Agradecimientos
Este libro es fruto de la unión de dos ciencias a las que he dedicado gran parte de mi vida profesional: la fisiología y la medicina darwiniana o evolucionista. La criatura nacida de tales progenitores es una nueva visión del estrés, de sus consecuencias para la salud y de los mecanismos para su prevención y su tratamiento. Su gestación fue laboriosa a través de muchos años en los que recibí las influencias de maestros y colaboradores, que me enriquecieron con sus enseñanzas y me estimularon con sus preguntas. A todos ellos expreso mi más honda gratitud.
La fisiología humana es la ciencia que estudia el funcionamiento del organismo humano en su conjunto y requiere adquirir la capacidad de contemplar al organismo como un todo interrelacionado. Me formé en esta ciencia, a la que he dedicado toda mi actividad docente e investigadora, durante los años de docencia e investigación que disfruté en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y en su hospital San Cecilio, bajo la dirección del profesor Carlos Osorio. Allí tuve la oportunidad de contar con colaboradores entusiastas como los profesores Manuel Castillo e Ignacio Osuna. Algo de las muchas horas de discusión científica e investigación que compartimos están condensadas en estas páginas.
Los fundamentos del estrés residen en los mecanismos neuroendocrinos que ponen en marcha el organismo ante cualquier emergencia. Profundicé en el conocimiento de la fisiología de las hormonas, de la nutrición y de las enfermedades endocrinológicas y metabólicas como la diabetes y la obesidad, durante los dos años que investigué en la Unidad de Diabetología del Hospital Sart Tillman de la Universidad de Lieja, bajo la dirección de los profesores Alfred Luyckx y Pierre Lefebvre y la excelente colaboración de Monique Marchand. Esta formación se completó durante mi estancia en la Unidad de Bioquímica Clínica del Hospital John Radcliff de la Universidad de Oxford, bajo la dirección del profesor Steve Ashcroft y del profesor sir Philip Randle.
Entré de lleno en el asunto del estrés a causa de una circunstancia extraordinaria que se produjo cuando me incorporé como profesor de fisiología a la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, en Badajoz. A pocos kilómetros de nuestro departamento está la base aérea de Talavera la Real, donde tiene su sede la Escuela de Caza y Combate de las Fuerzas Aéreas Españolas. Mediante el entusiasmo científico del que entonces era médico de vuelo y hoy día es el general Dr. José Luís García Alcón y el esfuerzo y dedicación del profesor de fisiología Dr. Juan Moreno, se estableció una fructífera colaboración entre ambas instituciones, lo que nos permitió realizar numerosas investigaciones sobre el estrés en circunstancias excepcionales. Para ello contamos con la participación entusiasta de las sucesivas promociones de jóvenes que llegaban a este «top gun» español, cada curso y eran sometidos a las más extremas situaciones de estrés físico y psicológico, como parte de su entrenamiento de pilotos de élite. Esta experiencia que se reflejó en numerosas publicaciones científicas internacionales me permitió adquirir un conocimiento directo sobre las respuestas del ser humano frente al estrés. A todos ellos y en especial al profesor Juan Moreno les agradezco su indudable aportación a muchos conceptos expuestos en este libro.
En los últimos quince años me he dedicado con pasión a formarme en esa otra ciencia progenitora de este libro: la medicina darwiniana o evolucionista. Se trata de una nueva forma de entender la enfermedad: desde una perspectiva evolucionista. Mi contribución a esta nueva y prometedora ciencia se ha plasmado en dos libros editados por esta misma editorial: El Mono Obeso y La Cadera de Eva. Cuando contemplé un asunto tan estudiado como es el estrés con la mirada original de la medicina darwiniana surgieron matices y colores nuevos que permitieron contemplar este tema tan oscuro y complejo desde una perspectiva diferente, la que les presento a ustedes desde estas páginas.
La redacción definitiva de este libro me ha ocupado varios años y he procurado incorporar las últimas novedades bibliográficas antes de enviarlo para su edición. Debo agradecer a las profesoras María Dolores Torres y María Ángeles Tormo, y al profesor Juan Moreno, todos colaboradores del Departamento de Fisiología de la Universidad de Extremadura y al Dr. Juan Manuel Sánchez Calle, eminente cardiólogo del Hospital Carlos Haya, de Málaga, la lectura crítica del manuscrito y sus aportaciones que han mejorado notablemente la calidad del texto final.
En relación a la edición quiero expresar mi agradecimiento a Clara Redondo por sus acertadas correcciones, a mi agente Silvia Bastos por sus consejos y dedicación y a la editora de Editorial Crítica, Carmen Esteban, por confiar en este Mono estresado.
Finalmente un par de consejos prácticos. Este libro no es un tratado médico. En sus páginas he intentado reflejar mi experiencia personal y mi particular interpretación de los datos científicos disponibles sobre el estrés. El objetivo ha sido poner al alcance del público en general no especializado una visión moderna y original sobre el estrés, su prevención y su tratamiento. Pero siempre hay que tener presente que el diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad es competencia del médico. Si a lo largo de las páginas de este libro usted se ve reflejado en algunas de las patologías o situaciones de estrés descritas, consulte a su médico (muéstrele el libro).
Espero que disfruten con la lectura de El Mono Estresado y les sea de utilidad para estar más sanos y ser más felices. Para cualquier duda, sugerencia, comentario o lo que deseen me tienen en: www.elmonoobeso.com
Badajoz, julio 2012
Apéndice
Yo no soy un experto en técnicas cognitivas ni en psicoterapia, pero aquí les recopilo, a título informativo, las principales técnicas que utilizan los expertos para el tratamiento del estrés pantostático. Toda persona que sienta necesidad de ser ayudada en estos aspectos debería recurrir a un especialista.
Técnicas cognitivas y de conducta
Las técnicas de intervención cognitiva del estrés son muchas y dependiendo de cuáles sean los síntomas que predominan se deberá escoger una u otra. Cada una de las técnicas ayuda a cambiar la forma de afrontar los sucesos que originan el estrés. Los mayores beneficios de la intervención cognitiva del estrés solo pueden obtenerse después de una práctica regular y constante durante algún tiempo.
Cuando se aprenda la técnica, deberá buscar un lugar tranquilo donde no pueda ser distraído. Asimismo, es conveniente la práctica a diario, ya que la práctica ayudará a desarrollar nuevos patrones de pensamiento y conducta que gradualmente se convertirán en automáticos. Se trata, en definitiva, de combatir las situaciones de estrés creando condicionamientos favorables.
Técnica I: Combatir los pensamientos deformados
Se trata de cambiar aquellos pensamientos deformados o distorsionados que son responsables de nuestra especial sensibilidad a determinadas situaciones estresantes. Hay quince tipos de pensamientos deformados o distorsionados.
Filtraje: Se trata de aquellas personas que desarrollan una especie de visión túnel, a través de la cual solo ven un elemento del problema, con exclusión de todo lo demás.
Polarización: Todo lo percibimos exagerado, sin términos medios.
Sobregeneralización: Tendemos a extraer conclusiones generalizadas a partir de un solo elemento o incidente sin importancia.
Interpretación: Al interpretar el pensamiento se hacen juicios repentinos sobre los demás y su reacción ante uno mismo.
Catastrofismo: Es cuando usamos habitualmente la expresión condicional: «y si…». El más insignificante suceso nos induce a pensar que se va a hundir el mundo.