«Para crecer, simplemente mira un árbol.
más hondo.
más profundas son sus raíces.
no podrían sostener a un árbol tan grande.
INTRODUCCIÓN
«Nunca es tarde para ser lo que deberías haber sido.»
G EORGE E LIOT
¿QUIÉN ERES TÚ?
Existen pocas preguntas con esta dificultad.
Nunca nos han enseñado a contestarla.
Crecemos sin conocer quiénes somos, qué queremos, qué nos hace felices.
Se olvidaron de despertar nuestro talento, de enseñarnos a conectar con nuestro propio mundo emocional, de hacernos sentir únicos e inigualables.
Y ahora se nos exige ser diferentes, saber quiénes somos, qué queremos, y saber qué podemos ofrecer al mundo.
Y entonces, ¿quién eres tú?
«Sólo cuando uno se cae y se cuestiona profundamente —cuando es humilde—, comienza un proceso de descubrimiento interior y transformación.»
P ILAR J ERICÓ
Esos momentos de transición e incertidumbre son los que nos permiten crecer. Podemos elegir crear una nueva realidad ahora; reeducar nuestra forma de mirar, aprender a enfocarnos las soluciones, ver posibilidades en los obstáculos, focalizar lo positivo, generando una mirada más optimista y descubriendo un mundo de emociones positivas.
En su libro Inteligencia emocional, Daniel Goleman dice: «Hemos rechazado la biología de nuestros sentimientos como adultos y como progenitores. Hemos rechazado el papel de los sentimientos en el desarrollo de nuestros hijos. Y ahora, estamos pagando el precio, como personas, como familias y como sociedad».
Ésta es nuestra asignatura pendiente: la educación emocional. Aprender a sentir. Aprender a vivir nuestras emociones. Escucharnos. Conectar con nosotros mismos, despertar nuestro talento, conocer nuestras capacidades, nuestros sueños. No conozco otro camino para ser feliz.
San Agustín decía una frase mágica, que podría resumir el sentido de nuestra vida:
«Conócete. Acéptate. Supérate.»
Sin duda, todo un reto.
Ser consciente de uno mismo, de las fortalezas que nos permiten avanzar y de las limitaciones que nos lo impiden.
Aceptarnos, permitiéndonos ganar, perder, acertar o equivocarnos.
Aceptar el reto de superarnos, permitir el cambio, establecer objetivos. Aprender a ser mejor que uno mismo.
En definitiva, creer para crear.
Con este libro podrás trabajar los dos pilares de la inteligencia emocional: lo intrapersonal (autoconocimiento, valoración y confianza en ti mismo) y lo interpersonal (relacionarte de forma positiva con los demás), todo ello desde la ciencia de la psicología positiva, y con un claro objetivo: incrementar tu bienestar y tu felicidad.
En cada capítulo del libro encontrarás la siguiente estructura:
✓ Un cuento con valores emocionales.
✓ El capítulo del libro.
✓ Zona de desarrollo personal. Son preguntas tipo coaching que te invitan a reflexionar sobre cómo puedes mejorar tus habilidades.
Bienvenido a un viaje de conocimiento y transformación mediante el descubrimiento de tu mayor tesoro: tú mismo.
Bienvenido a ¿Quién eres tú?
En una diminuta aldea, vivía una gran familia de osos gominola.
Eran felices, y vivían en paz y armonía.
Durante los preparativos de la fiesta anual del lago de azúcar, cada uno sabía lo que tenía que hacer. Pero surgió un problema entre dos osos, ya que los dos querían poner el cartel que habían elaborado. Comenzaron a discutir, y la ira y el enfado que sentían les hizo cambiar de color. De pronto pasaron del naranja... al rojo.
Cuando dos osos más se acercaron para ver qué pasaba, ¡sorpresa!, se volvieron rojos también. Al lado, tres osos que escucharon la conversación, ¡también cambiaron a rojo!
Cuando llegó el gran jefe oso gominola, no podía creer lo que estaba pasando...
Reunió a todos los osos, y les explicó que era normal discutir, porque cada uno tenía diferentes puntos de vista. Pudieron ver como les afectaba al color del cuerpo aquello que sentían.
Pero debían continuar juntos preparando la fiesta, y, con la puesta de sol, debían bañarse en el lago de azúcar.
Cuando el sol se escondió, el lago de azúcar comenzó a brillar, y todos los osos gominola de la aldea se bañaron en él.
El color rojo desapareció, y con ello la ira, el enfado y la tristeza, y los osos volvieron a su color naranja, llenos de bondad, alegría y optimismo; color que les hacía ser unos osos felices.
1. EMOCIONES, ¿POR QUÉ AHORA SÍ IMPORTAN?
«Cuanto más abiertos estamos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás.»
D ANIEL G OLEMAN
La mayor de las dificultades que nos encontramos en nuestro desarrollo emocional es que no nos han enseñado a pensar sobre lo que sentimos, por qué lo sentimos o cómo se llama eso que sentimos. Ni siquiera nos han enseñado a sentir. Nuestra educación se ha centrado en el cerebro racional, olvidando casi por completo el cerebro emocional.
Podemos resumir nuestro estado actual en esta frase:
«Somos analfabetos emocionales.»
Desde que se descubrió que tiene mayor responsabilidad que la inteligencia racional en la consecución del éxito en la vida (en proporción 80-20, según Daniel Goleman), cada vez cobra más fuerza el concepto de inteligencia emocional. Es un concepto que debe ser entendido de forma equilibrada: la inteligencia emocional debe ser educada en equilibrio con la inteligencia racional. En la actualidad somos producto de ese desequilibrio, y nos corresponde trabajar en el desarrollo de nuestras competencias emocionales, para equilibrarlo. En nuestras manos está, por un lado, reeducar nuestro mundo emocional y, por otro, educar a nuestros hijos de forma equilibrada, incluso desde antes de nacer, estimulando emociones, sensaciones, sentimientos, creatividad y talento. En definitiva, enseñándoles a sentir, a creer, a crear, a apasionarse y a vivir con emoción.
Diferentes investigaciones demuestran que la falta de inteligencia emocional influye en la aparición de problemas en los niños y jóvenes en sus relaciones interpersonales, en su bienestar psicológico, en el rendimiento académico y en la aparición de conductas disruptivas (Mestre y Fernández-Berrocal, 2007; Trinidad y Johnson, 2002). La inteligencia emocional es una de las mejores herramientas para alcanzar el éxito en el trabajo y en la vida, alcanzar la satisfacción plena; y lo más importante es que todos podemos desarrollar la inteligencia emocional, ya que son habilidades y, por lo tanto, se pueden entrenar.
Aparece entonces el concepto de neuroplasticidad cerebral: aquello que pensamos, hacemos y observamos modifica sustancialmente nuestro cerebro (Davidson, 2000). Es decir, nuestro cerebro cambia según lo que pensamos, con aquello que hacemos, incluso con lo que observamos. Nuestro cerebro puede entrenarse, moldearse, adquirir nuevos hábitos, habilidades y patrones de pensamiento más positivos y adaptativos al entorno. Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles descubrieron que las personas que meditan tienen la corteza cerebral más gruesa, mayores conexiones neuronales y procesan más rápido la información. Y lo más sorprendente: estos cambios son directamente proporcionales al tiempo de meditación; es decir, a más años de meditación mayor desarrollo del cerebro.