« Cómo arruinar a tu hijo en 3, 2, 1… de James Breakwell es una mirada ingeniosa y fresca sobre la crianza en este mundo moderno. Siempre he disfrutado seguir los jalones y tropiezos de James en redes sociales, y ¡qué divertido ha sido ver cómo sus cavilaciones cobraron vida en este manual esencial!»
Rebecca Madder,
actriz de Once Upon a Time y Lost
«El libro de Breakwell es un hit … es divertido y por momentos es de una perspicacia inesperada».
Liliana Hart,
mamá de cinco niños y autora de
bestsellers del New York Times
« Cómo arruinar a tu hijo en 3, 2, 1… de James Breakwell es un manifiesto alegre y entretenido sobre la revolución malhecha. Leerlo fue mucho más divertido que escribir mis propios libros y criar a mis propios hijos».
Carolyn Pankhurst,
autora de The Dogs of Babel y Harmony ,
bestsellers en The New York Times
«Como padre de tres hijos de 25, 17 y 3 años, todos más o menos bien adaptados al mundo y ninguno en la cárcel, las opiniones de James Breakwell sobre la infancia y el ser padre me llegaron al corazón. Este libro es el contrapeso perfecto a los 300 000 volúmenes acerca de “cómo educar al hijo perfecto” que no hacen más que estresarnos, como si responder las quinientas preguntas diarias de los niños no fuera suficiente. Si tienes hijos, planeas tenerlos o tienes amigos con hijos y quieres conservar un mínimo de cordura, este libro es esencial».
Jaime Casap,
jefe de políticas educativas de Google
y padre de libre pastoreo
«No tengo hijos y aun así me encantó el libro. Reí y reí… hasta que llegué a la parte sobre tener hijos después de los treinta y los cuarenta, y entonces lloré».
David Litt,
exredactor de discursos de Barack Obama
y autor del éxito de ventas Thanks, Obama
Para mi esposa e hijas,
por siempre darme de qué escribir,
aun cuando no deberían.
A mis padres, por hacerme la persona que soy.
No sé si eso es un cumplido
o un insulto.
D atos, cifras, evidencia tangible, estudios publicados en revistas indexadas. No hay nada de eso en este libro. Este es un libro sobre niños y, francamente, la ciencia tiene la misma capacidad para explicar a los niños que para conseguirles pareja a ti y a tus amigos. Tras estudiar a los niños durante generaciones, lo único que los científicos saben a ciencia cierta es que no sabrán nada a ciencia cierta hasta que reciban más financiamiento… y tal vez una plaza en una universidad de prestigio.
Esta falta de datos empíricos no ha evitado que incontables «expertos» escriban tantos libros como para llenar una biblioteca sobre cuáles son las formas correctas e incorrectas de criar a un hijo. Su meta es convertirte en un mejor padre para que puedas hacer mejores personas que, a su vez, harán del mundo un lugar mejor.
Gracias, pero mejor no, gracias.
¿Por qué esforzarte tanto para ser un padre maravilloso si tu hijo terminará siendo igual que si eres un padre mediocre? En cuanto a eso de hacer del mundo un lugar mejor, el Sol devorará a la Tierra en no más de cinco mil millones de años. Por cierto, remodelar la casa que estás rentando también es una pérdida de tiempo.
El mundo no necesita otra guía para educar niños. De hecho, no necesita ningún libro, de ningún tipo. La lectura provoca vista cansada, dolores de cabeza y hasta guerras. Adivina quién estaba en la lista de los autores más vendidos antes de invadir Polonia.
Es obvio que no hay nada menos ético que escribir un libro sobre crianza. Pero la gente paga por ellos, así que decidí escribirlo de cualquier forma. Créeme, nadie está más decepcionado de mí que yo. Bueno, tal vez mis padres.
En mi defensa, este no es un libro de verdad. Aunque toda la evidencia apunte a que sí lo es —parece libro, huele a libro y yo mismo dije que era un libro hace como cuatro oraciones—, en realidad es un «antilibro». El único propósito de su existencia es ser un contrapeso a los incontables libros de paternidad en circulación. Si aquellos autores dejaran de publicar malos consejos, yo también abandonaría mi antilibro con gusto. Pero hice unas cuantas llamadas y ninguno de ellos aceptó abandonar su carrera solo porque se lo pedí. Supongo que tendré que escribir mi antilibro a final de cuentas. Adiós a mi fin de semana.
El pequeño detalle es este: en realidad, nunca he leído uno de esos libros de crianza. Lo único que sé es que la gente que sí los compra entra a internet y culpa a los padres «mediocres» como yo de arruinar a los niños de hoy. Eso es casi lo único para lo que sirve internet. Bueno, lo único que no requiere que borres tu historial de búsquedas.
Entiendo la perspectiva de esos otros padres; si yo fuera ellos, también me odiaría. Lo estoy haciendo todo mal, pero el universo no me ha castigado aún: mis hijas van camino a convertirse en adultas autosuficientes. Quizá mi método de crianza funciona tan bien como el de los padres con altos estándares de excelencia, pero con mucho menos esfuerzo de mi parte. Eso suena a la clase de cosas que a la gente le gustaría saber, creo que debería escribirlo… y venderlo para obtener una compensación modesta, pero justa. Nuestros operadores esperan tu llamada.
Haber abierto este libro es la mejor decisión que has tomado en tu vida (y, sí, lo estoy llamando libro de nuevo porque ponerle un prefijo implica demasiado esfuerzo). Verás, este no es un libro sobre cómo lograrlo todo como padre, ni siquiera se trata de lograr lo suficiente. Este libro trata de hacer lo menos posible sin echar a perder a tus hijos por completo. El objetivo de la crianza con el mínimo esfuerzo es convertirlos en adultos funcionales con apenas una fracción del esfuerzo que hacen los padres que ansían lograrlo todo. Tus hijos serán tan buenos como los de ellos, si no es que mejores. A veces, el método más sencillo es el mejor. Pero, si no lo es, úsalo de cualquier forma: la congruencia es importante.
La sobrecrianza está destruyendo a los niños. Bueno, no de forma literal… aunque no me sorprendería nada que los obsesos de la alimentación saludable sí lo estuvieran haciendo (nadie conoce los efectos secundarios a largo plazo del kale). Muchos padres de excelencia suponen que, mientras más se esfuercen, mejores serán sus hijos. Pero las evidencias no respaldan esa premisa. De hecho, la mayoría de los padres que se esmeran demasiado en la crianza tienen hijos que no llegan muy lejos. Esos son los casos en los que me concentraré; no porque tengan relevancia estadística, sino porque me dan la razón. Y por favor no me acuses de presentar ejemplos tendenciosos. Parecerá una cosecha escrupulosa pero, al igual que mis hijas, antes muerto que con fruta en mi plato.
Y sí, de verdad necesitas que este libro te enseñe a hacer lo mínimo indispensable. Para evitar la sobrecrianza, no basta con tender hacia la infracrianza: la holgazanería requiere una estrategia. Muchas veces, tomar hoy el camino del menor esfuerzo acarrea muchísimo trabajo mañana. Este libro está diseñado para ahorrarte tiempo y energía a la larga, pues ser padre se trata de hacer inversiones a largo plazo. Así debe ser: los niños crecen demasiado lento.
Culpa por asociación
Si eres padre de familia, es posible que tus instintos de culpa ya estén entrando en acción. Te sientes fatal solo por haber leído hasta aquí. ¿Qué padre respetable admitiría que NO quiere esforzarse por sus hijos?
La respuesta: un padre sabio . No tienes que sentirte culpable por querer que algo sea lo más sencillo posible. ¿Te sientes mal por resolver problemas matemáticos con una calculadora y no con un ábaco? ¿Consideras un fracaso usar un carrito en el supermercado en vez de cargar treinta y cinco cosas en las manos al mismo tiempo? ¿Te ves atormentado por un huracán interior cuando abordas un avión en lugar de hacer el viaje a pie?