Isaac R. Betanzos - El Peregrinaje Cuántico: Una Prospección Existencial Hacia el Yo Cuántico

EL PEREGRINAJE CUÁNTICO

Isaac R. Betanzos

EL PEREGRINAJE CUÁNTICO:

Una Prospección Existencial Hacia el Yo Cuántico

Por Isaac R. Betanzos

Copyright © 2020 de Isaac R. Betanzos

Primera Edición

Ésta es una historia de ficción. Los nombres, personajes, lugares y hechos descritos son resultado de la imaginación del autor o han sido usados de forma ficticia. Cualquier parecido con personas reales - vivas o no -, eventos, o localizaciones reales es producto de una coincidencia.

Copyright © 2020 de Isaac R. Betanzos

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Todas las ilustraciones han sido suministradas de wikimedia.org

ISBN: 9798607039714

Para conseguir un grado de introspección aumentado, se recomienda leer en soledad y en un ambiente tranquilo con música instrumental de fondo.

“Para aquellos que se imbuyen e indagan en la esencia abstracta de la existencia.”

ÍNDICE

Zdzisław Beksiński. Museo Sanok

En ciertas conjunciones existenciales y cruciales a las que nos enfrentamos, la única forma de descubrir tu verdadera naturaleza como ser es perdiéndolo todo primero; despellejando tu alma a carne viva hasta que queda reducida a su angosta esencia; abandonando todo lo que asumes que ‘ser tú’ implica.

Es entonces, al desarraigar tu ente de todo el clamor y fragor biológico, cuando la atronadora claridad abofeteará tu realidad. Porque para admirar la naturaleza inherente de un arcoíris, primero debes despojarlo de todos sus colores embriagadores.

Prevé lo imprevisto, desconfía de la meta, teme al deseo, enaltece el trayecto. La sabiduría y la transcendencia no te esperan al final de ese pasaje tortuoso y taimado; sino agazapadas astutamente en los recovecos de tu alma y de la senda en sí.

Ya que una respuesta solo puede ser ilustrada tras formular la pregunta adecuada; y, entonces, pertréchate para estremecerte y desquebrajarte ante esa verdad anhelada. Cada zancada hará tu pesquisa más ardua; pero en todo aquello digno de un recuerdo, y en lo que perdura de nosotros cuando perecemos, fácil está fuera de toda opción.

El Tiempo no es más que el viento esgrimiendo susurros: desde el pasado para nuestro cerebro obseso con la supervivencia; y desde el futuro para nuestra sorda meta-consciencia. El presente es la voz impertérrita balanceándose en ese alambre escuálido y tembloroso. Discernir entre ambos murmullos está supeditado a nuestra auto-convicción básica e intrínseca, que musita como respuesta, en forma de eco redefiniendo el statu-quo establecido.

El Espacio es la farsa e ilusión que enjaula a nuestra naturaleza instintiva, custodiada por nuestros cuerpos y limitaciones biológicas. El coraje y la toma de consciencia son las llaves que nos permiten contorsionarnos y deslizarnos entre los barrotes de nuestra celda mental. Porque en aquellos aspectos de la existencia que importan de verdad, la distancia no es una cuestión de separación física, sino de afiliación espiritual y de entendimiento alingüístico.

Ya que el momento cuando verdaderamente descifras tu posición dentro de tu entramado de conexiones significativas, es también el instante cuando pierdes la perspectiva de la realidad que se está desplegando frente a ti.

Porque solamente cuando te halles profunda e irremediablemente perdido, serás obsequiado con la oportunidad de redefinir todo lo que eres para este mundo, en un instante de pura convicción. Permite a tus demonios y el terror dominarte, para así poder encandilarlos con el brillo destellante proveniente de tu valor y determinación.

Prende y reverencia esa luminosidad sin importar las consecuencias, ya que es la única quimera separándonos de la oscuridad suprema…

Zdzisław Beksiński. Museo Sanok

La cegadora y cálida luz atraviesa mis párpados, discurriendo un sentimiento de logro imparable por mis venas. Súbitamente, el espacio y la materia que confinan mi cuerpo se expanden para albergar la corriente de mi abrumadora y floreciente energía. Finalmente, mis ojos se abren. Frente a mí, el paraíso irradiado por mi alma se despliega. Por un momento impetuoso, la resolana, amarillenta y magnánima, colapsa mis sentidos hasta que los colores de la realidad encuentran su emplazamiento uno a uno.

Me encuentro arriba y abajo simultáneamente, y soy todo lo que era, es o será. Floto gobernado por mi propio albedrío, rigiendo todo lo que es hermoso y merecedor de la existencia. Ahí arriba, a mi espalda, el abierto cielo azul repleto de posibilidades y promesas. Ahí abajo, en la superficie, un terruño multisensorial e interminable, donde cada uno de los pigmentos y penumbras transpiran todos los sentimientos positivos jamás concebidos. En donde estoy ahora, Tiempo es solamente el viento acurrucándose conmigo conforme navego a través de él, moviéndolo hacia delante y detrás sin un destino o propósito fijado: soy el castillo impenetrable de mi propio reino.

El pradal verde y las flores infinitas me dan la bienvenida con elegancia conforme las sobrevuelo. Me conceden su aroma crujiente, transportado por la brisa y cargado con un rocío vigorizante. El sonido se torna en regocijo dulce y festivo en mi honor, burilado a mi antojo como si estuviera esculpiendo la grandeza sempiterna que me envuelve. Con un ademán de mi mano, el alentador y confortante Sol frente a mí obedece mis deseos, coordinando la orquesta multidimensional que estoy presenciando.

Aquí encuentro todo lo que necesito, al no necesitar ya nada en absoluto. En el horizonte, percibo y domeño el bosque, los árboles y cada hoja o brizna de hierba; las nubes bailan al ritmo de mis propias introspecciones; cada color es impregnado con el efluvio de una promesa de crecimiento y expugnación de nuevos terrenos; el silencio se colma con una melodía solemne que se amalgama con el paisaje, turbando la frontera entre el cielo y las montañas, demasiado lejanas para encontrar la resistencia de la proyección de su propia sombra.

Hay demasiada luz jubilosa y belleza domesticada por mi anhelo para permitir que algo sea imposible en mi feudo… Volando a través de esa poderosa y fastuosa eternidad, los contornos de mi cuerpo, mente y alma se engarzan en armonía, perdonando sus confines. Al unísono soy individualidad refrenada desde dentro y pluralidad florecida desde mi ecosistema.

Y, ahí arriba, más allá de todo lo que es conocido o inferido, una estrella emerge: la estrella más brillante que el cielo jamás ha albergado. Su belleza y promesa de esplendor me ciegan. Mi reino entero capitula fascinado por esa estrella solitaria, única, trémula en la amplitud distante. Súbitamente, el mundo entero a mí desvelado se enfoca hacia ese esplendor recluido e inagotable, atrayendo todo lo que soy como ser. Todo lo que es bello y de valor aquí abajo ha de ser compartido con esa llamarada incandescente ahí arriba. De repente, mi condición humana se vuelve corpórea de nuevo, impulsándome a emprender una travesía en pos de esa fascinación que anuncia una nueva realidad. No importa el precio requerido, este vínculo e impulso que siento dentro son inquebrantables.

Me elevo más alto, más rápido, más grácil mientras canalizo toda esta belleza y poder contenida hacia el alborozo imperecedero prometido por mi estrella. Es la autovía de mi hado de la cual elijo no escapar. Extiendo mi brazo, mano y dedos, ávido de acariciar esa estrella aislada en el cielo eterno: por un instante, estoy tan cerca que puedo husmear una nueva paleta de colores eclosionando; todo lo que he experimentado hasta ese momento parece gris y superfluo.