LIBRO XVII
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Precios extraordinarios de los árboles
Se ha hablado ya de las características de los árboles que nacen espontáneamente en la tierra y el mar. Quedan las de aquellos que, más que al nacimiento, se deben a la habilidad y al talento humano.
Craso fue un orador romano de primera fila. Tenía una casa magnífica, pero bastante más notable era, también en el Palatino, la de Quinto Cátulo, el que derrotó a los cimbros junto con Gayo Mario. No obstante, a Craso le fue echada en cara la suya.
De familias muy ilustres ambos, después de sus consulados desempeñaron al mismo tiempo, en el año 662 de la fundación de Roma, una censura llena de conflictos a causa de la disparidad de sus costumbres. En aquella época, Gneo Domicio, de carácter vehemente como era, inflamado además por el odio que se hace más insaciable con la envidia, criticó con dureza que un censor viviera en una casa tan cara, ofreciéndole por ella en varias ocasiones seis millones de sestercios, traídas para adornar el teatro con ocasión de su edilidad, cuando todavía no había ninguna de mármol en lugares públicos. Tan reciente es la opulencia, y los árboles aportaban entonces a las casas un valor tan grande que sin ellos Domicio ni siquiera mantuvo el precio del objeto de su disputa.
En la Antigüedad se utilizaron incluso sobrenombres derivados de árboles: el de Frondicio, aquel famoso soldado que realizó hazañas memorables frente a Aníbal pasando a nado el Volturno cubierto con ramas de árbol
Más asombroso todavía en los frutales es que teniendo en cuenta que el rendimiento anual de muchos de ellos en los arrabales se estima en dos mil sestercios, la renta de uno es mayor que la de una propiedad entre los antiguos. A causa de eso también se idearon los injertos e, incluso, los cruces extraños de árboles, para que ni siquiera la fruta naciera para los pobres.
Por eso ahora diremos de qué modo se obtienen de ellos mejores resultados, a fin de dar el método verdadero y definitivo de cultivarlos, y por ello no tocaremos los temas muy conocidos ni aquellos de los que observamos que hay constancia, sino los inseguros y dudosos, en los que más falla la experiencia, pues no es propio de nosotros dedicar nuestra atención a cosas innecesarias. No obstante, antes de nada diremos globalmente lo que respecto al clima y a la tierra afecta en común a toda clase de árboles.
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El clima en relación con los árboles. A qué parte del cielo deben mirar las viñas
Los árboles prosperan sobre todo con el aquilón; se hacen más compactos por su soplo, y también más hermosos y de madera más resistente. El agua aprovecha más a los sembrados cuando el sol no la absorbe inmediatamente.
Relacionada también con ello está la planificación de las viñas y a qué punto deben orientarse las vides maridadas.
Hay que prestar también mucha atención a los vientos. En la provincia Narbonense, en Liguria y también en una parte de Etruria se considera falta de habilidad, y recibirlo de lado, previsión. De hecho, ese viento allí templa los calores del verano, pero muchas veces su fuerza es tan grande que se lleva los tejados.
Algunos autores hacen que la orientación dependa del tipo de tierra, de manera que lo que se planta en terreno seco mire a oriente y al septentrión, y lo que en terreno húmedo, al mediodía. Y también a partir de las propias vides encuentran razones para plantar en terreno frío las tempranas, para que su maduración preceda al frío; frente al orto, los frutales y las vides que aborrezcan el rocío, para que el sol lo evapore enseguida; frente al ocaso o incluso al septentrión, las que lo deseen, para que disfruten más tiempo de él. Por eso lo que tiene más garantía es lo que ya está probado.
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Cuál es la mejor tierra
Después del clima lo siguiente es hablar de las condiciones de la tierra, y no es demasiado fácil tratar de ello, ya que muchas veces no conviene el mismo tipo a los árboles y a los frutos del campo, ni la tierra negruzca, pero solo son buenas para pasto. Sin embargo, la naturaleza no quiso que fuéramos ignorantes y puso de manifiesto los inconvenientes incluso donde no había dejado claras las ventajas. Por tanto, hablaremos en primer lugar de los defectos.
Si alguien quisiera probar si una tierra es amarga o magra, es un trabajo sin sentido. ¿Qué puede esperar el que cultiva una tierra así?
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Las 8 clases de tierra con la que abonan los griegos, las Britanias y las Galias
Hay otro método, que descubrieron los britanos y los galos, de alimentar la tierra con ella misma, así como una clase de tierra que ellos llaman «marga.
Es oportuno hablar detenidamente de la marga que enriquece a los galos y a los britanos.
Había dos clases. Recientemente se han empezado a trabajar otras gracias a los espíritus innovadores. Y así, la hay blanca, rojiza, columbina, arcillosa, tobosa y arenosa. La piedra se tritura en el propio campo, y en los primeros años la paja se corta con dificultad a causa de las piedras; sin embargo, por su mínimo peso se transporta con menos de la mitad de gasto que las demás. Se extiende espaciada; se cree que está mezclada con sal. Una y otra clase de tierra, echadas una sola vez, se mantienen hasta cincuenta años con riqueza en grano y pasto.
De las tierras que se aprecia que son pingües, la superior es la blanca. De esta hay muchas clases: la más abrasiva es la que hemos dicho antes.
La tercera clase de tierra blanca la llaman glisomarga. Es, por otra parte, greda de abatanar mezclada con tierra pingüe, más fértil para pasto que para grano, hasta el punto de que, una vez recogida la cosecha, antes de la siguiente sementera, se puede cortar pasto muy abundante. Mientras está el grano.
A la columbina los galos en su lengua la llaman eglecopala. Se saca en terrones como las piedras, se fragmenta con el sol y las heladas formando unas láminas finísimas. Esta es fértil por igual.
Se utiliza tierra arenosa en el caso de que no haya otra; y en terrenos encharcados, incluso aunque haya otra. Los ubios; necesita también una pequeña cantidad de estiércol, al principio la más áspera y la que no se extiende bien sobre la hierba; en otro caso, por la novedad, sea de la clase que sea, hará daño al terreno y así ni siquiera es fértil el primer año. También es importante para qué tipo de terreno se quiere, pues la marga seca es mejor para el húmedo, la pingüe, para el árido. Una y otra, la greda o la columbina, van bien al terreno intermedio.
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El empleo de la ceniza
A los transpadanos les gusta tanto el uso de la ceniza que la prefieren al estiércol da así sazón a la vendimia, sino que allí aporta más el polvo que el sol.
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El estiércol
Hay muchos tipos diferentes de estiércol. Realmente es un procedimiento antiguo, y algunos, la palomina. Después alaban el excremento de cabra, tras este el de oveja, luego el de buey y, el último, el de las bestias de carga.
Estos eran los diferentes tipos de estiércol entre los antiguos, y al mismo tiempo no encuentro yo recomendaciones de uso para el estiércol reciente, ya que también en esto la vejez es lo más útil).
Varrón a estas recomendaciones añade la de abonar los sembrados con estiércol de caballo, que es el más ligero; los prados, en cambio, con uno más pesado, y que procede de la cebada y da mucha hierba.
Catón dice».
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Qué semillas hacen la tierra más feraz y cuáles la esquilman
Además añade que algunas plantas alimentan suficientemente la tierra por sí mismas: «estercolan los sembrados los siguientes tipos de grano: el altramuz, el haba y la veza»; así como, al contrario: «el garbanzo, porque se arranca y es salado, la cebada, el fenogreco y el yero, todos estos abrasan los sembrados, y también todos los que se arrancan. No eches huesos de fruta a los sembrados.