Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿PARA QUIÉN TRABAJO YO, Y DEFRAUDO MI ALMA DEL BIEN? También esto es vanidad, y duro trabajo.
Eclesiastés 4:8
S alomón, el hombre más sabio de la historia, hizo una observación que debemos considerar y sobre la que debemos reflexionar: se preguntó por qué la gente trabajaba sin parar o si en algún momento se cuestionaban por qué estaban tan empeñados en luchar, trabajar, esforzarse y sufrir tanto en este mundo. Quizás estas sean algunas de las preguntas que la sabiduría te esté haciendo hoy:
1. ¿Para qué vas a la escuela?
2. ¿Para qué trabajas?
3. ¿Para qué te esfuerzas?
4. ¿Para qué luchas?
5. ¿Para qué construyes?
6. ¿Para qué viajas?
7. ¿Para qué migras?
8. ¿Para qué te sacrificas?
9. ¿Para qué trabajas día y noche?
10. ¿Para qué peleas?
11. ¿Para qué sufres?
12. ¿Para qué entregas tu vida?
Estas son preguntas que me vienen a la mente cada vez que veo personas ajetreadas luchando, trabajando y sufriendo en este mundo oscuro y difícil. Muchas personas alcanzan varios objetivos y siguen sin saber para qué trabajan; muchos adquieren casas, autos y terrenos que a veces ni siquiera usan. ¿Con qué propósito adquieren todas estas cosas? ¿Qué lleva a los hombres a seguir trabajando por dinero que no usarán?
Conocí a un hombre de negocios que trabajaba muy duro y había logrado muchas cosas a lo largo de su vida. ¡Tenía un coche! ¡Tenía casas! ¡Tenía dinero! Tenía más contratos de los que pudiese manejar. Me pregunté qué estaba tratando de alcanzar este hombre. ¿Qué tenía en mente mientras seguía luchando, esforzándose y sufriendo? ¿Con qué propósito se esforzaba tanto? Así que le pregunté por qué lo hacía, a lo que me respondió que simplemente quería más y más de aquellas mismas cosas, que quería ser más rico de lo que ya era. Era más rico que la mayoría de las personas que yo conocía y, aun así, quería más y más.
La mayoría de las personas no piensan en lo que hacen, pero están comprometidas en luchar por algo. ¡Trabajan en modo automático en pos de objetivos imaginarios!
¿No te parece fantástico que haya un pasaje bíblico que diga que no debemos trabajar para ser ricos? En otras palabras, trabajar por las riquezas no es algo sabio.
Si no estamos trabajando para ser ricos, entonces ¿para qué lo hacemos? ¿Hay alguna otra meta o propósito al que podamos entregarnos?
¿Hay alguna otra buena razón para luchar, sufrir, esforzarnos y trabajar día y noche?
¿Hay alguna otra buena razón para todos nuestros trabajos y para el sacrificio laboral que llevamos a cabo cada día?
¡Sí, puede que haya una muy buena razón para todo lo que haces! Dios nos ha dado algo bueno por qué luchar. ¡La Biblia dice: «Pelea la buena batalla»! En otras palabras: también existen batallas que no son buenas, batallas que no valen la pena.
Entonces, ¿por qué vale la pena pelear? ¿Qué hay que valga mi tiempo, mi vida, mi sufrimiento, mi esfuerzo y mis luchas? ¿Todos debemos ser sacerdotes a tiempo completo? ¿Estoy diciendo que debes dejar de trabajar y convertirte en sacerdote porque no tiene sentido trabajar? ¡No, no es lo que estoy diciendo! Dios no espera que todos se vuelvan sacerdotes; de hecho, la mayoría de las personas no lo harán. Incluso en el Antiguo Testamento, los levitas a tiempo completo que no tenían un trabajo común representaban una minoría. La mayoría de las personas de las tribus de Israel tenían trabajos comunes en la sociedad.
Este libro no trata de cómo convertirse en pastor a tiempo completo, sino de que sigas siendo un empresario, un trabajador o un profesional con un gran propósito en todo lo que hagas.
No quiero que seas un empresario o un profesional sin propósito ni que tengas un propósito o una visión equivocada sobre el trabajo. ¡No trabajes para volverte rico! ¡Que tu visión no sea volverte rico, sino ser bendecido!
Tu visión debe ser alcanzar bendiciones en lugar de riquezas; en vez de luchar por dinero, lucha por una bendición, pues esto es lo que cambiará tu vida. Jacob y Esaú lucharon por una bendición, no por dinero. Cada uno de ellos deseaba ser bendecido, y al final de su pelea, Jacob fue quien obtuvo la bendición. Jacob es Israel, que en la actualidad es uno de los pueblos más ricos y exitosos de la tierra. Desear una bendición y trabajar por ella es un propósito mucho mayor que desear riquezas y trabajar solo por ellas. ¡Aprende del ejemplo de Jacob y Esaú y lucha por bendiciones en lugar de luchar por dinero! Lucha por ser una persona bendecida, vive buscando, luchando, esforzándote, trabajando y sacrificándote para ser bendecido; haz lo que sea necesario para que tu vida sea bendecida. A medida que avances en la lectura de este libro, te será revelado cómo vivir para ser bendecido.
Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de traer.
Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano, diciendo: Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera. Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando. Ve ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta; y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte. Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño. Quizá me palpará mi padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición. Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos. Entonces él fue y los tomó, y los trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba.
Génesis 27:5-14
No te afanes por hacerte rico...
Proverbios 23:4
¡L a mayoría de las personas quieren ser ricas! Trabajan día y noche para conseguirlo.No obstante, la Escritura dice: «No te afanes por hacerte rico (…)». ¡Es una
instrucción clara del Señor!
Si no debes trabajar para ser rico, entonces ¿qué debes hacer? ¿Por qué trabajamos si no buscamos ser ricos? ¿Qué debería hacer un empresario? ¿No debería buscar riquezas? ¿Qué debería hacer? ¿Por qué un hombre no debería aspirar a ser rico? ¡Porque la Palabra de Dios así lo dice!
Este libro trata sobre aquello a lo que debes entregar tu vida. Hay cosas a las que puedes aspirar y por las que puedes trabajar además de las riquezas. Este libro te dirá cuál puede ser tu visión. En vez de intentar volverte rico, aprenderás a trabajar por otras cosas.
No es sabio buscar ser rico, pues la Palabra de Dios así lo dice. Dios quiere darte una visión mejor para tu vida; en vez de trabajar para ser rico, es mejor que trabajes para ser bendecido y ser de bendición.
La Escritura dice que dejemos de intentar ser más sabios que Dios. Debes ser prudente y no desgastarte por hacerte rico.
No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.
Proverbios 23:4
Luego de leer este libro tu visión será otra: ¡ya no será volverte rico, sino volverte una persona bendecida por Dios y ser de bendición para otros!
Lo que necesitas es la bendición del Señor; con ella, tendrás más que suficiente, ¡tendrás de sobra! Debes preguntarte siempre: «¿Por qué trabajo? ¿Para qué trabajo? ¿Qué quiero lograr? ¿Quiero acumular riquezas para solo mirarlas y alabarme a mí mismo?
¿Cuánto puedo comer? ¿Qué haré con todas estas cosas que quiero obtener? ¿Qué precio debo pagar para obtener todas estas riquezas? ¿Voy a sacrificar mi vida para ser rico? ¿Voy a desechar a Dios para poder tener riquezas? ¿Quiero unirme a todos aquellos que no logran entrar al reino de los cielos por causa del dinero? ¿Quiero ser un rico necio o una persona bendecida?»