A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2020
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ISBN: 978-1-64699-870-8
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Rolando Rossi
CURSO DE
CARTOMANCIA
Cómo leer las cartas para predecir el futuro
Índice
Introducción
Las cartas son el medio más popular y divertido para ejercitar las disciplinas esotéricas. El juego de las cartas se remonta a los más primitivos sistemas de consulta mágica practicada por el hombre. Está ligado a antiquísimos procedimientos utilizados por todas las civilizaciones del pasado, cuando para interrogar al destino se utilizaban pequeñas piedras, tablillas de arcilla o rudimentarios objetos de madera: medios muy simples pero cargados de significado esotérico, al estar fuertemente influidos por la fe de sus manipuladores que no dejaban de colmarlos de signos enigmáticos, escenas de arte popular y coloraciones mágicas. Con el transcurrir de los siglos, pequeños y grandes artistas se han dedicado a la decoración de estos sencillos instrumentos, tanto que hoy en día cada país, cada cultura, cada etnia, posee una forma tradicional propia de representación alegórica. Por todo ello es difícil decir cuál fue el primer pueblo que desarrolló unos instrumentos similares a las cartas para averiguar el futuro. En el Brithish Museum se conserva un mazo de tarot egipcio de láminas de oro, que según parece es el único ejemplar que se salvó del incendio de la Biblioteca de Alejandría. Se trata de un ejemplar muy antiguo, cargado de significado histórico y esotérico y en cuya interpretación han participado los más famosos estudiosos del pasado, llegando a surgir alrededor de estas investigaciones verdaderas leyendas.
El célebre orientalista Guillaume Postel, por ejemplo, fue el primero que intentó descifrar el contenido del tarot Tot y publicó una traducción del mismo en su obra Claves de las cosas ocultas. Se cuenta que a continuación Postel se volvió loco a causa del excesivo empeño dedicado a descubrir los secretos encerrados en el libro de Tot, una acción que era considerada sacrílega o de profanación. Sin embargo, casos como este, alimentados por la superstición, siempre han encontrado eco en el mundo de las disciplinas ocultas.
En cambio, existe una abundante documentación sobre el arte de la cartomancia en todas las civilizaciones pasadas: egipcia, árabe, china, india, maya, llegando a nuestros tiempos en que goza todavía de un gran interés sociológico o artístico, pero sobre todo en las creencias y en la cultura popular.
Antiguamente, la consulta de las cartas con fines adivinatorios estaba reservada a los sacerdotes o sacerdotisas, precisamente porque formaba parte del contexto sagrado y religioso de cada cultura. También el desarrollo artístico de las representaciones seguía esquemas muy precisos, ligados a las creencias religiosas de cada civilización.
De todas formas, siempre han existido grandes diferencias a la hora de atribuir un reconocimiento oficial a la práctica del arte de la cartomancia, llegando incluso a condenas rigurosas y al ostracismo de los que se dedicaban de forma abusiva a estas prácticas. Son famosos los edictos y las condenas, incluso capitales, entre los griegos, los romanos y con especial dureza durante la Edad Media, contra todos los que se dedicaban al arte de la cartomancia y a las prácticas de magia en general.
Ningún tribunal ha podido nunca instruir sumarios que confirmen la posesión de propiedades esotéricas, precisamente porque todos poseemos estas cualidades, sin distinción de sexo, rango o grado de instrucción; acaso, dado que se trata de cualidades muy subjetivas, cada uno ha de encontrar su propio camino para desarrollarlas, incluso en la simple aplicación autodidacta, siguiendo un buen manual y procedimientos sencillos.
En el arte de la cartomancia las cartas son un medio, un instrumento, para comunicarse con el mundo de lo imponderable. Sería muy útil que cada cartomántico fuera capaz de construir sus propias cartas para personalizarlas al máximo y poder transmitir todas sus propiedades y características interiores. Estas exigencias nos llevan a los orígenes de la historia de este arte de adivinación: desde los tiempos más remotos, cuando se utilizaban instrumentos simples y rudimentarios creados por la intuición del cartomántico, hasta llegar a la época de Carlos VI, uno de los mayores divulgadores del juego de las cartas que se hizo construir por los artistas de la corte mazos de cartas que se convirtieron en clásicos, con representaciones de personajes de la época. También en Alemania la producción en serie de cartas sobre tablillas de madera utilizaba representaciones artísticas ligadas al mundo contemporáneo.
Hoy en día, además de no ser posible por motivos prácticos, esta forma de trabajar no es útil, dado que existe una variedad de cartas suficiente para satisfacer las más sofisticadas exigencias; conviene, por tanto, escoger un mazo de cartas que por su presentación artística o por cualquier otro motivo, incluso personal, sea el más simpático y el más práctico de utilizar pero, sobre todo, el más conocido por su uso en otros juegos.
Este es el motivo por el cual he desarrollado este manual basado en los tarot más populares, los piamonteses/napolitanos, no estrictamente cartománticos pero que se encuentran entre los más conocidos y utilizados. Además, de estos derivan todas las otras cartas, desde las francesas a las regionales. Todos podemos hacer cartomancia seriamente: es suficiente un buen manual para empezar, voluntad, modestia y el mazo de cartas que tengamos a mano; los buenos resultados llegarán de forma imprevista, espontánea y natural.
Las cartas son el instrumento, el medio para comunicarse con lo imponderable por lo que, una vez escogidas las que mejor nos satisfagan, es aconsejable utilizar siempre las mismas, tal como lo han adoptado como regla los profesionales más destacados. Es necesario, insistiendo de nuevo, identificarse, comprender y conocer a fondo toda la simbología artística y esotérica de las cartas, dado que en la ilustración artística y en la presentación simbólica están encerrados todos los componentes de las otras disciplinas esotéricas, desde la simbología a la cábala numérica, desde las matemáticas a la astrología, para englobar ampliamente aquella magia que es la base fundamental de la intuición cartomántica.
El cartomántico
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