CLARK ASHTON SMITH
TERROR EN MARTE
Traducciónes de: Gra, urijenny, Arturo Villarubia, Joaquín Llinás
Edición electrónica: Jack!2012
http://www.cfebook.blogspot.com/
Prólogo y epílogos traducidos por Odilius Vlak
PRÓLOGO
SOBRE LA HISTORIA DELA CIENCIA FICCIÓN
Yo he leído con gran interés la publicación del simposio sobre Ciencia Ficción del invierno de 1949. Ya que tú has expuesto tan hábilmente las principales deducciones que puedan extraerse del evento, me limitaré a unos pocos comentarios, por así decirlo. Por un lado, me sorprendió el hecho de que la mayoría de los participantes (exceptuando al doctor Keller) fracasaron en enfatizar suficientemente el aspecto histórico del tema y estuvieron exclusivamente preocupados con su desarrollo contemporáneo. Si bien es seguro, que para una apropiada comprensión del género y la fantasía en general, algunas consideraciones deben ser dadas sobre sus raíces en la literatura antigua, el folklore, la mitología, la antropología, el ocultismo, y el misticismo.
Quedé bastante sorprendido al ver que nadie mencionó a Luciano de Samósata, Apuleyo y Rabelais entre los padres fundadores del género, puesto que los tres son de primordial importancia. Luciano fue un satírico y un escéptico quién, en forma de ficción imaginativa, se dedicó a «desprestigiar» las supersticiones religiosas y a contender con los filósofos de su tiempo; siendo, podríamos decir, de alguna manera semejante a Aldous Huxley, quién a su vez ha satirizado la ciencia moderna. Apuleyo, tomando prestada la trama de una obra de Luciano en el Asno de Oro, expresó por otro lado, el poder y glamour de la hechicería, que era considerada como ciencia por la mayoría de sus contemporáneos; y su libro, en la parte final, se sumerge profundamente dentro del misticismo, el cual es al parecer eterno y común a todas la mentes humanas de todas las épocas. La omisión de Rabelais es particularmente sorprendente, pues él no sólo fue el primero de los modernos satíricos fantasiosos, pero también uno de los primeros en desarrollar el tema de la Utopía (tan explotado desde entonces) en su Abadía de Thelema, la cual —debo agregar—, es la única Utopía ficticia en la cual personalmente me interesaría habitar.
Otra cosa que me dejó desconcertado fue las supersticiones éticas mostradas por algunos de los contribuyentes, supersticiones propias de muchos de los fanáticos de la Ciencia Ficción, en oposición a los devotos de la fantasía pura. Tales fanáticos son obviamente amantes de lo imaginativo y lo fantástico, restringidos más o menos en la indulgencia de sus preferencias, por un sentimiento de que la ficción que ellos consumen debe proceder (sin importar cuan remoto sea su última partida) de lo que es corrientemente considerado como hecho probado y delimitado por las leyes naturales. De lo contrario, existe algo reprensible en la inclinación de su disfrute sin entrar en el viejo problema de la Ética más Arte, o Ética versus Arte, de lo cual sólo puedo decir, desde mi propio punto de vista, que la mejor aplicación de la ética es en la esfera donde manifiestamente no se está aplicando: es decir, el uso práctico de los descubrimientos científicos e invenciones. La literatura imaginativa sería más feliz y más fructífera con sus alas libres; y la esfera de su experiencia sería más amplia.
Lo que más me complació acerca del simposio fue la preeminencia dada a Wells y a Charles Fort, y la inclusión de tu antología Strange Ports of Call. Yo pudiera mencionar libros de mi propia predilección, como una completa lectura de Ciencia Ficción, que fueron ignorados y subestimados por los contribuyentes. De estos, el libro de Huxley, After Many a Summer Dies the Swan es probablemente el más sobresaliente desde una perspectiva literaria. Es una hermosa y ostentosa sátira acerca de los resultados tras el éxito de la inmortalidad. El Dark Chamber de Leonard Cline, puede ser mencionado también, pues describe con singular poder, la regresión de un ser humano al fango primordial. De paso, debemos mencionar La Historia Verdadera de Luciano, porque ésta contiene el relato de lo que sería el primer viaje interplanetario, la historia de un fantástico viaje a la luna. ¡Algunas veces considero que Freud debe ser incluido entre los maestros modernos de de la Ciencia Ficción! Pero nadie puede multiplicar los títulos sin agregar nada de permanente valor y significado literario.
NOTA: El nombre del destinatario de este documento no está incluido en el original. Probablemente algún editor o escritor.
Clark Ashton Smith
EL HABITANTE DE LAS PROFUNDIDADES DE MARTE
Abatiéndose y alzándose rápidamente como un genio surgido de la lámpara de Aladino, la nube se erguía sobre la superficie del planeta. Era una columna deforme y colosal que dominaba la llanura solitaria, atravesando un cielo obscuro como las salinas de los mares muertos.
—Parece una tormenta de arena —comentó Maspic.
—No puede ser otra cosa —asintió Bellman con rapidez—. En estas regiones no existe otra clase de tormentas. Es el tipo de torbellino que los aihais llaman "zoorth", y se dirige hacia nosotros. Creo que debemos empezar a buscar refugio. Una vez me encontré atrapado por el "zoorth", y desde entonces no recomiendo a nadie respirar una bocanada de este polvo ferruginoso.
—Hay una cueva en el lecho seco del río, a la derecha —explicó Chivers, el tercer miembro del grupo, que había estado escrutando el desierto con infatigables ojos de halcón.
El trío de terrícolas, aventureros curtidos que desdeñaban los servicios de los guías marcianos, había salido cinco días antes de la base de Ahoom, en la región deshabitada llamada Chaur.
Aquí, en los lechos de los grandes ríos que no fluían desde muchos siglos antes, era donde, según se decía, existían los sedimentos del platino pálido de Marte, dormitando en gruesas capas. Si la suerte les era propicia, sus años de exilio casi forzado en el planeta rojo tocarían a su fin.
Habían sido prevenidos contra el Chaur, y escuchado algunas extrañas leyendas referentes a las razones por las que los anteriores exploradores no regresaron jamás. Pero el peligro, o cualquier empresa que pudiera llevar a situaciones desconocidas, era simplemente una parte de su rutina cotidiana. Hubieran sido capaces de atravesar el Infierno, de existir la posibilidad de encontrar platino en cantidades ilimitadas al final de la expedición.
Sus provisiones y los barriletes de agua eran transportados a lomos de tres curiosos mamíferos llamados vortlups: con sus piernas y cuellos desmesuradamente largos y cuerpos recubiertos de escamas, parecían una combinación fabulosa de llama y saurio. Aquellos animales, aunque extravagantemente feos, eran mansos y obedientes, y estaban muy bien adaptados para viajar por el desierto, siendo capaces de resistir durante meses sin agua.
Durante los últimos dos días habían seguido el centro del lecho de un antiguo río sin nombre, viajando entre colinas convertidas en simples montículos. No habían encontrado otra cosa que guijarros y arena muy fina. El cielo se había mantenido silencioso y despejado, y en el cauce del río no observaron señal alguna de movimiento, apareciendo las piedras a veces recubiertas de líquenes muertos.
La columna maligna del "zoorth", engrosando y retorciéndose mientras avanzaba hacia ellos, era la primera cosa dotada de movimiento que veían en aquellas regiones sin vida.
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