No pagar impuestos
para ayudar a los demás
No pagar impuestos
para ayudar a los demás
Aprende a no pagar impuestos
Álvaro Sáez Escudero
A mi padre, José María Sáez García,
un auténtico «gentleman» de Rioscuro de Laciana.
Gracias a ti soy quien soy, gracias a ti me dedico a los Impuestos. Sin ti este libro nunca hubiese sido posible.
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¿Mi motivación para escribir este Libro?
Durante más de una década me he dedicado a defender a los contribuyentes frente a la Inspección de Hacienda como abogado fiscalista.
Muchas veces he tenido que ir a juicio contra Hacienda y muchas veces he salido victorioso.
Ir a juicio es como ir a una guerra, la guerra tiene costes y riesgos y, por encima de todo, tiene la esperanza de una importante recompensa, pero yo solo soy un mercenario. Los costes y los riesgos los corre el que me contrata, y la recompensa, si la hay, también es para el que me contrata.
Por tanto, aunque me dedicaba a los impuestos, lo de «cómo no pagar impuestos» no me preocupaba demasiado.
Para mí, si los demás pagaban o no muchos o pocos impuestos no era importante, salvo que mi cliente no los hubiese pagado y la Inspección de Hacienda se los reclamase.
Es decir, mi relación con los impuestos era algo distante, una cosa que estaba ahí, pero que a mí no me tocaba.
Pero todo cambió en 2017.
En 2017 decidí empezar a invertir mi dinero, el dinero que tanto esfuerzo me había costado ganar como abogado. Y decidí invertirlo en mi empresa, en mi propia empresa.
Y en ese momento empecé a pensar en formas de organizar legalmente mi empresa y mi inversión para no pagar impuestos.
Y la verdad es que el cambio de enfoque no me costó mucho.
Llevaba una década formándome en impuestos y el conocimiento ya lo tenía, solo faltaba ponerlo en práctica.
Este Libro es la forma que he encontrado de enseñarte lo más importante de los impuestos que he aprendido en diez años, espero que lo disfrutes al leerlo tanto como yo lo he hecho al escribirlo y aprendas las claves para «no pagar impuestos».
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¿Para qué leer este Libro?
Los liberales dicen que el capitalismo se basa en la libertad individual y la competencia, pero no es cierto, el capitalismo es un sistema basado en sistemas —empresas— que colaboran entre sí y se complementan. El individuo solo tendrá valor en el capitalismo en la medida que forme parte del sistema o de los sistemas, y para eso entender el sistema ayuda.
Para esto sirve este Libro; para que puedas entender cómo funciona el sistema fiscal del capitalismo y puedas tener éxito fiscal y económico en él.
Este Libro es también un Libro de Macroeconomía Financiera, de Teoría Económica, pero con un enfoque diferente.
No parto de la crítica o la alabanza al capitalismo y de la formulación de soluciones a los problemas detectados que es el enfoque de los últimos dos siglos.
Tampoco del mapa que he dibujado para construir el territorio, sino del territorio para dibujar el mapa. El territorio es la realidad, el mapa son las ideas. Prefiero partir del análisis de lo que ya existe para construir mis pensamientos, no partir de mis creencias para intentar cambiar la realidad.
Creo que el capitalismo funciona porque simplemente hemos acabado llamando capitalismo a lo que funciona. Y lo que funciona no siempre es igual.
El mundo cambia más rápido que nuestro lenguaje, y usamos las mismas palabras para hablar de cosas muy distintas.
¿En qué se parece el incipiente capitalismo industrial del siglo XVIII al capitalismo de la energía nuclear del siglo XX? En nada.
¿Y el capitalismo que usaba caballos de la primera mitad del siglo XX al capitalismo de Apple del siglo XXI? En nada.
En nada porque lo que funciona no es siempre lo mismo.
El capitalismo no es una corriente intelectual, es un hecho.
Es un hecho que países como Corea del Norte, Venezuela o Cuba, abiertamente anticapitalistas, ya no son capaces de contener en sus fronteras a los que quieren irse a un país capitalista, y tampoco son capaces de no comprar productos y servicios al capitalismo o de negarse a recibir dinero capitalista.
Y los Estados capitalistas tampoco son capaces de frenar el influjo de emigrantes o de evitar que su dinero acabe en otros Estados, capitalistas o no.
¿Sabes cuál es el motivo de que los Estados no puedan parar al capitalismo?
El motivo es que el capitalismo funciona, digas lo que digas, pienses lo que pienses. Y funciona porque a lo que funciona lo llamas capitalismo.
El capitalismo ha permitido y permite a muchos vivir muy bien y, si quieres vivir bien o quieres que otros también vivan bien, si quieres mejorar el capitalismo o cambiarlo, la única vía es entenderlo.
No se debe nadar contracorriente. Es muy cansado y no llegas a ningún sitio.
Los inversores nunca van a pagar impuestos, o pueden repercutir los impuestos a los trabajadores, autónomos y empresarios o simplemente desinvierten, se van con su dinero a otro sitio.
El sistema no debe cobrarse impuestos a sí mismo, porque si lo hace deja de funcionar: igual que no debemos alimentarnos comiendo de nuestro propio cuerpo.
Cuando pedimos subir impuestos a los ricos, a los inversores, a los capitalistas, a los empresarios, estamos pidiendo que:
a. O nos suban los impuestos a nosotros, a los trabajadores;
b. o que perdamos el sueldo porque los inversores nos despidan al obligar a pagar impuestos a las empresas.
Querer subir impuestos a los ricos es ponernos en el lugar de Cuba y Corea del Norte o en el de las políticas antimigratorias de EE.UU. o de Europa, contra el sistema, contra lo que funciona, en nuestro propio perjuicio. Es nadar contracorriente.
Los seres humanos tenemos cinco emociones básicas, así se explica de forma muy gráfica en Inside Out —película de Pixar Animation Studios—: alegría, tristeza, ira, asco y miedo.
Pero a los impuestos parece que solo les gusta la última.
Tenemos un sistema fiscal global basado en el miedo, es la única forma que hemos logrado que paguemos impuestos, es una pena.
Más adelante hablamos de cómo recaudar impuestos a partir de la alegría, la ira, la tristeza y el asco, pero ahora hablemos de miedo.
Cuando hablamos de dinero, ¿cuáles son tus principales miedos?
El NÚMERO 1 con diferencia: quedarte sin dinero, sin sueldo para vivir.
La mayor parte de las personas prefieren ser trabajadores .
El motivo no es que te guste madrugar, que te den órdenes y hacer lo que te mandan. El motivo es que quieres estar seguro de que cobrarás un dinero X todos los meses.
Hay gente que no tiene este miedo o que no encuentra un empleo. Si eres un o una de ellos o ellas y trabajas, te llamas autónomo .
Pero el autónomo puro, de raza, tiene otro miedo que los que temen no cobrar un sueldo ni se plantean:
Tener que pagar un sueldo a otro todos los meses. |
Si no cobrar nómina te da miedo, tener tú que pagar la nómina te producirá pánico.
Sin embargo, hay un tipo de personas, inconscientes que no valientes, que pagan nóminas.
¿Eres uno de ellos? ¡Qué me dices! Háztelo mirar.
Empresario y en España, ¡increíble! Esto es lo más bonito que oirás que te digan, lo más feo, si no lo has oído, no seré yo quien te lo diga.
Pero hasta los empresarios tienen miedos, el menor miedo es perder su dinero, si eres uno de ellos dirás «la mejor inversión es mi negocio», el mayor miedo de los empresarios es perder el control de su negocio.
Si el negocio es tu vida, no tienes un problema, tienes un miedo terrible a perder el control de tu dinero y de tu vida.
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