ALGAS, LAS VERDURAS DEL MAR
Hay 122 géneros y unas 4.000 especies de algas, de las cuales muchas son comestibles. En la cocina tradicional de Japón desempeñan un papel central, equivalente al de las verduras y hortalizas en la cocina europea. Entre nosotros, las algas son un auténtico superalimento. Las utilizaremos como verduras del mar, aunque las hay de lago también muy interesantes.
Las algas son un tesoro en minerales y oligoelementos y una bendición para nuestros huesos, para el control de peso y como aporte nutricional para el organismo. En los países que consumen algas con asiduidad, como en el Japón, la población es de las más sanas, vigorosas y longevas del planeta. La función antienvejecimiento de las algas (pardas y rojas, sobre todo) es debida a los antioxidantes polifenoles, los carotenoides y las vitaminas E y C.
Vitalidad marina
Las algas son también ricas en ácidos grasos esenciales, enzimas y fosfolípidos, y sus sabores nos resultan cada vez más familiares, como los de las algas arame, dulse, espagueti de mar, hiziki, kombu (o kelp), nori y wakame. Y el alga agar-agar es un excelente gelificante natural.
Entre las algas de lago más conocidas hay tres que podemos obtener en forma de suplemento: el alga clorella, la espirulina y el alga verdiazul del lago Klamath.
- Ricas en minerales y vitaminas. Las algas poseen un importante efecto remineralizante; contienen más de un 25% más de minerales que la leche, aunque virtualmente no aportan calorías. Destaca su contenido en fósforo, hierro, manganeso, fosfato y yodo. Este último, que las algas contienen en cantidad, es difícil de obtener de cualquier otra fuente que no sea el mar.
Además de ser una buena fuente vegetal de proteínas, las algas son también muy ricas en vitaminas: A, B1, B2, C, D3 E, K, y en menos cantidad la vitamina B12, que difícilmente se obtiene con alimentos de origen vegetal. En otras palabras, las algas constituyen un alimento regenerador de los músculos, huesos, sangre y del sistema nervioso y ayudan a fortalecer el sistema inmunitario. Contienen también ácido algínico, sustancia que ayuda a combatir y eliminar toxinas del organismo de forma natural. - Clorofila. Todas las algas contienen clorofila y llevan a cabo la fotosíntesis según la cantidad y la calidad de luz disponible. A mayor profundidad, la luz solar penetra con más dificultad. A más de 15 metros de profundidad, todas las longitudes de onda larga (luz roja) son absorbidas por el agua, quedando sólo las longitudes de onda de tipo corto (luz verde o azul). El color del mar tiene que ver con esto.
Los vegetales marinos –y en eso no se parecen a sus semejantes terrestres– crecen más abundantemente en aguas frías y durante el invierno. Y, según la profundidad, las algas pueden ser verdes, marrones o rojas. En general, el alga verde crece en aguas poco profundas, la roja crece en las zonas más profundas y la marrón crece en el nivel intermedio. - Alimento «antiaging». Las algas poseen efectos beneficiosos sobre el crecimiento, maduración y conservación de las células, por eso se utilizan en los tratamientos contra la celulitis, el envejecimiento de la piel y la caída del cabello.
Los preparados de algas en forma de harina para sopas están muy indicados como reforzante para los niños, en los desarreglos circulatorios (varices), el reumatismo, la caída del cabello y la debilidad de uñas.
Conservación y utilización
En España hay bastantes variedades de algas, y conviene poner énfasis en el uso de las más locales, que se encuentran sobre todo en el Norte (Galicia, Cornisa cantábrica) y en zonas próximas de Francia e Inglaterra). El sistema de secado que se usa actualmente permite preservar la totalidad de sus componentes y propiedades.
Para la salud. Las algas nos ayudan a…
- Reforzar y remineralizar nuestra estructura ósea.
- Contrarrestar la contaminación electromagnética por el excesivo uso de aparatos eléctricos (ordenadores, teléfonos móviles, microondas...)
- Producir en la sangre un efecto alcalinizante.
- Depurar nuestro sistema circulatorio de los efectos ácidos de la dieta moderna.
- Disolver grasas, colesterol y depósitos de mucosidad que aparecen en el cuerpo por un exceso de grasas saturadas y productos lácteos.
- Nutrir y reforzar el sistema nervioso.
- Reforzar nuestro sistema inmunitario.
Las algas se conservan bien en un lugar fresco y seco (pueden guardarse en recipientes herméticos) y han de ponerse en remojo antes de ser utilizadas. Los tiempos de remojo también cambian, según la textura del alga. Siempre se lavarán rápidamente bajo el grifo con agua fría y luego se dejan en remojo el tiempo recomendado.
Hay algunas algas que, por su delicado sabor y textura, pueden consumirse después de remojar, haciéndolas muy versátiles, ya que se pueden añadir al final de toda clase de platos. Son: wakame, dulse y arame.
En la cocina
Como alimento, estas «verduras del mar» son muy convenientes y aconsejables y convendría consumirlas a diario. Pero poseen sabores que a veces pueden resultar chocantes, así que podemos acostumbrar el paladar poco a poco, introduciendo pequeñas cantidades en muchas de nuestras recetas caseras. Bien cocinadas, las algas combinan muy bien con cereales, legumbres y ensaladas en general.
No es necesario utilizar más de una o dos en una comida. La variedad se obtiene con el uso frecuente, no con un exceso en un día determinado.
La cantidad por persona y por comida puede ser de una o dos cucharadas.
Hay múltiples formas de integrar las algas a los platos que acostumbramos cocinar a diario: sopas, caldos, estofados, cocidos paellas, ensaladas, platos con cereales o leguminosas salteados, con proteínas, fritas, en gelatinas, ¡incluso para postres!
ALGAS EN CASA
Agar-agar
Es una sustancia gelatinosa obtenida de las algas de los géneros Gelidium, Euchema y Gracilaria. Es diurética y se utiliza principalmente como gelificante, tanto para obtener gelatina como en postres. Es ideal para sustituir con ventaja y de forma natural las hojas de gelatina convencionales. Es mejor no consumirla a diario (puede producir diarrea en personas con intestinos débiles). Va bien para personas que quieran perder peso y con problemas de estreñimiento.
Remojo: 10 minutos, pero no es imprescindible. Cocción: 7-10 minutos si vas a utilizarla como gelatina. Debe deshacerse hasta convertirse en líquido. Se usa en recetas de: ensaladas, mermeladas, gelatinas dulces y saladas, flanes, jaleas.
Arame
Esta alga (Eisenia bicyclis) posee un alto contenido de manitol, un azúcar natural sin calorías, presente en muchas algas marrones. Es especialmente rica en yodo y calcio. Puede añadirse a las ensaladas, salteados de verduras o a las proteínas vegetales. O también, si se cocina ligeramente, se puede incluir en toda clase de platos.
Remojo: 5 minutos, pero no necesita. Cocción: puede comerse cruda, pero está más buena si la cueces unos minutos. Se usa en recetas de: ensaladas, salteados con verduras, sopas, canelones, platos con seitán, con tofu, con tempeh, rollitos de primavera, con pasta, con cereales...
Cochayuyo
Esta alga (Duvillaea antarctica) se la conoce también como «la legumbre del mar». Predomina en algunas zonas de Nueva Zelanda y, sobre todo, de Chile: el cochayuyo ha formado parte durante siglos de la dieta de los mapuches y hoy es un ingrediente de la gastronomía chilena.