© 2014 por Jonathan Byler
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Título en inglés: The Art of Christian Leadership
© 2008 por Jon Byler
Publicado por Global Disciples, 315 W. James St. #202, Lancaster, PA 17603, EE.UU.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Nueva Versión Internacional®NVI® © 1999 por Bíblica, Inc.™. Reservados todos los derechos en todo el mundo.
Citas bíblicas marcadas «RVR60» son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Traducción: Eugenio Orellana
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-1-60255-961-5
ISBN: 978-1-60255-962-2 (eBook)
Impreso en Estados Unidos de América
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DEDICATORIA
Este libro está dedicado a los pastores alrededor del mundo, hombres y mujeres con un corazón para Dios, especialmente aquellos que trabajan en partes del globo donde cuentan con muy pocos recursos y oportunidades para el aprendizaje. Admiro su fe y su valor y oro para que Dios le anime mientras le da a él todo lo que tiene. Mi oración es que Dios le use para levantar una nueva generación de líderes como Cristo en carácter, conocimiento práctico y habilidades efectivas para guiar a otros.
CONTENIDO
¿ Q ué hace que un líder cristiano sea efectivo? Muchos de nosotros nos enfrentamos a esta pregunta. Como no tengo todas las respuestas, permítame que le cuente mi propia experiencia de líder.
Cuando tenía veintiún años, consciente de que Dios me había llamado a un ministerio cristiano de tiempo completo, comencé mi preparación. Después de recibir mi título en ministerio cristiano, me di cuenta de que mi hermoso diploma no me garantizaba una plena preparación para el ministerio, así es que me fui por un año a trabajar como aprendiz de un experimentado iniciador de iglesias. Aquello me dio una tremenda experiencia pero aún seguía siendo un novato en materia de liderazgo. En 1991 me fui a Kenya, África Oriental, para pastorear una iglesia recientemente establecida. Por los siguientes cinco años me entregué en alma y corazón a ese trabajo, cometiendo mi cuota de errores y disfrutando de algunos éxitos. La iglesia creció de 30 a 250 y, paralelamente, comencé otras dos congregaciones. Durante ese tiempo fui llamado para ser supervisor, lo que me permitió trabajar por varios años con quince iglesias en aquella región. En mi relación con aquellos pastores, surgió en mí la inquietud por el liderazgo. Quería ver aquellas iglesias prosperando y creciendo, pero las cosas no salían como yo esperaba. Por supuesto, los pastores podían dar excelentes testimonios sobre cómo Dios estaba bendiciendo sus iglesias, pero cuando yo las visitaba, veía los mismos rostros del año anterior. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué había que hacer para fortalecer aquellas iglesias? ¿Por qué había algunas que crecían mientras que otras no? «Si estos pastores pudieran estudiar en un instituto bíblico», pensaba, «las cosas serían diferentes». Empecé entonces a fijarme en aquellos pastores que habían asistido a un instituto bíblico. Era evidente que algunos habían aprovechado la experiencia, pero otros volvían peor. Mi pregunta seguía sin una respuesta.
Luego, se me ocurrió que el problema era el medio ambiente. Quizás algunos de los pastores trabajaban en lugares difíciles con gente pobre y sin educación, lo que impedía el crecimiento de sus iglesias. Por ese tiempo, un amigo muy cercano sin preparación teológica se fue a una lejana región para comenzar una iglesia. Dentro de unos cuantos años tenía una iglesia fuerte y estaba iniciando otras. ¡Tuve que descartar otra de mis teorías!
Mientras tanto, continuaba entregando mi vida a los líderes. Enseñé en un instituto bíblico, comencé en la iglesia un programa de Educación Teológica por Extensión (ETE), realicé seminarios para líderes y oré con los pastores a los que supervisaba. Muchas de mis preguntas seguían sin respuesta. Que algunas de esas personas pudieran ser líderes y otras no, era una decisión soberana del Dios Altísimo acerca de lo cual yo no podía hacer nada.
Entonces, fui llamado a trabajar en el Centro de Discipulado Cristiano, un ministerio dedicado a preparar líderes. En mis estudios sobre el liderazgo había sido especialmente desafiado e influenciado por materiales producidos por el reverendo John Maxwell. Él me enseñó que «todo se levanta o se viene abajo a causa del liderazgo» y que el líder no nace sino que se hace. Me dio una esperanza fresca en cuanto a que el liderazgo puede aprenderse y me proveyó de recursos prácticos e ideas que han afinado mi enseñanza. ¡Gracias, reverendo Maxwell!
Con renovado vigor y fresca determinación empecé a hacer una diferencia en las vidas de los líderes, primero en Kenya a través del Instituto de Entrenamiento de Liderazgo y ahora internacionalmente.
Al reflexionar sobre lo que hace efectivo a un líder cristiano, he identificado tres componentes esenciales: carácter, conocimiento y cualidades de líder. El carácter tiene que ver con asuntos tales como los motivos, la integridad, la sujeción, la relación del líder con Cristo, con su familia, etc. El conocimiento incluye una comprensión básica de la Biblia así como la autoconciencia. Y las cualidades de líder son las habilidades que hacen que otros deseen seguir al líder e incluyen un amplio espectro de habilidades tales como saber cómo conectarse con los demás, cómo comunicar la visión, cómo establecer metas y cómo manejar bien el tiempo, entender a diferentes tipos de personas, preparar a otros, formar equipos de trabajo, cómo manejar conflictos, etc.
Tres componentes esenciales del liderazgo cristiano: carácter, conocimiento y cualidades de líder.
Como las tres patas de un taburete, cada una es necesaria para que el líder pueda mantenerse de pie. Sin conocimiento, un líder no puede comunicar la verdad con eficiencia a la vez que no puede beneficiarse de los vastos recursos que le ofrece la Palabra de Dios para su fortalecimiento. Sin embargo, conocimiento sin carácter hará del líder un arrogante y engreído, y así no podrá mantener su liderazgo por mucho tiempo. Algunos líderes tienen conocimiento y un buen carácter pero son ineficaces pues les faltan las cualidades propias de un líder. Son excelentes personas y aman profundamente a Dios pero sus iglesias no llegan a alcanzar su pleno crecimiento y potencial porque ellos no son buenos líderes. Estas áreas son la cabeza, el corazón y las manos del liderazgo. David, el rey-pastor, combinó estas tres cualidades en una forma admirable. Con la cabeza conocía a Dios tan bien que se le llamó «un hombre conforme el corazón de Dios» (1 Samuel 13.14). La Biblia también dice de él «Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos» (Salmos 78.72, cursivas del autor).
En mi ministerio, Dios me ha llamado a concentrarme primeramente en dos de las tres patas del taburete: carácter y cualidades de liderazgo. Esto en ninguna manera implica una falta de respeto por aquellos a quienes Dios ha llamado para que dediquen sus vidas a preparar líderes con conocimiento. Ellos tienen una función esencial en cuanto a desarrollar líderes y valoro su contribución.
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