese acuerdo se cumpla. De este modo el padre podría ver a la niña regularmente, la memoria de la madre no le sería borrada y aquéllos que la quieren podrían seguir viéndola. Como por un lado temo que tu familia pueda oponer reparos, y por otro estimo que tu opinión es la que más puede pesar en la solución del problema, te escribo para pedirte que me apoyes en esta proposición. Por lo demás, te acompaño en tu dolor como sé que me acompañás en el mío. Te mando esta carta por dos vías. Una de ellas es tu padre, que está autorizado a leerla. Espero tu respuesta. Un abrazo. CAPITÁN

Carta a mis amigos
por Rodolfo Walsh

29 de diciembre de 1976

Hoy se cumplen tres meses de la muerte de mi hija, María Victoria, después de un combate con las fuerzas del Ejército. Sé que la mayoría de aquellos que la conocieron la lloraron. Otros, que han sido mis amigos o me han conocido de lejos, hubieran querido hacerme llegar una voz de consuelo. Me dirijo a ellos para agradecerles, pero también para explicarles cómo murió Vicki y por qué murió.

El comunicado del Ejército que publicaron los diarios no difiere demasiado, en esta oportunidad, de los hechos. Efectivamente, Vicki era Oficial 2º de la organización Montoneros, responsable de la prensa sindical, y su nombre de guerra era Hilda. Efectivamente estaba reunida ese día con cuatro miembros de la Secretaría Política que combatieron y murieron con ella.

La forma en que ingresó en Montoneros no la conozco en detalle. A la edad de 22 años, edad de su probable ingreso, se distinguía por decisiones firmes y claras. Por esa época empezó a trabajar en el diario La Opinión y en un tiempo muy breve se convirtió en periodista. El periodismo en sí no le interesaba. Sus compañeros la eligieron delegada sindical. Como tal debió enfrentar en un conflicto difícil al director del diario, Jacobo Timerman, a quien despreciaba profundamente. El conflicto se perdió y cuando Timerman empezó a denunciar como guerrilleros a sus propios periodistas, ella pidió licencia y no volvió más.

Fue a militar a una villa miseria. Era su primer contacto con la pobreza extrema en cuyo nombre combatía. Salió de esa experiencia convertida a un ascetismo que impresionaba. Su marido, Emiliano Costa, fue detenido a principios de 1975 y no lo vio más. La hija de ambos nació poco después. El último año de mi hija fue muy duro. El sentido del deber la llevó a relegar toda gratificación individual, a empeñarse mucho más allá de sus fuerzas físicas. Como tantos muchachos que repentinamente se volvieron adultos, anduvo a los saltos, huyendo de casa en casa. No se quejaba. Sólo su sonrisa se volvía un poco más desvaída. En las últimas semanas varios de sus compañeros fueron muertos; no pudo detenerse a llorarlos. La embargaba una terrible urgencia por crear medios de comunicación en el frente sindical, que era su responsabilidad. Nos veíamos una vez por semana; cada quince días. Eran entrevistas cortas, caminando por la calle, quizás diez minutos en el banco de una plaza. Hacíamos planes para vivir juntos, para tener una casa donde hablar, recordar, estar juntos en silencio. Presentíamos, sin embargo, que eso no iba a ocurrir, que uno de esos fugaces encuentros iba a ser el último, y nos despedíamos simulando valor, consolándonos de la anticipada pérdida.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Oración»

Mira libros similares a Oración. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


No cover
No cover
María Moreno
María Moreno - Black out
Black out
María Moreno
Keith Fournier - La oración de María
La oración de María
Keith Fournier
Watchman Nee - Oremos
Oremos
Watchman Nee
Carlos María Moreno Pérez - Ética de la empresa
Ética de la empresa
Carlos María Moreno Pérez
Marià Moreno - Conciencia de especie
Conciencia de especie
Marià Moreno
José María Moreno Echevarría - Los Almogávares
Los Almogávares
José María Moreno Echevarría
Reseñas sobre «Oración»

Discusión, reseñas del libro Oración y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.