Los primeros rayos de sol de primavera se acompañan siempre de la colorida explosión de floraciones anuales: bulbos, vivaces o perennes, arbustos, árboles ornamentales. Durante todo el invierno la naturaleza ha preparado secretamente este espectáculo. Y aunque no se puede dirigir la naturaleza, se puede orientar un poco hacia algunos perfumes, colores y formas. El objeto de este libro es guiarle para que su jardín acoja y desarrolle una selección de plantas de floración primaveral. Han sido escogidas porque son fáciles de cultivar, tienen un rápido desarrollo o una floración muy duradera. Si considera que esta lista de especies es demasiado limitada, proceda a intercambiar esquejes y consejos con sus vecinos.
La jardinería, uno de los pasatiempos preferidos de los españoles, es también un modo amable de estrechar vínculos con una comunidad. En esta época de futuro incierto y gris es vital recuperar el amor en nuestros corazones y el color en nuestros jardines. Si desea ponerse en contacto con el autor sobre este libro, su correo electrónico está abierto: pierrick@nat.fr
Consejos de cultivo
Los métodos de plantación
Sembrar con éxito
Para ganar algún tiempo respecto al calendario, siembre sus flores y hortalizas al abrigo del frío. No crea que es necesario esperar a que el calendario señale el 21 de marzo para empezar a sembrar las semillas de sus flores. Con un poco de perspicacia, podrá adelantarse algunas semanas al calendario. Pero plante solamente una parte de las semillas. Si no, corre el riesgo de perderlo todo en caso de una falsa llegada de la primavera.
Escoja un lugar del jardín muy soleado y situado cerca de un muro expuesto al sur. Construya o compre algunos pequeños semilleros de cristal. Si le gusta el bricolaje, no le será difícil construirse usted mismo estos semilleros, con unas láminas y cristales o con la ayuda de ventanas viejas. Instale sus semilleros acristalados sobre un soporte sólido y rígido (por ejemplo, largueros o traviesas de ferrocarril). Oriéntelos completamente al sur y rellénelos hasta una altura de 20 cm con un mezcla de turba y tierra mantillo. Cuando haya terminado los preparativos, siembre sus hortalizas o flores con las distancias indicadas en los envoltorios. En lugar de sembrar en el suelo de los semilleros también puede utilizar pequeñas macetas. Eso ayuda a que las plantas arraiguen mejor y reduce el estrés del trasplante. Existen macetas de turba biodegradable que se siembran en tierra con las plantas directamente y se degradan muy despacio a medida que crecen las raíces. Son más ecológicas que las macetas de plástico, que tienen que retirarse antes de trasplantar la planta. Cuando las semillas se hayan transformado en plantas, recuerde que debe airear regularmente los invernaderos de pajote. Si el sol es muy fuerte, durante el día proporcióneles algo de sombra. Por último, si fuera necesario, elimine los parásitos (babosas, caracoles, pulgón, etc.) con productos naturales.
Si vive en la ciudad, procúrese un pequeño kit que contenga semillas, macetitas de terracota o plástico, mantillo compactado..., todo presentado en un diminuto invernadero de plástico. Eso le permitirá realizar su siembra sin ensuciar la moqueta con el mantillo ni atestar el balcón. Sólo deberá trasplantar sus plantas en primavera a una jardinera de balcón o un tiesto.
Las semillas necesitan algunos preparativos. (© The strongbeam company limited)
El tulipán, planta bulbosa por excelencia. (© Jardiathèque)
Plantación de bulbos y arbustos florales
Los bulbos
Contrariamente a lo que podría pensarse, los bulbos de primavera no se plantan durante la primavera, sino en otoño. Sería preferible que los productores precisaran «bulbos de floración primaveral» más que «bulbos de primavera», o mejor aún, «bulbos para plantar en otoño de floración primaveral». Para florecer, necesitan un periodo de frío. Un truco: si provoca un falso invierno colocando sus bulbos en el frigorífico unos días, florecerán antes de la fecha prevista. Así es como se puede decorar una mesa de Navidad con crocos y jacintos «forzados». Para que arraiguen bien los bulbos, el terreno debe estar muy soleado y la tierra bien drenada. En efecto, un exceso de agua estancada, que es lo que a menudo pasa en suelos arcillosos, podría hacer que se pudrieran los bulbos. La plantación de tulipanes, crocos, escilas, chionodoxas, nazarenos, campanillas de las nieves, etc. debe terminar antes de la llegada de las primeras heladas. Cuanto mayor sea el calibre de los bulbos, mayor será su altura y más bonitas serán las flores. Compruebe que no tengan cicatrices de arrancadas demasiado importantes de su túnica protectora. Por último, combine los colores de las flores para que creen un suave contraste: tonos secundarios o degradados de colores pastel mejor que asociaciones de tonos primarios. Si en invierno nieva, no se inquiete por sus bulbos: el blanco manto los protegerá del hielo. Un truco para estimular el arraigamiento de los bulbos: coloque un puñado de polvo de hueso en el fondo de cada agujero y luego cúbralos con hojas de ortiga. El polvo de hueso tendrá un efecto nutritivo, y las ortigas, una acción protectora frente a las enfermedades. La profundidad de plantación está directamente relacionada con el tamaño de los bulbos (salvo en algunas excepciones). Cuanto mayores son, más profundamente deberán ser enterrados: nazarenos, erantis y crocos (menos de 10 cm de profundidad), iris de Holanda, narcisos, jacintos y tulipanes (entre 10 cm y 20 cm), coronas imperiales (fritilarias imperiales), ajos de jardín y lirios (más de 20 cm). Utilice una azada pequeña (almocafre) «especial para bulbos» de fondo más llano que un modelo clásico puntiagudo. Este último no permite un buen contacto de los bulbos con la tierra. La profundidad de plantación de los bulbos indicada en los envoltorios debe ser respetada. Si se plantan a demasiada profundidad, no podrían atravesar la tierra para florecer, y si les falta profundidad, podrían helarse en invierno. Si ha perdido el envoltorio, multiplique por dos el diámetro del bulbo para conocer la profundidad de plantación. Su espaciado es de aproximadamente el ancho del bulbo. En el jardín, los bulbos de floración primaveral encontrarán fácilmente un lugar: en el césped, en macizos, al pie de árboles y arbustos, en el corazón de una rocalla, cerca de un estanque, etc. Para que no se hielen en invierno, recubra los bulbos con paja u hojarasca. ¡Recuerde que deberá retirar esta protección cuando empiece el buen tiempo! Una forma astuta de prolongar la floración de sus macizos de vivaces consiste en intercalar algunos bulbos para que florezcan antes. Cuando su floración haya terminado, déjelos en tierra hasta que las hojas amarilleen; entonces retírelos para reutilizarlos el próximo otoño. Elimine los que estén podridos o atacados por insectos del suelo. Almacene los demás en un lugar seco, fresco y ventilado.