Carlo Amedeo Reyneri di Lagnasco
FENG SHUI
VIENTO Y AGUA
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-085-2
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
Prólogo
por Maurizio Corrado
Mircea Eliade, el conocido estudioso de las religiones, sostiene que el acontecimiento más importante para el Occidente moderno ha sido el encuentro con las culturas extraeuropeas; el cambio iniciado a partir de ese momento se puede comparar al que ocasionó Cristóbal Colón con su descubrimiento: después de 1492, se ensancharon de repente los confines del mundo conocido y vieron la luz otros territorios más vastos que Europa, la cual, a su vez, se convirtió inmediatamente en un continente «viejo» en comparación con las «nuevas» tierras.
De la misma forma, en el sigloxxya no es posible hablar solamente de una cultura: el nuevo panorama, en el que la cultura, la economía y el hombre se mueven cotidianamente, está representado por la multiplicidad, por la presencia simultánea de poderosas corrientes de pensamiento, fruto de una experiencia milenaria.
La nueva concepción de la realidad, que propone la ciencia de diversas formas, es equiparable a la totalidad, a un flujo en constante devenir; está desapareciendo la escisión entre sujeto y objeto, entre espíritu y materia, profundamente radicada en la cultura occidental y responsable de una concepción fragmentaria de la realidad, como si estuviera constituida por elementos independientes entre ellos. Después de la teoría de la relatividad y de la teoría cuántica, no es posible mantener separado al observador de lo observado: ambos tienen que considerarse aspectos indivisibles de un movimiento único y continuo, un fluir universal de acontecimientos y de procesos.
La analogía entre estas posturas y las que sostienen algunas tradiciones orientales o del mundo preindustrial son evidentes, como han observado ampliamente ciertos estudiosos. La globalización, típica de la esfera económica, donde el panorama es planetario desde hace mucho tiempo, casi corresponde a una toma de conciencia más completa de la experiencia humana: el hombre empieza a considerarse una especie, con costumbres y destinos similares. En el sigloxxaparece un nuevo camino, en el que las experiencias se han encontrado para seguir juntas; las investigaciones sobre el espacio que habitamos han descubierto el Feng Shui, que está incorporando a los métodos occidentales los conocimientos de prácticas cotidianas de la organización del espacio, cuya tradición es ya milenaria. El lector profano encontrará consejos y experiencias concretas; el técnico, si consigue liberarse de la armadura racional, podrá empezar a utilizar las facultades y las técnicas necesarias del nuevo modo de concebir la vivienda.
El Feng Shui es como un armónico sendero con árboles que hay que recorrer para volver a descubrir la relación con el mundo que nos rodea
Introducción
Desde siempre, el hombre ha buscado la armonía en el interior de los espacios en los que habita; seguramente era más fácil conseguirlo cuando se vivía en contacto con la naturaleza, ya que la casa, la segunda piel del hombre, sólo era una cueva, una cabaña de hojas o incluso un simple refugio sobre un árbol que no interponía ningún distanciamiento entre los elementos naturales y el ser humano.
El concepto de armonía en el espacio se expresa a través de la amplia y completa relación energética entre los elementos que componen el ambiente y los usuarios del mismo. Esta relación se desarrollaría de manera óptima si entre ambiente y hombre no hubiera ninguna separación; no obstante, todas las informaciones se transmiten a través de la fina red sensorial que las une: el hombre en contacto con la naturaleza vive plenamente la sensación de dulce bienestar transmitida por un prado de hierba bajo los pies o la dura estabilidad cuando está en contacto con la roca.
Desde el momento en el que el hombre empieza a sustituir una realidad cada vez menos integrada con el ambiente natural preexistente —tanto por la forma en la que se concibe como por los elementos mediante los que se realiza—, el contacto con la naturaleza empieza a escasear y el ser humano se replantea sus modos para vivir.
Para entender mejor este concepto, imaginémonos que a un niño —acostumbrado a vivir en un ambiente en el que conoce cada cosa porque sus sentidos han aprendido a familiarizarse con todo lo que le rodea— se le lleva a otro espacio que no tiene nada que ver con el anterior. El niño experimentará una fuerte sensación de desorientación y notará una aguda molestia que le repercutirá física, racional y emocionalmente.
Lo mismo le ha pasado al hombre cuando ya no ha podido mantener la comunicación entre cielo y tierra, su casa natural, y ha traicionado su destino de estar con los pies bien enraizados en el suelo y la cabeza en las nubes, símbolo de un crecimiento hacia lo alto.
Este manual de Feng Shui recoge y explica los principios de este arte milenario chino, capaz de restaurar el espacio para vivir en armonía; se trata de una interesante guía para comprender la naturaleza humana más profunda y su relación con el espacio circundante, con el que constantemente dialoga.
En primer lugar es necesario trazar una breve conexión con la historia y con la filosofía oriental que está en los fundamentos de las disciplinas —tanto de carácter científico como artístico—, en especial para entender el concepto de universalidad que relaciona cada uno de los elementos con el conjunto de todos ellos; así, el libro analiza los diferentes aspectos del hogar, desde la ubicación en la que se encuentra la casa, hasta la decoración de cada habitación.
Este trabajo no solamente es una guía para conocer el Feng Shui, sino también una ayuda para quien quiera mirar el espacio que le rodea con más conciencia y con la voluntad de aplicar todas las medidas posibles para vivir en la máxima armonía.
Hemos reservado un lugar para dibujos e ilustraciones que ayudan a comprender los conceptos que describimos.
A fin de que se comprenda este manual en toda su amplitud, aconsejamos dejarse transportar con la mente abierta a través de sus páginas con el fin de que todos los conocimientos que se refieren al espacio que se destina a la vivienda despierten nuestra conciencia, y dejen de permanecer dormidos dentro de la naturaleza de los hombres modernos.
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