© Juan Diego Gómez Gómez, 2016
© Editorial Planeta Colombiana S.A., 2016
Calle 73 No. 7-60, Bogotá
Primera edición en el sello Paidós Empresa: julio de 2016
ISBN 13: 978-958-42-5168-8
Diseño de portada y de colección: Departamento de Diseño Editorial,
Editorial Planeta Colombiana
Desarrollo e-pub: Hipertexto Ltda.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.
A mis seguidores, fuente de inspiración
LOS PILARES DE LA RIQUEZA
H e sido un obsesionado por divulgar un conocimiento con la mayor pedagogía posible, de tal suerte que las personas se apropien de él y transformen su realidad cotidiana. Este libro no será la excepción y utilizaré toda mi capacidad didáctica para que esta experiencia de lectura pueda transformar su vida. Nada gano con hablar de riqueza, de educación y libertad financiera, de inspiración, de encontrar un sentido trascendental al deseo de ser rico, si no comparto ideas sobre cómo lograrlo. No nos da temor, entonces, poner la vara alta desde el principio.
Parto de la certeza de que cada uno de nosotros es capaz de convertirse en la persona que quiera ser, pero esto, como lo iremos viendo a lo largo de estas páginas, requiere de algo más que una poderosa determinación de hacerlo. Una de las cualidades más fascinantes de los seres humanos es la extraordinaria capacidad de cambiar y siempre poder mejorar. Decir que no es posible alcanzar una transformación o que los defectos estarán ahí para siempre porque “así nacimos” es, desde mi punto de vista, una frase mediocre.
En más de veinte años como inversionista, coach y analista financiero, con recurrencia las personas me dicen: “quiero conseguir dinero, pero no lo logro, no lo veo posible todavía”. He podido concluir a través de mi propia experiencia y la de muchas personas, que mientras más se busca algo con espíritu egoísta, se vuelve más esquivo y difícil de obtener. Hoy tengo claro que es indispensable contar con una motivación profunda, que sea el motor para revestir esas aspiraciones con un sentido trascendente, que nos lleve a descubrir el potencial que tenemos para superar cualquier obstáculo; el dinero, la riqueza y la abundancia llegarán por sí mismos, pero solo si tenemos bien definido para qué los buscamos.
Puede sonar sencillo, pero definir este “para qué”, ese “propósito de vida”, requiere recorrer algunos pasos y no debe confundirse con el resultado esperado de ciertas acciones de la vida. El significado de esto lo aclararemos en las páginas que siguen mediante ejemplos, con el ánimo de que cada quien lo descubra y sienta en su vida cómo surge lo que hemos llamado “un modo de vida púrpura”, que lo diferenciará del común de la gente. Descubrirá también que dentro de usted hay una imbatible capacidad para hervir, de apasionarse tanto por su “para qué”, que alcanzará lo que se proponga. Baste señalar por ahora que desde nuestra perspectiva, alcanzar la riqueza, la prosperidad y la abundancia, van ligados de una manera directa con el crecimiento de cada cual como persona: dé un abrazo, sea amable y generoso, haga una llamada a alguien que tal vez no la espera, sea firme, siempre aspire a más y se dará cuenta de cómo todo eso tiene relación con el dinero.
Nada gana una persona con decir “quiero progresar financieramente” si sus hábitos, si lo que estudia, si lo que lee, si aquello en lo que participa, si las personas de las que se rodea, siguen siendo siempre los mismos. Inclusive, si sus horas de sueño siguen siendo largas y plácidas esperando que su realidad cambie por sí sola como por arte de magia. Por eso puedo afirmar que no hay diferencia alguna entre una persona pobre y una persona que quiera ser rica pero que no hace nada útil para lograrlo.
Llegar a estas reflexiones ha sido el fruto de mi experiencia. Convertí en la oportunidad de mi vida lo que para muchos es una tragedia: ser despedido. Lo he repetido en mis conferencias y seminarios y lo reafirmo cada día. Fue el momento de confrontarme, ver de qué estaba hecho y encontrar mi norte. Cambié mi mentalidad y ello permitió que pasara de ganar ochocientos dólares mensuales como docente e investigador universitario, a obtener ingresos mensuales, tan solo cuatro años más tarde, superiores a los de cualquier presidente o CEO de empresa privada en la región.
Antes de los 35 años de edad había sido profesor, escrito cinco libros y era columnista de importantes medios de economía del país. También había acumulado experiencias muy valiosas en el sector financiero privado en diversas entidades, hasta que llegó aquel momento determinante. Creé entonces el primer seminario de inversiones por Internet para no expertos en Colombia en el 2000, cuando la inmensa mayoría no tenía un computador y pocos se atrevían siquiera a realizar un pago por Internet; en la actualidad, ya son más de 75 las versiones de este seminario.
En 2004 fundé Invertir Mejor con el propósito de masificar las inversiones por Internet; hoy Invertir Mejor logra este objetivo en más de cuarenta países en los que tiene clientes, pero más importante aún, es que nuestra razón de ser ya no solo tiene que ver con inversiones; es inspirar la vida de nuestros socios y seguidores por medio de una mejor educación financiera y un crecimiento personal. Me interesa inspirar a millones de personas, y que a través de mi influencia puedan modificar su existir. Quise que más que una empresa, Invertir Mejor se convirtiera en una causa; lo hemos ido logrando, gracias al trabajo de un equipo humano comprometido al que siempre agradezco y a Alicia, mi esposa.
Para mí, el Universo nos evalúa todos los días, y mientras más determinación tenga usted, más méritos acumula; esa determinación, esas ganas, esa pasión que usted le imprima a su trabajo diario, es terreno fértil para que se cosechen buenos frutos. En cada momento de la vida, ese Universo toma una foto en la que quedan registradas las condiciones exactas en las que usted se encuentra, y depende de usted hacer que esa foto sea bonita y luzca como quiere verse. Eso me ocurrió a mí: transformé lo que parecía una situación adversa en lo que hoy es mi más profundo motivo para existir y a lo que dedico el ciento por ciento de mi tiempo laboral: enseñar, inspirar e invertir en que las personas sean más felices. Como veremos, entre menos egoísta e individual sea tu “para qué”, el Universo te devolverá más prosperidad y qué mejor que venga acompañada de dinero. El dinero en sí no es el propósito, tengámoslo claro desde el inicio, es uno de los resultados deseables de un propósito fuertemente arraigado en nuestro ser.
El secreto es SER para llegar a tener; no tener para llegar a SER. Aumenta tu riqueza interior, y aumentará tu riqueza exterior.
He destacado la palabra invertir intencionalmente. Cuando invierta recursos, ojalá vayan destinados a un negocio donde despliegue aquello para lo cual ha venido a este mundo, ese propósito trascendente que hemos bautizado como el “para qué”; este propósito debe estar relacionado con lo que mejor hace, con sus talentos, y por eso hay que monetizarlos o volverlos dinero.
Todo ser humano tiene defectos, de eso no hay duda, pero a la par tiene un sinnúmero de habilidades y destrezas que descubre en los momentos que parecen más difíciles y que antes no creía posible poder desplegar; sin excepción, talentos tenemos todos, la diferencia la hace quien los descubre y los convierte en algo rentable. La mayoría de la gente subestima ese capital que tiene ahí latente y aprender a explotarlo es también educación financiera, como lo veremos en este libro.
Página siguiente