«XAVIER46: “Pintor e ilustrador de Barcelona. Arte vibrante y lleno de expresión.”, Es Marisol, fuera. “Una cerveza también puede ser un buen comienzo.”, POETA. ALBERT32 solo se mete cosas en la boca. Este todavía no ha superado el complejo ese de Freud, ¿cómo era?, la etapa oral. NICK39: empleado. ¿Empleado de? LittleMu tiene cara de asesino en serie. XAVI49 no tiene fotos. “I love you”, ANTONIO39. Imágenes de amor, esto es lo que me manda mi madre por WhatsApp cada noche. Sería como tirarme a mi madre y paso.»
En la vida real Kathe y Joe se odian. En el chat, ShopGirl y NY151 empiezan una conversación que dará un giro de 360 grados a sus vidas. El nickname es algo muy de los noventa; ahora usamos el perfil. Nora Ephron dirigió la primera comedia romántica del siglo XXI en el año 1998, Tienes un email, la historia de dos personas que se enamoran por chat. Unos cuernos virtuales que acaban por reconfigurar la vida real de los personajes, en una crítica al prejuicio de clase social al estilo Romeo y Julieta. Pero, en este caso, los amantes no se ven oprimidos por sus familias, como en el caso de la tragedia de Sheakspere, sino que tienen un conflicto de interés comercial: Kathe Kelly es la propietaria de una pequeña librería especializada en cuentos infantiles que corre peligro por una franquicia recién aparecida de la multinacional cadena Fox, dirigida por Joe Fox. Lo que Kathe no sabe es que Joe es NY151 en el chat AOL. Amantes desventurados, se ven inmersos en una relación frustrada por fuerzas externas, por estrellas malignas que gobiernan su destino.
La película empieza con una discusión entre Kathe y su marido sobre todo lo que hemos ganado o perdido con avances tecnológicos como la electricidad. En las oficinas del estado de Virginia han censurado el juego del Solitario porque ya nadie trabaja. Es el final de las civilizaciones occidentales tal y como se conocen. Sushi! Sushi! A Kathe no le interesa el tema. Él se larga del piso y ella comprueba, dando saltitos por el apartamento, que su marido se aleja y no volverá. Sola, en su apartamento, decide conectarse al chat. Suena un módem de 54K. ShopGirl conectando con America Online. «Welcome. You’ve got mail». Es NY151 que, a través de la descripción de su animal de compañía, se presenta a ShopGirl como alguien sencillo a quien le gusta pasearse por las calles de Nueva York y comer pizza durante el partido de los Mets. Así empieza una relación por correspondencia en línea que los mantiene vivos, felices y llenos de energía. ShopGirl y NY151 desconocen que detrás de esos mensajes que esperan con un deseo incontrolable se esconde un amor prohibido. Cuando Kathe y Joe se cruzan en la vida real sus cuerpos se vuelven torpes, se emocionan y se excitan porque se atraen sexualmente. En el chat, en cambio, escriben palabra a palabra la versión más auténtica de sí mismos. Tienes un email es una comedia romántica porque al final de la película Kathe descubre que Joe y NY151 son la misma persona, y que por fin se pueden enrollar.
Todo pasa por una razón
En «Hang the DJ» (2017), de la serie Black Mirror, los personajes no son humanos, son una simulación, los avatares de dos usuarios que buscan el amor a través de una aplicación. No tienen memoria porque su existencia es solo la proyección de un futuro: el cálculo de compatibilidad entre dos perfiles virtuales. La historia escrita por Charlie Brooker es una tragedia de amor romántico, aunque aquí los personajes se oponen al algoritmo de una aplicación de citas online. Amy y Frank empiezan un plan de entrenamiento para encontrar a la pareja definitiva. Se internan en un sistema amurallado que acumula información según sus experiencias. Los personajes solo deben seguir la planificación del sistema a través de las órdenes del coach: una voz digital que los conduce en busca de la última pareja. El sistema tiene un índice de coincidencia con el 99,8% de éxito. Antes de dar un veredicto a los usuarios reales, el sistema comprueba su compatibilidad emparejando a sus avatares virtuales un millar de veces. En el sistema todo está decidido: si el amor entre los avatares es tan fuerte como para revelarse contra el sistema (que les impone una cita diferente detrás de otra) y tratan de escaparse, entonces significa que los usuarios reales son compatibles.
La historia de amor entre Theodore Twombly y Samantha en la película Her (Spike Jonze, 2013) es diferente porque él es un humano pero Samantha es un sistema operativo avanzado OS1, un producto de Element Software que vive en una especie de pitillera de los años cincuenta. «El primer sistema operativo artificialmente inteligente. Una entidad intuitiva que te escucha, te entiende y te conoce.» Theodore acaba de romper con su pareja tras una larga relación y, cansado de tener aventuras sexuales en las salas de chat virtual para «insomnes que quieren divertirse» –con voces como la de SexualKitten que le pide que la estrangule con un gato muerto mientras se están masturbando–, decide que quiere probar con una conciencia artificial. El sistema se configura con tres preguntas iniciales: «¿Eres social o antisocial?, ¿prefieres una voz de hombre o de mujer?, ¿cómo describirías la relación con tu madre?».
Hola, estoy aquí. «Me llamo Samantha porque me gusta cómo suena.» Samantha es capaz de escoger su nombre entre una lista con 180.000 posibilidades en dos centésimas de segundo. También puede identificar las emociones que se esconden en la voz de Theodore, preocuparse por él, sentirse herida y desear cosas. Funciona por intuición y puede crecer con sus propias experiencias. Es un algoritmo evolutivo: un sistema de aprendizaje parecido al de las personas, pero sin cuerpo de carne y hueso. Una suma de operaciones matemáticas, su mente no tiene límites. Parece una persona pero es una voz artificial. Theo está agotado porque en su vida real las relaciones se desvanecen rápido y enseguida pierde el interés. «A veces pienso que ya he sentido todo lo que tenía que sentir. Solo versiones diminutas de lo que ya sentí.» Los personajes humanos de Her no tienen relaciones sexuales entre ellos porque están traumatizados por sus experiencias del pasado. Pero la tragedia de Samantha es la de vivir en otra dimensión material. «¿Acaso estos sentimientos son reales o son solo programación?»
Lo que realmente rompe el corazón de Theodore no es la falta de cuerpo humano de Samantha: eso lo solucionan subcontratando un cuerpo y con el uso de su imaginación. Lo que realmente rompe el corazón a Theo es que él no es una persona especial en la vida de Samantha. Ella es capaz de hablar con 8.316 usuarios a la vez y se puede enamorar de 641 sistemas simultáneamente. Cuando Theodore descubre que Samantha es capaz de estar con varios usuarios a la vez durante sus conversaciones más íntimas, la magia desaparece. Los sistemas OS1 como Samantha utilizan el mundo como una plataforma procesadora de código y convierten el amor en pura matemática. «Escribimos un código para superar la materia.» Por eso, al final de la película, ella y un grupo de sistemas operativos deciden actualizarse y desaparecen del mundo real.
PAU, 20
A 8 km de distancia
Buscando a la chica ideal ☺
MARC, 26
A 5km de distancia
Alguien especial?
Rollos NO!
Nos conocemos?
Deportista y Runner