Título original: Proyecto de bases de un plan de organización general de bibliotecas del Estado
Ministerio de Instrucción Pública, 1939
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
El presente proyecto fue propuesto a la Sección de Bibliotecas del Consejo central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico por la vocal de aquella, Sra. Moliner de R. y Ferrando. La Sección estimó perfectamente practicable la parte relativa a bibliotecas generales, y considerando que la organización de estas era la tarea más urgente, dejó el estudio de lo relativo a otras clases de bibliotecas para cuando las circunstancias permitan trabajar a la Sección con el total de sus miembros o con mayor número de asesoramientos, y acordó que inmediatamente se comenzase a trabajar en la creación y coordinación de las bibliotecas generales y de las escolares y de instituto, ateniéndose, en el trabajo, a las bases presentes. No se dio a estas forma de disposición legal porque se pensó que era mejor tenerlas simplemente como base amplia de trabajo, en la que cabría introducir las modificaciones y matices que la experiencia fuese dictando, que empezar por sujetarse a fórmulas ya rígidas.
Ministerio de Instrucción Pública
Proyecto de bases
de un plan de organización general
de bibliotecas del Estado
ePub r1.0
Titivillus 25.01.2021
Introducción
El presente proyecto fue propuesto a la Sección de Bibliotecas del Consejo central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico por la vocal de aquella, Sra. Moliner de R. y Ferrando. La Sección estimó perfectamente practicable la parte relativa a bibliotecas generales, y considerando que la organización de estas era la tarea más urgente, dejó el estudio de lo relativo a otras clases de bibliotecas para cuando las circunstancias permitan trabajar a la Sección con el total de sus miembros o con mayor número de asesoramientos, y acordó que inmediatamente se comenzase a trabajar en la creación y coordinación de las bibliotecas generales y de las escolares y de instituto, ateniéndose, en el trabajo, a las bases presentes. No se dio a estas forma de disposición legal porque se pensó que era mejor tenerlas simplemente como base amplia de trabajo, en la que cabría introducir las modificaciones y matices que la experiencia fuese dictando, que empezar por sujetarse a fórmulas ya rígidas.
Como clave de la Organización, se pensó que era urgente que la oficina, de lo que hasta entonces había sido Junta de Intercambio y Adquisición de Libros, comenzase a funcionar con la intensidad y amplitud que el plan de Organización requería. Así se llevó a cabo, tomando dicha oficina el nombre de Oficina de Adquisición de Libros y Cambio Internacional. Desde marzo de 1937, esta Oficina se ha consagrado a la tarea que le fue asignada, y puede afirmarse que, hasta ahora, las bases del plan de Organización han funcionado como buenas, y, por otro lado, la experiencia recogida permite ya redactar los reglamentos de los distintos tipos de bibliotecas, tarea a la que la Oficina contribuirá con su experiencia cuando la Sección de Bibliotecas lo juzgue oportuno.
P R O Y E C T O D E B A S E S
DE UN PLAN DE ORGANIZACIÓN
GENERAL DE BIBLIOTECAS DEL ESTADO
Las Bibliotecas Públicas del Estado pertenecerán a los siguientes tipos: generales, escolares, históricas, científicas, administrativas y especiales.
Las bibliotecas generales contarán entre sus fondos todo aquello que pueda interesar al lector de cultura media o al especializado fuera de su especialidad.
Las escolares se destinarán al uso de las escuelas.
Las históricas estarán formadas por obras aptas para la investigación erudita y sin interés actual.
Las científicas, por obras modernas de estudio.
Las administrativas estarán destinadas al servicio de los organismos administrativos de la nación.
Naturalmente que esta división, perfectamente clara en teoría, dará lugar en la práctica a numerosas interferencias que, ciertamente, no constituyen inconveniente, pues al clasificar una biblioteca se atenderá al carácter dominante en ella y no supondrá obstáculo para el buen funcionamiento de la Organización que, por ejemplo, en una biblioteca científica permanezcan determinados fondos históricos que tradicionalmente se vengan custodiando en ella o que, por el contrario, en una histórica existan obras modernas para la consulta de los investigadores que en aquella trabajan, etc.
Se da, por ejemplo, el caso de que el tipo de biblioteca universitaria y provincial, el más importante hasta ahora en España, participa de ambos aspectos, y no será fácil, en la mayoría de los casos, llevar a cabo una separación material de los fondos de una y otra clase; porque, por un lado, las universidades se mostrarán celosas de la conservación en sus bibliotecas de los fondos tradicionales, riquísimos en muchos casos, y, por otro, no es posible convertirlas en meramente históricas, despojándolas de su papel de instrumento de trabajo de los universitarios.
Por otro lado, tampoco resultará fácil, en muchos casos, determinar con precisión el lugar que dentro de la clasificación trazada corresponde a ciertos fondos; de modo que puede decirse (y sobre todo con referencia a las generales) que la formación de su contenido vendrá determinada por las exigencias del público, que de una manera espontánea, se dividirá con seguro criterio entre los distintos tipos.
La organización coordinada de todas las bibliotecas públicas ha de tender a conseguir que no exista en todo el territorio nacional lugar ni aun casa aislada en el campo que no pueda disponer de libros en cantidad proporcionada a su importancia. Todavía más: como las necesidades espirituales de un individuo no guardan necesariamente relación con el número de habitantes del lugar de su residencia, y el contenido de una biblioteca no es un género uniforme tal que a menos consumidores baste con menos cantidad de género, sino que su parquedad limita las posibilidades de cada lector, hay que aspirar, como ideal, a una organización tal que permita que cualquier lector en cualquier lugar pueda obtener cualquier libro que le interese.
Naturalmente, sería absurdo pretender conseguir esto, ni aun suponiendo un estado lo suficientemente rico para hacer frente a tal dispendio, por la repetición de bibliotecas igualmente ricas en todos los lugares, cualquiera que sea la importancia de estos. Hay que lograrlo, pues, por la coordinación y ramificación de las bibliotecas públicas y la unificación de servicios.
Ahora bien, una organización fundada en estos puntos de vista debe afectar principalmente a las bibliotecas generales. Y esto, por varias razones:
1.º Porque las bibliotecas escolares y administrativas, así como las que comprendemos con el nombre de especiales, por un lado, tienen una utilización bien concreta y específica; y las históricas y científicas, por otro, han de ser relativamente poco numerosas, ya que, por ser su interés más limitado, el esfuerzo que su multiplicación supondría para el Estado y los inconvenientes que resultarían de diseminar con exceso aquellos fondos históricos que no pueden ser repetidos, no quedarían compensados con la utilidad que podrían reportar a algunos lectores desperdigados. Y las bibliotecas generales, en cambio, por su contenido y carácter, son las que más importa poner al alcance de todo el mundo; y