AGRADECIMIENTOS
Son muchas personas las que, de una forma u otra, han contribuido a dar forma a este libro. El impacto de los sistemas de Inteligencia Artificial en la sociedad y el futuro que nos espera gracias a estas tecnologías requiere de planteamientos muy diversos. En general, no hay una verdad absoluta, debido a su constante evolución, aunque continuamente se intentan fundamentar sus repercusiones. Es por ello por lo que nos pareció muy necesaria la aportación de diferentes perspectivas de profesionales del sector que nos ayudaran a dar una visión lo más global posible a este polémico y, a veces, desconcertante mundo de la Inteligencia Artificial y sus repercusiones sociales.
Así, en primer lugar, querríamos agradecer a la autora del prólogo Nuria Oliver su excelente colaboración y apoyo. También a nuestro editor, Víctor Manuel Ruiz Calderón, y a la editorial Anaya por su confianza en nosotros desde el primer día en el que le planteamos este bonito proyecto.
Además, a los siguientes expertos, nacionales e internacionales, que han contribuido, con sus excelentes aportaciones, a conseguir el objetivo de este libro: Alfonso Rodríguez-Patón, Ángel Gómez de Ágreda, Antonio Rodríguez de las Heras, Bernhardt L. Trout, Borja Adsuara Varela, Carlos Rebate, Casimiro Nevado, Chema Alonso, Claudio Feijoo, Emmanuel Letouzé, Enrique Ávila, Enrique Frías Martínez, Esteban García Cuesta, Ignacio H. Medrano, Jacques Bughin, Javier Fernández Castañón, Jesús Avezuela, José Manuel Gómez Pérez, Juan José Escribano, Leontxo García, Minia Manteiga Outeiro, Patrick Vinck, Ramón López de Mántaras, Raúl Arrabales y Stefaan Verhulst.
Es para nosotros un honor contar con las viñetas de cómic de Emmanuel Letouzé, en cada uno de los capítulos, a quien le agradecemos profundamente su excepcional labor. Además, queríamos hacer una mención especial a Javier Fernández Castañón por su gran trabajo en la realización de los gráficos y a Juan Silva (padre e hijo) por sus magníficas ilustraciones. Todos ellos han ayudado a dar dinamismo y a hacer más atractiva la visión sobre estas tecnologías.
Como parte fundamental de estos agradecimientos, querríamos hacer una mención especial a nuestras familias, por su apoyo continuo y ánimo constante.
Agradecemos además a las siguientes personas u organizaciones por haber colaborado, de una manera u otra, en este libro: BigML para la inspiración de algunos gráficos; Aitor Goyenechea Puente, Álvaro Barbado y Telefónica para la inspiración de la “Nota de la máquina” [1] ; a Manuel Vaamonde de Juguetrónica; José Carlos Chacón, de Aerorobótica, y a Pablo Medrano, de Casual Robots, por aportar fotografías que ayudan, sin duda, a amenizar el libro.
Y a la máquina, por qué no, por ser la base de nuestra inspiración.
El porqué de este libro La Inteligencia Artificial es un tema de máxima actualidad. La literatura científica al respecto se agolpa en los estantes, ya sean físicos o digitales. Sin embargo, la complejidad de sus aplicaciones e implicaciones reales llegan aún muy sesgadas al ámbito divulgativo. Ambos autores hemos visto muy clara esa necesidad de aclaración. Cada uno hemos llegado a este punto de nuestra vida profesional desde caminos muy diferentes, aunque sin duda complementarios, que se cruzan en este libro con el firme propósito de aportar claridad entre la bruma de la rumorología y especulación.
Corría el año 1988. Un amigo y yo íbamos a ser los primeros en graduarnos en la especialización Inteligencia Artificial dentro del grado Ciencias Cognitivas en la facultad de Psicología en la Universidad de Ámsterdam. Sin embargo, cuando llegó la hora de entregarnos el diploma, nos dijeron que habíamos terminado demasiado rápido. La especialización aún no había sido aprobada, por lo que nos graduamos en Ciencias Cognitivas. Cum laude , eso sí.
En esa época, casi nadie sabía lo que era Inteligencia Artificial y me costó mucho explicar a mis amigos y familia en qué me había graduado. Mi respuesta estándar era: “Estudiar cómo las personas resuelven los problemas y después programarlo en un ordenador”.
En 1993 obtuve mi doctorado en Ciencias Cognitivas, en el área de la Inteligencia Artificial. ¡Cuánto ha cambiado desde entonces! Ahora hasta los abuelos han oído hablar de la Inteligencia Artificial.
Pero, ahora, todo el mundo habla de IA. Escuchan o leen noticias en los medios de comunicación, información en Internet, incluso no es raro que se convierta en una conversación animada en una cena o comida los fines de semana. A veces, resulta complicado entender y valorar lo que se comenta sobre Inteligencia Artificial; al final, es un tema complejo con muchos tecnicismos. En definitiva, sin unos conocimientos básicos de IA, no es fácil distinguir entre noticias o comentarios verdaderos, semiverdaderos o falsos. Por esto, he sentido la necesidad de explicar lo que es cierto, lo que es mentira o medio cierto y lo que es opinión sobre la IA, para que cada uno sea capaz de valorarlo por sí mismo, con su propio criterio. Así nació El mito del algoritmo. Cuentos y cuentas de la Inteligencia Artificial .
Comencé mi carrera de periodista en el año 1995. Desde que tengo uso de razón me ha gustado mucho escribir y también la tecnología, así que mi vocación estaba clara. Ese año se empezaba a oír hablar de Internet, a nivel popular; sin embargo, su acceso, al menos para mí, estaba limitado a una sala de unos pocos ordenadores en la universidad. La primera vez que entré, me quedé enganchada. Los recursos eran muy básicos, pero se preveía su potencial. Ya entonces soñé con su posible impacto cuando esta tecnología llegara a desarrollarse y me abrumó. Iba a cambiar completamente nuestra vida. Nuestro trabajo. Nuestra manera de relacionarnos. Lo veía muy claro. Sin embargo, esos sueños aún eran ciencia ficción. Un terreno desconocido que se iba dibujando a medida que avanzaban los días, los meses... Quizá por ello, incluso sin darme cuenta, me dejé llevar hacia la investigación en el área del impacto que tendrían esas tecnologías. En 2003, me doctoré cum laude en Periodismo con una tesis sobre el uso de los recursos de Internet para el periodista y un análisis de la Deep Web , de la que por entonces se conocía como “Web semántica”, el supuesto siguiente paso en la evolución de Internet. Pero el relevo real llega de la mano de la Inteligencia Artificial.