ENTRENAMIENTO CON KETTLEBELL
El programa revolucionario para tonificar, modelar y fortalecer todo su cuerpo
Dave Randolph
Título original de la obra: The ultimate Kettlebell workbook
Copyright de la edición original: © 2011 by Dave Randolph All rights reserved
Publicado según acuerdo con Ulysses Press, P.O. Box 3440, Berkeley, CA 94703, USA
Traducción: Juan Carlos Ruiz Franco
Imágenes de cubierta: © Dash - Fotolia.com
© Gordan Gledec - Fotolia.com
Diseño de cubierta: Rafael Soria
© 2013, Dave Randolph
Editorial Paidotribo
Les Guixeres
C/ de la Energía, 19-21
08915 Badalona (España)
Tel.: 93 323 33 11 – Fax: 93 453 50 33
http://www.paidotribo.com
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Primera edición:
ISBN: 978-84-9910-192-7
ISBN EPUB: 978-84-9910-421-8
BIC: WSL
Fotocomposición: Editor Service, S.L.
Diagonal, 299 – 08013 Barcelona
Índice
Introducción
¿ Está usted estancado en una rutina de ejercicios, pasando horas en el gimnasio, muerto de aburrimiento en la cinta de correr? ¿Está cansado de tener que esperar para utilizar una máquina o de intentar utilizar el soporte de sentadillas mientras alguien está haciendo en ella curls con barra con 14 kilogramos? ¿Ha estado siguiendo la misma rutina durante meses o años, y ha dejado de notar mejoras? ¿O tal vez simplemente desea introducir una nueva herramienta en su arsenal de acondicionamiento físico?
Si usted ha contestado “sí” a cualquiera de estas preguntas, entonces le damos la bienvenida a Entrenamiento con kettlebell. Está a punto de entrar en el divertido y dinámico mundo del entrenamiento con pesas rusas para perder peso, lograr una buena forma física en términos generales y ganar flexibilidad y movilidad, además de para mejorar el rendimiento deportivo.
Desde que empecé a entrenar con pesas rusas en el año 2002, he visto grandes diferencias en mi composición corporal, así como en la de mis clientes: menos grasa y más músculo. Además, las mejoras en la velocidad de manos y pies, en el tiempo de reacción, en la condición física, en la fuerza y en la potencia han permitido que tareas cotidianas como el trabajo en el jardín y subir escaleras resulten mucho más fáciles. Cuando retiraba la nieve después de una nevada, un cliente de cincuenta años de edad se dio cuenta de que su forma física era mejor que cuando tenía treinta. Aquellos de mis clientes que participan en competiciones ecuestres han descubierto que montan a caballo mucho mejor que antes de empezar a entrenar con pesas rusas. Los jugadores de tenis que se toman su deporte en serio han relatado mejoras en los pies, las manos y el tiempo de reacción, así como en la capacidad para golpear la pelota con más fuerza y precisión.
Este libro le enseñará a utilizar las pesas rusas de forma segura y eficaz para transformar su actual programa de acondicionamiento físico en un entrenamiento dinámico y de alta intensidad que le ayudará a conseguir el cuerpo que usted desea pasando menos tiempo en el gimnasio (lo que implica más tiempo para otras cosas). Aprenderá un procedimiento eficaz para hacer los levantamientos básicos y sus variantes, además de poder añadirlos a su entrenamiento actual o utilizarlos para cambiar completamente su entrenamiento actual.
Independientemente de cuáles sean sus objetivos relacionados con la forma física, el entrenamiento con pesas rusas le hará más fuerte, mejorará su resistencia y aumentará su fuerza central corporal.
El autor, Rave Randolph, hace algunas correcciones
Historia de las pesas rusas
S e cree que las pesas rusas—llamadas así porque son originarias de Rusia, donde se llaman guiria—existen desde comienzos del siglo XVIII. Al principio se utilizaban como una medida de peso que se llamaba pud (alrededor de 16 kilogramos). El granjero llevaba su cosecha, la colocaba sobre una balanza y la pesaba poniendo como contrapeso la guiria. Eventualmente, tal vez en algún momento de mediados del siglo XIX, alguien empezó a lanzar una guiria y se dio cuenta de que podía ser una excelente herramienta de entrenamiento.
Muchas fotografías de finales del siglo XIX y comienzos del XX representan a antiguos forzudos blandiendo pesas rusas de diversos tamaños y formas. De hecho, las pesas rusas se usaban bastante antes de que el culturismo se pusiera de moda. En aquella época, los hombres levantaban pesas para ponerse fuertes y conseguir un físico esbelto y atlético, como el de las estatuas griegas o romanas. Ellos no querían músculos voluminosos ni un cuerpo en forma de “V”, porque sabían que no resultaba funcional para la fuerza. Además, los músculos grandes requieren más comida y energía para mantenerlos, y también son más difíciles de mover. Entrenando la fuerza y la potencia puras, los levantadores de peso de aquel tiempo se hacían más fuertes y esbeltos, con un tronco compacto y sólido. Tenían un cuerpo bien proporcionado y una tremenda fuerza que utilizaban en la vida cotidiana.
Cuando el culturismo se hizo popular en la década de los cuarenta del siglo XX, la gente comenzó a querer tener grandes pectorales y bíceps, y comenzaron a ignorar la parte posterior del cuerpo. Querían parecer fuertes, pero ignoraban los músculos que de verdad nos hacen fuertes; entrenaban los músculos que se ven en el espejo, en lugar de los de la espalda.
La situación empeoró más aún a finales de la década de los sesenta, con el auge de las máquinas (lo siento, Arnold).
Las máquinas obligaban a los asistentes a los gimnasios a trabajar los músculos de manera relativamente aislada (“relativa” porque no se puede “aislar” un músculo y hacer que trabaje sin que también lo hagan otros). Los propietarios de gimnasios de la época de las máquinas también descubrieron que podían tener mucha gente en el gimnasio, durante menos tiempo, y que prácticamente no tenían que supervisarles ni guiarles. Ya no necesitaban contratar a muchos entrenadores ni pasar más de una sesión enseñando a los clientes a utilizar las máquinas.
En consecuencia, la gente se volvió más débil, sufrió más lesiones (las máquinas nos obligan a movernos de forma poco natural), y también sucedió que no conseguían los resultados que ellos creían que debían conseguir. Se tuvieron que instalar cintas de correr, bicicletas estáticas y otras máquinas de ejercicio cardiovascular porque la gente no aumentaba su ritmo cardíaco.
En los setenta, el jogging se convirtió—y aún es— en un procedimiento muy popular para “ponerse en forma”, pero también causaba más lesiones, especialmente en los tobillos, rodillas, caderas y parte inferior de la espalda. Estas lesiones eran—y son— causadas por el mal calzado, la mala técnica de carrera, por correr sobre asfalto y suelo de granito, y, en general, por correr demasiado. Los practicantes de jogging perdían peso, pero la mayoría músculo, por lo que, aunque parecían delgados y en forma, en realidad eran gordos con apariencia de delgados: flacos, pero con un alto porcentaje de grasa corporal (de 25 a 30%, o más). Las investigaciones de los últimos diez años, incluido un estudio de Elliott, Wagner y Chiu, han mostrado que las carreras de larga distancia a ritmo lento y el ejercicio de ritmo uniforme tienden a utilizar músculo como combustible, en lugar de grasa. Al quemar músculo, se acumula grasa.
En los últimos diez o quince años han resurgido los métodos de entrenamiento de la “vieja escuela”. Estos métodos implican movimientos funcionales de todo el cuerpo que permiten simultáneamente aumentar la fuerza y mejorar el sistema cardiovascular. Básicamente, su propósito es desarrollar músculos buenos, sólidos y funcionales, y pasar menos tiempo haciendo ejercicios cardiovasculares. Las pesas rusas son la herramienta perfecta para este objetivo. Realizados correctamente, todos los ejercicios con pesas rusas implican directamente al tronco. Nos enseñan a usar las piernas y las caderas para tener más energía, y mejoran la fuerza del tejido conectivo (los ligamentos y los tendones), además de los músculos. En realidad, el desequilibrio de peso propio de las pesas rusas fortalece nuestro cuerpo desde dentro hacia fuera, incrementando la densidad ósea, la fuerza y la flexibilidad de los ligamentos, así como la fuerza de los tendones y la densidad muscular. Las pesas rusas ayudan a mejorar el flujo de sangre a los ligamentos, que normalmente reciben muy poca (por eso tarda tanto en curar una lesión de ligamentos; por ejemplo, un esguince de tobillo), y permiten crear un cuerpo mucho más resistente a las distensiones, tirones y roturas, lo contrario de lo que hace el trabajo con pesos de aislamiento.
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