Mantengamos la fe como líderes de esta gente tan abierta a todo tipo de impresiones. Nuestra labor con ellos nos hará sentir satisfechos en ocasiones (no siempre, es cierto) y en otras nos parecerá del todo inútil. Pero recordemos que se trata de un regalo de Dios ya que implica una fuerte inversión con miras al futuro.
Dios hace cosas tremendas a través de los adolescentes más jóvenes. No necesitan esperar a convertirse en mayores para ser usados por él. El Señor desea obrar profundamente en ellos y a través de ellos ahora para la extensión de su reino. Y estamos agradecidos a todos los que intervienen en ese proceso.
Este pequeño libro intenta ofrecer ideas, aliento y una nueva perspectiva del ministerio dirigido a la adolescencia temprana. Tiene que ver con aquellos detalles de la vida cotidiana, que no dejan de ser profundos, y con los que uno debe enfrentarse cada vez que entra al salón donde se reúnen estos jovencitos: qué significa hoy ser un adolescente de entre 12 y 15 años, qué los diferencia de los adolescentes mayores, qué implica el trabajo con estos adolescentes más jóvenes, de qué son capaces y de qué no, cómo establecer una buena conexión al enseñarles y cómo hacerlo cuando uno simplemente comparte un tiempo ocasional con ellos.
El capítulo seis resulta especialmente indicado para aquellos que son líderes de adolescentes de entre 12 y 15 años.
Tres axiomas que definen nuestro territorio
Primero lo primero
Axioma 1:Los adolescentes de entre 12 y 15 años quieren ser tratados como adultos sin perder la posibilidad de actuar como niños.
Están en una etapa intermedia. Ya no son niños, aunque a menudo se comportan como tales. Y en realidad todavía no son adultos, pero pretenden serlo. El poder aceptar y convivir con esta dicotomía vuelve el trabajo con los adolescentes más jóvenes mucho más fácil.
Axioma 2:La calidad del ministerio entre los adolescentes más jóvenes siempre se produce dentro de un contexto de relaciones significativas que proveen la oportunidad de llevar a cabo un ministerio eficaz.
Los adolescentes no se transforman en gigantes espirituales a través de excelentes charlas. Los jóvenes crecen espiritualmente cuando ven a Cristo actuar en la vida del líder y entonces lo pueden tomar como modelo. También crecen espiritualmente cuando se les da la oportunidad de ministrar y participar dentro de la iglesia. Concentremos nuestros esfuerzos en mostrar a Cristo a través de nuestras vidas y en conducir a los adolescentes a ejercitarse en el ministerio.
Mis padres son como mosquitos: poco a poco me succionan hasta dejarme seco–Natanael, 13 años
Axioma 3:El elemento imprescindible en cada reunión, evento o programa es que el líder sepa por qué hace las cosas.
Cuando el ministerio dirigido a los adolescentes de entre 12 y 15 años no tiene un propósito definido, apenas si se diferencia de la atención que una niñera brinda a los pequeños. Cuando no se cuenta con un propósito específico, nada de lo que se realiza resulta excelente.
La esencia de la adolescencia temprana
¿Cómo es un adolescente de 12 a 15 años?
Reglas de Oro:
Mantener la atmósfera de las reuniones de los adolescentes más jóvenes en un punto de equilibrio entre la morgue y la euforia total es el desafío constante que enfrenta este ministerio. Con los años he llegado a desarrollar un puñado de reglas esenciales para conducir con éxito una reunión de adolescentes de entre 12 y 15 años:
No permitir que se entremetan con otras personas o con sus pertenencias.
No dejar que hablen cuando otros hablan.
No permitir que se burlen de otros ni que los llamen con apodos ofensivos.
No aceptar que las hojas de trabajo, apuntes o materiales se conviertan en avioncitos, papel picado o papeles llenos de garabatos.
Hacerles saber que el lanzamiento de proyectiles en general (sean papeles o cualquier otra cosa) se verá penalizado con “la muerte”. (Obviamente, el castigo será mucho menor, pero vale la pena especificar que resultará severo.)
Amo a Dios. Él es mi persona favorita y mi mejor amigo.–Laura, 13 años
Para mas información sobre cómo reforzar las reglas, remitirse a La palabra disciplina es un término feliz (página 29).
Cien contra uno: No funciona
Decir que los grupos pequeños resultan lo más adecuado para ministrar a los adolescentes de esta edad es como señalar que la nieve es importante para el invierno. (Ver Lo pequeño resulta bueno, página 23). Los preadolescentes interactúan en grupos pequeños, a diferencia de los adolescentes mayores. Algunos temas como la auto imagen, la disciplina o cuestiones de género pueden desviar el tratamiento de un tópico y derivarlo en cualquier dirección.
El método de prueba /error me permitió definir dos modelos en cuanto a la proporción entre estudiantes y líderes, en el caso de tener grupos chicos de adolescentes menores: 6x1 y 10x2. Un líder adulto puede conducir eficazmente un grupo de más o menos seis adolescentes. Si el grupo supera los seis integrantes, es mejor contar con al menos dos líderes. El modelo que según mi opinión resulta más adecuado es de dos líderes adultos por cada diez adolescentes menores. Así, mientras uno de los líderes enseña, el otro controla el orden y brinda apoyo. Además, no necesitarán contar con substitutos; un líder puede cubrir al otro cada vez que resulte necesario.