Lorena Berdún, licenciada en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, comienza su andadura profesional como sexóloga, en el año 1998. En la cadena de radio 40 Principales dirige y presenta En tu casa o en la mía, programa dedicado a la sexualidad. Años más tarde, traslada el programa a la televisión, primero en la cadena Telemadrid con Me lo dices o me lo cuentas y después en TVE con Dos rombos. El formato obtiene dos premios Ondas en diferentes años y una nominación a los premios Grammy. Lorena recibe, además, dos premios ATV, de la Academia de Televisión, como mejor comunicadora.
En el año 2005 cesa su trabajo como sexóloga y en el año 2008 vuelve a TVE, presentando el programa de entrevistas Balas de plata. Entre noviembre de 2017 y enero de 2018 presentó en Telemadrid el programa de entrevistas Sexo y etcétera. En noviembre de 2019 conduce el concurso El bribón en el canal Cuatro junto al presentador titular del concurso Pablo Chiapella.
A lo largo de estos años, ha escrito una serie de libros sobre sexualidad y ha compaginado su trabajo como prestadora en la televisión con su faceta de actriz.
A todas las personas que osan amar de verdad, comenzando por mis padres y por mis tres hermanas…
[Introducción]
La naturaleza es increíblemente sabia. Seguramente habrás oído esta frase múltiples veces, pero, por tópica que parezca, expresa perfectamente la realidad. Nuestros cuerpos, por ejemplo, están preparados para cumplir una misión básica, que es la procreación, es decir, asegurar la descendencia, tener hijos. Aparte del funcionamiento interno, los genitales tienen una forma anatómica específica para desempeñar este cometido: el pene tiene forma alargada para que se pueda introducir en una especie de cueva, que es la vagina, y también para depositar lo más lejos posible, una vez dentro de la vagina, el líquido seminal que contiene los espermatozoides.
Por tanto, todos los cambios que se producen en el cuerpo durante la relación sexual, que puedes consultar en el capítulo III sobre la excitación, tienen como propósito facilitar el perfecto acople del cuerpo femenino y el masculino: la vagina se expande y humedece, el pene se endurece… Incluso la mujer prepara su cuerpo a lo largo del ciclo menstrual para que se produzca una fecundación, y si eso no ocurre aparecerá la regla.
Sin embargo, no podemos olvidar que, aparte de la finalidad procreadora, la sexualidad, que nos acompaña durante toda nuestra vida, nos permite disfrutar, obtener placer. Por eso podemos hacer uso de ella no solo para tener descendencia, sino únicamente para disfrutar, para compartir, para divertirnos y para cientos de cosas más. Nuestros cuerpos son increíbles y están hechos para disfrutar de ellos plenamente. Aquellas personas que no quieran tener hijos por el momento, pueden mantener relaciones sexuales y hacer el amor tan solo como mera fuente de placer, ¡y no hay nada malo en ello!
Poder elegir cómo queremos que sea nuestra sexualidad, vivirla con libertad, decidir cómo y cuándo hacerlo, con quién y cuándo ser padres, que métodos anticonceptivos utilizar, etcétera, es lo que se llama salud sexual. Y todo el mundo tiene pleno derecho a disfrutarla.
A muchas personas les gustaría saber cuál es el secreto para conseguir llegar a una sexualidad perfecta, o a la mejor comunicación con la pareja, o para ser el o la mejor amante, dominar todas las técnicas… ¡a quién no! Pero como es lógico, las cosas no son tan sencillas. No se trata de seguir unas instrucciones al pie de la letra como si de un manual se tratara, porque eso le restará naturalidad a todo lo que hagas. Lo ideal es que tú mismo/a respondas de manera natural a todos tus impulsos y sensaciones. Olvídate de las cosas que crees que son correctas o no. Todo vale, siempre y cuando estés de acuerdo con tu pareja. Échale imaginación e ilusión y lo más importante de todo: ESCUCHA A TU PAREJA, incluso lo que no te diga en voz alta.
A partir del primer capítulo encontrarás gran cantidad de recomendaciones, algunas que habrás oído cantidad de veces y otras que te suenen a nuevo.
Una aclaración: para referirme a la otra persona con la que haces el amor, utilizaré en todo momento la expresión «tu pareja». Esto no significa que esté aludiendo exclusivamente a parejas estables que hacen el amor, ni mucho menos. Es una manera de ponerle nombre a esa otra persona que comparte contigo el encuentro sexual, tu pareja en ese momento, bien sea alguien que acabas de conocer o tu novio, chica o relación estable, como quieras llamarlo.
A lo largo de todo el libro vas a encontrar ideas para mejorar tus relaciones sexuales o para reforzarlas. Lógicamente, cuanto mejor conozcas a tu pareja mucho más fácil será lograr la compenetración total, pero también puedes lograr ser un/a buen amante teniendo en cuenta esos detalles que se describen en el libro. Aunque te parezcan una bobada y creas que no se te escapan esos pormenores, has de saber que la sexualidad esconde cantidad de secretos que hay que descubrir con esfuerzo y muchas ganas. Todo el mundo puede «echar un polvo» y pasarlo de maravilla en la cama, pero eso no dura eternamente y serán tu esfuerzo y el de la persona que tienes al lado los que te ayudarán a descubrir lo que es de verdad disfrutar, conocer y compartir auténtica intimidad con otra persona. No es fácil hacer cada día algo nuevo, por eso unas cuantas sugerencias nunca vienen mal. Espero que disfrutes mientras lo lees, y ¡por supuesto! mientras haces uso de lo que has leído… Muchas gracias.
[I] Tu cuerpo
Para hacer el amor utilizas tu cuerpo, ¿verdad? Por eso precisamente tienes que examinarlo a la perfección, hasta el último detalle, ya que, además, tarde o temprano lo compartirás con otra persona. Si tú no te conoces, ¿cómo pretendes que tu pareja adivine lo que deseas? La mayoría de las personas han visto mejor el cuerpo desnudo de la pareja que el propio. Y es primordial conocerse para dar a entender a tu pareja lo que te apetece, para darte plenamente. Mírate desnudo/a, explora tus genitales y, por supuesto, ten la curiosidad de aprender algo más sobre cómo es el cuerpo del sexo contrario.
Casi siempre, las dudas relacionadas con la sexualidad, los problemas o disfunciones sexuales, aparecen porque no somos dueños de nuestro propio cuerpo. Se lo entregamos a nuestra pareja con mucha más facilidad de lo que nos lo damos a nosotros mismos, y eso es un error. No nos conocemos, y esto les ocurre, en mayor medida, a las mujeres. ¿Y por qué a ellas precisamente? Es sencillo: los chicos tienen sus genitales a la vista, desde que nacen están en contacto con su pene, lo tocan a diario… Además el niño aprende a convivir con sus erecciones, ve cómo el pene se pone duro y hasta descubre que acariciarlo en determinadas circunstancias le resulta agradable.
En cambio ellas, al contrario que los chicos, tienen más escondido el acceso a sus genitales, aunque eso no significa que sea difícil llegar a ellos. Por otra parte, no hay que olvidar que durante siglos la sexualidad femenina apenas se tuvo en cuenta o incluso fue negada, y ese «rechazo» se ha heredado en muchas culturas. Se suponía que las mujeres no podían sentir curiosidad por su cuerpo, no podían tocarse los genitales, jamás se les ha inculcado la importancia de explorarse y conocerse a la perfección.
Pero en fin, como todo eso es agua pasada, ahora sí hay que enseñar a las chicas a explorar sus genitales.