mi grupo favorito de triunfadores.
Para Carolynne y Grant.
el médico, Lewis Marshall Neporent.
Introducción
Las personas con éxito en la vida tienen una cosa en común: al parecer, hacen algo diferente y especial con sus neurocircuitos para maximizar su potencial y cumplir sus metas. Nosotros creemos que esto es lo que ocasiona que estas personas tengan un cerebro de triunfador.
El cerebro promedio es muy bueno para arreglárselas en el día a día. Después de todo, tiene más de cien mil millones de neuronas que, atendidas por una supercarretera de vasos sanguíneos, ayudan a su dueño a pensar, moverse y experimentar el mundo que lo rodea, y que actúan con una mezcla de velocidad y eficiencia con la que ni siquiera las computadoras más avanzadas pueden rivalizar. Sin embargo, es de suponer que si tú estás leyendo este libro es porque no te basta con “arreglártelas”. Quieres destacar en la vida y lograr conseguir las metas que más te importan.
Quizá estés considerando realizar un cambio en tu profesión o iniciar un negocio, pero no has tenido los medios para dar ese salto. Tal vez te sientes estancado en tu trabajo y no sabes qué hacer para progresar. Quizá perdiste tu empleo y buscas una situación mejor. Estés donde estés en la vida y sean cuales fueren tus metas, deseas rebasar tus límites y ampliar tus posibilidades.
Contra lo que suele creerse, el éxito personal tiene muy poco que ver con tu coeficiente intelectual, tus circunstancias, tus recursos económicos, el hecho de que conozcas a las personas adecuadas o hasta la suerte. Piensa, por ejemplo, en el gran escultor francés Auguste Rodin, quien procedía de una familia pobre y fue rechazado de la escuela de artes plásticas en tres ocasiones. Pese a topar constantemente con el rechazo, Rodin se recuperó una y otra vez, usando cada tropiezo y decepción como una oportunidad para estimular sus talentos y pasiones. Tal como verás en los capítulos siguientes, la capacidad de recuperación y la motivación son dos de las aptitudes cruciales para las que está hecho el cerebro de un triunfador.
La asociación de cerebro y conducta
El talento combinado de los autores de este libro en psicología cognitiva conductual (Brown) y en neurociencias cognitivas (Fenske) los coloca en una posición excepcional para explicar en qué forma los mecanismos cognitivos del cerebro humano se relacionan con el éxito. En nuestras áreas respectivas, los autores hemos comprobado que las estrategias que compartimos en este libro pueden influir en el pensamiento y la conducta y ayudar a los individuos a abrirse camino a través de circunstancias desagradables, con objeto de prosperar y crecer. Ver a personas vencer retos –a veces increíblemente difíciles– y florecer de modo sistemático es una de las principales razones de que Brown se haya interesado tanto en la ciencia del éxito. Asimismo, hemos confirmado que esas estrategias pueden literalmente remodelar el cerebro. Está demostrado que los cerebros que operan con éxito “se encienden” de forma diferente y trabajan con mayor eficiencia, y Fenske ha investigado las alteraciones que presentan la estructura y función del cerebro a raíz del uso que su dueño hace de él.
El cerebro de los triunfadores en realidad opera distinto al cerebro promedio. Lo sabemos gracias, en parte, a que los adelantos tecnológicos nos permiten ver –en escaneos cerebrales– diferencias individuales en el modo en que áreas neuronales se encienden al entrar en acción. Puesto que miden cambios fisiológicos relacionados con la actividad neuronal, entre ellos incrementos del torrente sanguíneo en el cerebro, técnicas como la imagen por resonancia magnética funcional (IRMF) pueden ayudarnos a ver cuáles áreas cerebrales son relativamente más activas y participan en la producción de una idea, emoción o conducta. (Si, por ejemplo, alguien aparece repentinamente detrás de ti y grita: “¡Bu!”, la instantánea sacudida de miedo que recorre tu cuerpo se asocia con mayor actividad en la amígdala, estructura en forma de almendra en el lóbulo temporal medio, la más estrechamente asociada con la identificación de amenazas y la evaluación del riesgo de daños.) Nosotros hemos descubierto lo siguiente:
El cerebro de un triunfador es muy bueno para evitar distracciones y elegir la mejor manera de concentrarse en una tarea (el cerebro humano es capaz de diferentes tipos de concentración) a fin de obtener el resultado óptimo. Una investigación dirigida por Daniel Weissman, de la University of Michigan, demostró que los participantes podían detener y reorientar la capacidad de procesamiento de su cerebro para desempeñarse mejor pese a interrupciones. Nosotros llamamos reinversión de concentración a la modalidad deliberada de esta estrategia. Con algo de práctica, tú puedes desarrollar esta habilidad, para reducir tus errores por falta de atención. Aun si anteriores intentos de cambiar de trabajo, encontrar pareja o cumplir cualquier otro objetivo han fracasado, una dosis extra de concentración podría ser justo lo que necesitas para pasar lo peor.
El cerebro de los triunfadores posee una inagotable provisión de esfuerzo. Si a un jovencito se le obliga, contra su voluntad e interés, a practicar piano una hora al día, es poco probable que llegue a ser un pianista consumado. En cambio, un niño o niña aficionado a la música, interesado en tocarla y conocedor del potencial del éxito priorizará y cumplirá sus sesiones de práctica, aun en el caso de días extenuantes. Este niño será más propenso a volverse un pianista hábil y exitoso, gracias a su capacidad para sostener su esfuerzo.
El sustento de esta idea procede de estudios como el de Debra Gusnard y colegas, de la School of Medicine de la Washington University, quienes midieron la actividad cerebral de personas que veían una serie aleatoria de imágenes emocionalmente estimulantes o aburridas. Estas personas también llenaron autoevaluaciones de su nivel diario de perseverencia en finalizar tareas. En periodos del experimento que contenían principalmente imágenes aburridas, los sujetos muy tenaces mostraron mayor actividad en regiones cerebrales que se sabe contribuyen a la motivación. Los sujetos poco persistentes mostraron menor actividad en esas regiones. El cerebro de los triunfadores infunde motivación para vencer el aburrimiento, mientras que el cerebro de individuos menos tenaces parece perder ímpetu.
El cerebro de los triunfadores se adapta en forma excepcional con el paso del tiempo, valiéndose de un proceso conocido como neuroplasticidad. Cada vez que piensas algo, sientes una emoción o ejecutas una conducta, en tu cerebro ocurre un cambio correlativo de algún tipo. En algunos casos, estas alteraciones son detectables en el aspecto físico del cerebro. Como veremos más adelante, el hipocampo –área cerebral implicada en la memoria y la dirección espacial– de ciertos taxistas de Londres presenta regiones considerablemente más grandes que las del individuo promedio. Investigaciones realizadas por Eleanor Maguire y colegas, del University College de Londres, sugieren la probabilidad de que esos taxistas hayan tenido al principio un cerebro bastante ordinario. Pero cuando se sintieron motivados a memorizar rutas, construyeron literalmente un cerebro mejor, neurona a neurona. Esto es algo que prácticamente cualquiera podría hacer –tú incluido– si quisiera.
Muchas personas ven el cerebro como una estructura abstracta y misteriosa, casi como una serie de controles maestros que operaran a puerta cerrada con piloto automático y a los que no se tiene acceso. Pero no es así. Tú puedes abrir esa puerta y controlar consciente, deliberada y satisfactoriamente gran parte del tablero de circuitos de tu cerebro, a fin de estar en mejores condiciones para cumplir tus metas y sueños. El cerebro se encuentra en actividad y se halla sujeto a cambios hagas lo que hagas: éste es uno de los descubrimientos clave de las neurociencias modernas. Lo que distingue al dueño de un cerebro triunfador es el deseo de encargarse de ese proceso, y la destreza para hacerlo.