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Sinopsis
En Atrévete a ser feliz, la segunda parte del éxito internacional Atrévete a no gustar, Ichiro Kishimi y Fumitake Koga nos comparten las poderosas enseñanzas de Alfred Adler, uno de los psicólogos más influyentes del siglo XIX, a través de un diálogo esclarecedor entre un filósofo y un joven.
Tres años después de su primera conversación, el joven se siente desilusionado y decepcionado, convencido de que las enseñanzas de Adler solo funcionan en la teoría, no en la práctica. Pero a través de más conversaciones, el filósofo y el joven profundizan en la comprensión de las poderosas enseñanzas de Adler y aprenden las herramientas necesarias para aplicarlas al caos de la vida cotidiana.
Mediante el diálogo de ambos personajes, descubrirás cómo liberarte del pasado, tratar cada momento como un nuevo comienzo, dejar ir la ira y el odio, amarte a ti mismo para amar a los demás y crear el futuro que deseas a partir de hoy mismo.
Atrévete a ser feliz te revela una nueva y audaz forma de pensar y vivir, que te permitirá liberarte de las cadenas de los traumas del pasado, de las expectativas de los demás, y descubrir una nueva libertad para crear la vida que realmente deseas.
Atrévete a ser feliz
Descubre el poder de la psicología positiva y elige ser feliz cada día
Ichiro Kishimi y Fumitake Koga
Nota de los autores
Alfred Adler es, junto a Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, una de las figuras más importantes en el mundo de la psicología; sin embargo, durante muchos años fue un gigante olvidado. Este libro aplica el formato tradicional de la filosofía griega, el diálogo entre un joven y un filósofo, para ofrecer una introducción al pensamiento de Adler, del que se dice que se adelantó un siglo a su tiempo.
Los personajes que aparecen en el libro son un filósofo inmerso en el estudio de la filosofía griega y el pensamiento adleriano y un joven que mira su vida con pesimismo. En la obra anterior, Atrévete a no gustar, el joven interrogaba al filósofo acerca del verdadero significado de la afirmación de que «las personas pueden cambiar. Y, lo que es más, pueden hallar la felicidad», una aseveración basada en las ideas de Adler. El filósofo le responde así:
«No existen los problemas internos. Todos los problemas tienen que ver con las relaciones interpersonales.» «No debemos tener miedo a no gustar. La libertad consiste en no gustar a los demás.» «No es que te falte capacidad, sino que te falta valor.» «No existen ni el pasado ni el futuro. Solo existe el “aquí y ahora”.»
El joven se rebela una y otra vez contra el torrente de afirmaciones radicales. Sin embargo, cuando se topa con el concepto de «sentimiento de comunidad», acaba aceptando las palabras del filósofo y decide cambiar.
Este libro se ubica tres años después. El joven, que se ha convertido en profesor con la intención de poner en práctica las ideas de Adler, visita de nuevo al filósofo. «La filosofía adleriana no es más que un montón de teorías vacuas. Quieres tentar y corromper a la juventud con las ideas de Adler. Me tengo que alejar de estas ideas, son demasiado peligrosas», dice el joven.
¿Cómo deberíamos emprender el camino a la felicidad que reveló el volumen anterior? ¿Es el pensamiento de Adler una filosofía realmente factible en la práctica, o acaso es puro idealismo? ¿Cuál es la mayor encrucijada vital a la que llegó Adler?
Esta es la conclusión de una obra en dos partes que explora la esencia de Alfred Adler y examina su psicología de la valentía, del valor. Te pedimos que determines por ti mismo, de la mano del joven que dudó de Adler y se rebeló contra él, cuál es la verdadera forma de valentía que necesitamos.
Tendría que haber sido una visita más desenfadada y amistosa. «Espero que no te importe que vuelva a visitarte en algún momento. Sí, como a un amigo irreemplazable. Y ya no diré nada más acerca de desmontar tus argumentos.» Así se despidió el joven aquel día. Sin embargo, ahora, tres años después, regresaba al estudio del filósofo con intenciones muy distintas. Temblaba por la gravedad de lo que estaba a punto de confesar y no sabía por dónde empezar.
Preámbulo
FILÓSOFO : Bueno, ¿qué te parece si me cuentas qué pasa?
JOVEN : ¿Quieres decir que por qué he vuelto? Bueno, por desgracia no he venido solo a pasar el rato y a retomar una antigua amistad. Estoy seguro de que estás muy ocupado, y la verdad es que yo tampoco tengo demasiado tiempo para estas cosas. Así que, en definitiva, si he vuelto, es porque es urgente.
FILÓSOFO : Sí, parece que sí.
JOVEN : He reflexionado a fondo. Le he dado muchas vueltas y, de hecho, me he obsesionado más de lo necesario, me lo he pensado muy bien. Y, como he llegado a una conclusión muy seria, he decidido que tenía que compartirla contigo. Sé que estás muy ocupado, así que te pido que me concedas tu tiempo esta tarde. Creo que, muy probablemente, esta será mi última visita.
FILÓSOFO : ¿Qué ha pasado?
JOVEN : ¿No lo adivinas? ¡Ese es precisamente el problema! Llevo mucho tiempo sin saber qué hacer: ¿He de renunciar a Adler o no?
FILÓSOFO : Ah, ya veo.
JOVEN : Iré al grano: Adler es un charlatán. Un completo charlatán. Y aún diré más: sus ideas son peligrosas, incluso perjudiciales. Aunque sé que eres libre de aferrarte a lo que quieras, me gustaría que, en la medida de lo posible, por una vez en tu vida permanezcas en silencio. Como te he dicho antes, he decidido que la de esta noche sea mi última visita, pues sé que tengo que renunciar a Adler por completo, en tu presencia y con esta sensación en mi corazón.
FILÓSOFO : ¿Qué ha pasado para que llegues a esta conclusión?
JOVEN : Te lo explicaré con serenidad y de una forma ordenada. Para empezar, ¿te acuerdas de aquel día hace tres años, la última vez que te vi?
FILÓSOFO : Claro que sí. Era un día de invierno y la nieve blanca relucía por todas partes.
JOVEN : Sí, fue una maravillosa noche de invierno, con el cielo despejado y una gran luna llena. Ese día, influido por las ideas de Adler, di un gran paso adelante. Dejé mi trabajo en la biblioteca de la universidad y encontré trabajo como profesor en el instituto donde había estudiado. Pensé que me gustaría poner en práctica una educación basada en las ideas de Adler y la quería llevar a tantos alumnos como me fuera posible.