• Quejarse

Manuel J. Smith - Cuando digo no, me siento culpable

Aquí puedes leer online Manuel J. Smith - Cuando digo no, me siento culpable texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1975, Editor: ePubLibre, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Manuel J. Smith Cuando digo no, me siento culpable
  • Libro:
    Cuando digo no, me siento culpable
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1975
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Cuando digo no, me siento culpable: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Cuando digo no, me siento culpable" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Manuel J. Smith: otros libros del autor


¿Quién escribió Cuando digo no, me siento culpable? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Cuando digo no, me siento culpable — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Cuando digo no, me siento culpable " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Tanto en nuestra vida profesional como en la social o familiar todos nosotros - photo 1

Tanto en nuestra vida profesional como en la social o familiar, todos nosotros tenemos constante necesidad de relacionarnos con otras personas. Unas relaciones que a veces se convierten en una tortura: cuando sentimos que manipulan nuestra voluntad para plegarla a sus proyectos… y, aun sabiéndolo, somos incapaces de negarnos.

A partir de técnicas conductistas, Cuando digo no, me siento culpable ofrece un método fácil y de excelentes resultados para afirmar los propios derechos y aspiraciones sin necesidad de manipular los ajenos, y sin tener las frustrantes reacciones defensivas que, a veces con incomodidad, experimentamos.

Manuel J Smith Cuando digo no me siento culpable ePub r10 Titivillus - photo 2

Manuel J. Smith

Cuando digo no, me siento culpable

ePub r1.0

Titivillus 30.12.16

Título original: When I say no, I feel guilty

Manuel J. Smith, 1975

Traducción: Ramón Hernández Sol

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

A la Humanidad la única especie animal que realmente me importa y a sus - photo 3

A la Humanidad, la única especie animal que realmente me importa, y a sus miembros siguientes: Dennis, Evelyn, Fred, Gladys, Hal, Ian, Irv, Jennie, JoAnn, Joe, Mannie, Phil, Sue y El Turco.

MANUEL J. «PETE» SMITH (Brooklyn, Nueva York, 27 de enero de 1934 - San Diego, 12 de mayo de 2007) Psicólogo clínico-experimental e impulsor de la terapia asertiva sistemática.

Terapeuta en la práctica privada y profesor clínico asistente de psicología en la UCLA, ha realizado investigaciones en psicología social, el aprendizaje, los estados fóbicos, psicofisiología y el funcionamiento sexual. Recibió su BA en 1959, en 1960 maestría de San Diego State College, y su Ph.D. de la Universidad de California en Los Ángeles en 1966.

Trabajó en la formación de voluntarios de Peace Corps, en el Hospital de Veteranos de Sepúlveda y en un centro de terapia del comportamiento de Beverly Hills. Fue profesor adjunto de Psicología Clínica en la Universidad de California de Los Ángeles.

Es una autoridad reconocida en el dominio del entrenamiento en asertividad.

Autor de Cuando digo no, me siento culpable, que ha vendido más de dos millones de copias, además de Libérese de sus miedos, y Sí, puedo decir no, entre otras obras.

Su trabajo ha aparecido en varias publicaciones profesionales, como en The Journal of Experimental Psychology, Psychology Report, Current Research in Human Sexuality, y Experimental Methods and Instrumentation in Psychology.

Es miembro de la American Psychological Association, de la Society of Psychophysiological Research, The Western Psychological Associationla, y la State Psychology Association del Estado de California, dando conferencias en su campo.

Notas

[1] Otras posibilidades: ineficaz, improductivo, propio de un derrochador, etcétera.

[2] Ejemplos: Sus cálculos…, su dominio de la cuestión…, su traducción de esta frase…, su manera de emplear la herramienta…, este trabajo…, sus intentos por impresionar a Nancy…, etc.

[3] Trad. cast., Incompatibilidad sexual humana, Intermédica, Buenos Aires, 1981.

[4] Trad. cast., El placer del sexo, Random House Mondadori, Barcelona, 2003.

Prólogo

La teoría y las técnicas verbales de la terapia asertiva (o afirmativa) sistemática son resultado directo de los trabajos efectuados con seres humanos normales, en el curso de los cuales se intenta enseñarles algo acerca de la manera de enfrentarse eficazmente con los conflictos que a todos nos plantea el hecho de la convivencia con otros. Mi motivación inicial para establecer un método sistemático encaminado a enseñar a «estar a la altura», a reaccionar de manera asertiva, arranca de mi nombramiento como Oficial de Evaluación sobre el terreno, en el Centro de Formación y Perfeccionamiento del Cuerpo de la Paz, situado en las colinas próximas a Escondido, California, durante el verano y el otoño de 1969. En el curso de dicho periodo observé, descorazonado, que las técnicas tradicionales —conocidas, pintorescamente, con el nombre de «armamentarium» del psicólogo clínico (o de cualquier otra disciplina terapéutica, para el caso)— resultaban harto limitadas dentro de aquel marco de formación. La intervención en caso de crisis, el asesoramiento o la psicoterapia individuales, y los métodos o procesos de grupo, incluidos los de formación de la sensibilidad o los de crecimiento-encuentro en grupo, poco hacían para enseñar a los reclutas relativamente normales del Cuerpo de la Paz a resolver los problemas cotidianos de la interacción humana que la mayoría de los voluntarios veteranos habían visto planteárseles en el extranjero, en sus países huéspedes. Nuestro fracaso en el intento de ayudar a aquellos entusiastas jóvenes de ambos sexos se hizo patente al cabo de doce semanas de adiestramiento práctico y teórico intensivo, cuando, por ejemplo, se les practicó la primera demostración de un rociador portátil de insecticida. Sentados sobre sus talones en un campo polvoriento, para simular un grupo de labradores latinoamericanos, había un abigarrado conjunto de doctores en filosofía y psicólogos, un psiquiatra, instructores de lenguaje y voluntarios veteranos disfrazados con sombrero de paja, pantalón corto, sandalias, botas de soldado, zapatos de tenis o simplemente descalzos. Mientras los alumnos llevaban a cabo su demostración sobre el terreno, los pretendidos labradores mostraban escaso interés por el rociador de insecticida, por el aparato en sí, y gran interés en cambio por los forasteros que habían aparecido en los campos de su aldea. Si es cierto que los alumnos eran capaces de dar respuestas acertadas a toda clase de preguntas sobre agronomía, lucha contra las plagas, regadío o fertilización, ni uno solo de ellos pudo dar una respuesta creíble a las preguntas que con toda probabilidad serían las primeras que les formularían aquellas gentes a las que deseaban ayudar: «¿Quién os ha enviado aquí a vendernos ese aparato?» «¿Por qué os empeñáis en que lo empleemos?» «¿Por qué habéis venido desde el otro extremo de América para explicarnos esto?» «¿Qué ganáis con ello?» «¿Por qué habéis venido primero a nuestro pueblo?» «¿Por qué tenemos que conseguir mejores cosechas?», etc. Mientras todos y cada uno de los alumnos trataban, exasperados, de hablar del aparato rociador, los pretendidos labriegos no cesaban de formular preguntas acerca de las razones de su visita. Ni un solo alumno, que yo recuerde, respondió asertivamente más o menos con estas palabras: «Quién sabe… ¿Quién conoce la respuesta a todas vuestras preguntas? Yo no. Yo solo sé que deseaba venir a vuestro pueblo y conoceros y mostraros cómo este aparato puede ayudaros a cultivar más alimentos. Si deseáis aumentar vuestras cosechas, tal vez yo os pueda ayudar en ello». Sin esa clase de actitud no defensiva y de respuesta verbal asertiva, cuando se encontraron en la posición indefendible de ser interrogados en busca de motivos poco honestos, la mayoría de los alumnos vivieron una experiencia turbadora e inolvidable.

Aunque les habíamos dado una buena preparación lingüística, cultural y técnica, no les habíamos preparado en absoluto para enfrentarse de manera asertiva y confiada a un examen personal crítico, efectuado en público, de sus motivos, sus deseos, sus debilidades y aun de sus fuerzas; en breve, para un examen de sí mismos en tanto que personas. No les habíamos enseñado a resolver una situación en la que el alumno se empeñaba en hablar de agronomía mientras que los fingidos campesinos (como lo hubieran hecho los de verdad) solo querían hablar de los propios alumnos. No les habíamos enseñado a reaccionar en parecida situación porque en aquel entonces no sabíamos qué debíamos enseñarles. Todos teníamos ideas vagas acerca de la situación, pero ninguna de ellas nos resultaba muy útil. No enseñamos a los alumnos a afirmarse a sí mismos sin tener que justificarse o dar una razón para todo lo que hacen o quieren hacer. No enseñamos al alumno a decir simplemente: «Porque quiero…» y a dejar luego lo demás al buen criterio de las personas a las que iba a tratar de prestar ayuda.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Cuando digo no, me siento culpable»

Mira libros similares a Cuando digo no, me siento culpable. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Cuando digo no, me siento culpable»

Discusión, reseñas del libro Cuando digo no, me siento culpable y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.