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CAPÍTULO
EL DISEÑO
DANÉS Y LA BASE
DEL HYGGE
¿Pueden nuestros hogares hacernos más felices? ¿Podemos diseñar para el bienestar? ¿Podemos crear mejores casas, donde no solo vivamos, sino que prosperemos? Las respuestas a estas preguntas habían estado delante de mis narices todo este tiempo. Porque crecer en Dinamarca significa que creces rodeado de dos cosas: diseño y hygge.
Quizás te resulten familiares los nombres de algunos diseñadores daneses. Arne Jacobsen, Hans Wegner, Poul Kjærholm, Poul Henningsen y Børge Mogensen no son solo célebres nombres daneses: son iconos del diseño alrededor del mundo. Y si has visto series televisivas danesas como Borgen, The Killing: crónica de un asesinato y The Legacy, ya le has echado un vistazo al diseño danés urbano y de interior.
De hecho, puede que seas una de esas personas que pausan Borgen solo para comprobar si las del despacho del primer ministro son lámparas Artichoke de Poul Henningsen. Dicha atención por el detalle es por lo que estas series han sido a veces denominadas «furniture porn». Por cierto, googleé «furniture porn» y me arrepentí inmediatamente. ¡No era lo que esperaba!
Dinamarca está tan ligada al diseño que cuando los Simpson —en la serie de animación— van a Dinamarca, la azafata avisa a los pasajeros de que apliquen la última capa de barniz si han estado diseñando y construyendo muebles durante el vuelo.
Pero el diseño va más allá de unas sillas bonitas. El diseño, según su definición, es un proyecto que indica la función o el funcionamiento de un lugar o de un objeto antes de que este sea creado. Es imaginar cómo un lugar o una cosa podría ser diferente y cómo dicha diferencia podría repercutir en nosotros.
El diseño influye en cómo nos movemos por las ciudades, qué comida ponemos en nuestros platos, cómo interactuamos con nuestros seres queridos, si cenamos con nuestros vecinos, lo felices que somos en el trabajo y lo que hacemos con el tiempo que se nos ha concedido. En resumen, afecta al entramado de la vida y a lo que hace que merezca la pena vivirla.
El diseño puede inspirarnos a ser mejores seres humanos, a cambiar el mundo de forma positiva, y si aprovechamos el poder del diseño, tendremos las herramientas para mejorar nuestra calidad de vida.
Estos fueron los cimientos del diseño danés. Es una tradición del diseño con un enfoque humanista. Diseño para seres humanos. La ambición de crear productos funcionales de calidad superior para el ciudadano normal y corriente. Productos que puedan ser comprados por el trabajador medio. Una combinación de simplicidad, funcionalidad, sostenibilidad, calidad, facilidad de uso y esteticismo. Y el diseño en Dinamarca siempre ha sido un campo muy amplio. La arquitectura, por ejemplo, ha formado siempre una gran parte de él; los arquitectos normalmente no solo diseñan el edificio, sino todo lo que hay en él: el mobiliario apropiado para el edificio y la cubertería apropiada para el restaurante.
Un ejemplo de todo esto es el Hotel SAS, en el centro de Copenhague, diseñado de dentro afuera por Arne Jacobsen en 1960.
El diseño danés consiste en hacer que el lugar donde vivimos sea el mejor posible para nuestra salud y nuestro bienestar. O tal y como John Heskett —profesor del Instituto de Diseño en el Instituto de Tecnología de Illinois y de la Escuela de Diseño en la Universidad Politécnica de Hong Kong— afirmó: «El diseño, reducido a su esencia, puede ser definido como la capacidad humana de crear y darle forma a nuestro entorno de formas sin precedentes en la naturaleza, para satisfacer nuestras necesidades y dar sentido a nuestras vidas». Puede que solo haya una cosa más importante que el diseño en Dinamarca: el hygge.