Guy Standing
Traducido por Andrés de Francisco
Título original: A Precariat Charter: From Denizens to Citizens (2014)
© Del libro: Guy Standing
© De la traducción: Andrés de Francisco
Edición en ebook: abril de 2016
© De esta edición:
Capitán Swing Libros, S.L.
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ISBN DIGITAL: 978-84-945311-6-3
© Diseño gráfico: Filo Estudio www.filoestudio.com
Corrección ortotipográfica: Maria Adela Mogorrón y Roberto Herreros
Maquetación ebook: Caurina Diseño Gráfico www.caurina.com
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Guy Standing
(Reino Unido, 1948)
Es profesor de estudios para el desarrollo en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres y cofundador de la Red Renta Básica Tierra (BIEN). Entre 1975 y 2006 desarrolló su actividad en la Organización Internacional del Trabajo como investigador en la inseguridad y la flexibilidad del trabajo, y es muy conocido por haber creado el índice de trabajo decente . Sus áreas de trabajo se centran en la economía laboral, las políticas de mercado de trabajo, el desempleo, la flexibilidad del mercado laboral, las políticas de ajuste estructural y la protección social. En la actualidad sus estudios se basan en la emergencia del precariado como clase social y la necesidad de avanzar hacia una renta básica incondicional y una democracia deliberativa.
En su libro más conocido hasta el momento, El precariado . Una nueva clase social (2011), describe al precariado como un aglomerado de varios grupos sociales diferentes, en particular los inmigrantes, los jóvenes con formación y los que han quedado fuera de la tradicional clase obrera industrial. Standing hace un llamamiento a los políticos para hacer reformas sociales ambiciosas con vistas a garantizar la seguridad financiera como un derecho. Si los políticos no toman las decisiones pertinentes, predice, habrá una ola de violencia y un ascenso de partidos de extrema derecha, entre otras fatales consecuencias..
Prefacio
H ay un aforismo muy repetido que nos legó Heráclito hace 2.500 años: «Nadie se baña en el mismo río dos veces». Así es como me sentí al presentar El precariado , el predecesor de este libro, en numerosos lugares de todo el mundo. Aunque se presentaba el mismo libro cada vez, las presentaciones evolucionaban, a medida que determinados aspectos quedaban arrumbados y otros cobraban mayor interés. A menudo, esto se debía a las reacciones de las audiencias y a sus bien informadas preguntas.
Escribir un libro es un acto de vanidad. También lo es pensar que habrá audiencias interesadas en sus argumentos. Así que es un placer valerme de este prefacio para agradecer a todos aquellos que me han escuchado y respondido, oralmente, por carta y, sobre todo, por email. Ha sido una experiencia formativa, empañada a menudo por la tristeza y la rabia que me producía oír las historias personales de gente en el precariado.
Son los principales responsables del presente libro, que es la culminación de un largo viaje que empezó en la década de 1980 con una serie de artículos y monografías nacionales sobre el crecimiento de la flexibilidad en los mercados de trabajo en Reino Unido, Suecia, Finlandia, Países Bajos, España, Alemania, Italia y Austria, algunas escritas con, o por, colegas de la OIT o la Academia. La tesis subyacente era que el modelo neoliberal generaría mayor inseguridad económica y sociedades más fragmentadas.
La mayor parte de la década de los noventa se aprovechó para reunir datos a partir de encuestas en fábricas y a trabajadores sobre flexibilidad e inseguridad laboral. Esto trajo consigo un buen número de artículos y cuatro libros, así como un completo informe para la OIT titulado Economic Security for a Better World . En ese periodo tuve la fortuna de visitar multitud de fábricas y empresas, y de entrevistar a directivos y propietarios, a trabajadores y a sus familias, en diferentes países, ricos y pobres. Como economista, no puedo calificar de «científicas» estas entrevistas, a diferencia de las encuestas por muestreo que llevé a cabo. No obstante, descubrí que Alfred Marshall tenía razón cuando decía a los aspirantes a economistas: «¡Meteos en la fábrica!» Viendo y escuchando a la gente en el trabajo y en plena faena es como uno aprende.
Este libro no presenta muchas estadísticas. No es su propósito. Lo que pretende es incitar a que otros hurguen en las políticas y en los cambios institucionales que conducen al precariado. El debate político ha caído en un estado de confusión por doquier, con los socialdemócratas cerca del colapso. Simplemente, ya no seducen con sus viejos mensajes. Peor aún, no parecen entender por qué.
En realidad, la energía necesaria para escribir este libro salió de la ira que me producía que los políticos y los medios de comunicación mostraran tan poca empatía con el precariado y el creciente número de residentes sin derechos entre medias. Lo que ha venido ocurriendo es innecesario e inmoral. Cualquiera con la oportunidad de hablar debería estar gritando contra la inequidad y la desigualdad que los gobiernos están promoviendo sin que haya apenas oposición a sus políticas.
Dicho brevemente, este libro es un intento de formular una agenda para el precariado que pudiera ser la base de un movimiento político, una agenda que pudiera ser de utilidad a una amplia mayoría pero con la vista puesta en lo que constituye una buena sociedad. Es también, en cierta medida, un intento de responder a las reacciones contra El precariado .
Hay un tema que preocupa a los marxistas de viejo cuño: ¿es el precariado una clase? En este libro intento responder a su afirmación de que no lo es. Sin embargo, hay todavía espacio para un debate constructivo. La precariedad es más que una «condición social». Una condición social no puede actuar. Eso solo lo puede hacer un grupo social con objetivos comunes o compatibles. Una forma de expresar la idea que subyace a ambos libros es decir que el precariado es una clase en formación que debe llegar a ser lo bastante clase para sí como para encontrar la forma de abolirse a sí misma. Esto la convierte en una clase transformadora, a diferencia de otras clases existentes, que lo que quieren es reproducirse a sí mismas y salir fortalecidas.
Otro punto que merece ser subrayado es la distinción entre «trabajo en general» [ work ] y «trabajo asalariado» [ labour ]. Muchos comentarios sobre El precariado se explican porque no se entendió bien esta cuestión. Por ello se reiteran aquí las diferencias esenciales entre ambos.
Los capítulos iniciales definen los conceptos clave antes de entrar a discutir las implicaciones de la crisis económica para el precariado y por qué es necesaria una carta de derechos del precariado para dar una alternativa a la democracia utilitarista. En la segunda parte del libro se presentan 29 artículos que podrían constituir una carta de derechos. Es verdad que no agotan el tema, y que los lectores tendrán sus propias prioridades que bien podrían desear añadir. Pero cabe esperar que el conjunto aquí presentado sirva como marco para la acción.
Solo me queda agradecer a todos aquellos que han contribuido a las ideas aquí expuestas y a su redacción. Nuevamente, son tantos que lo mejor es mostrarles personalmente mi gratitud. Lo esencial es reconocer que un libro como este nunca es meramente el trabajo del autor.