| De los anillados o piercings exóticos que se hacen hoy en día, el mas popular y común es el anillado en los pezones. Parece extraño que algo tan popular no tenga prácticamente precedente históricos que puedan rastrearse. Hay referencias someras que nos retrotraen a los reinados de Luis XIV y la Reina Victoria, cuando las mujeres los usaban para potenciar el tamaño y la forma de sus pezones. Se dice que también lo han practicado los cabileños, tribu bereber del norte de Argelia, así como algunas tribus indígenas de América sin identificar en lo que hoy es Texas.
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| Sólo la realeza del antiguo Egipto, y no los plebeyos, podía lucir anillados en el ombligo. Hoy en día es uno de los anillados más populares. A las bailarinas exóticas les encanta porque resulta muy llamativo, sobre todo cuando se adorna con una joya brillante.
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| Entre los piercings genitales masculinos, el más común y sensual es el Príncipe Alberto, llamado también anillo para rellenar en la época victoriana. Su finalidad era supuestamente sujetar el pene de forma tirante contra la pierna, minimizando así cualquier bulto «antiestético» en los pantalones muy ceñidos que se llevaban en la época. Al parecer, el Príncipe Alberto llevaba un piercing que le servía para el propósito añadido de mantener el prepucio replegado, conservando así su miembro lo bastante fragante como para no ofender a la reina. En la actualidad este piercing se utiliza casi exclusivamente para procurar una estimulación erótica.
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| El segundo anillado más popular en el pene es el del frenum (o frenulum). El nombre es anatómico. El piercing atraviesa de lado a lado la carne situada en la parte inferior del pene entre medio centímetro y un centímetro y medio por detrás del Príncipe Alberto. Esto hace posible que los hombres tengan ambos piercings, y de hecho muchos los tienen.
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| El dydoe es un anillado que se suele hacer de dos en dos en el glande del pene y que se coloca en el pene en la dirección de las tres y las nueve en punto. Como joya se suele escoger barritas metálicas de un centímetro y medio aproximadamente.
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| El ampallang es el mejor y más ampliamente documentado de todos los anillados corporales exóticos. Mencionado en los diarios de muchos exploradores y condenado por los misioneros, se encuentra en Borneo, Nueva Guinea y algunas partes de Filipinas. El anillado es horizontal y atraviesa el glande, en general por encima de la uretra, si bien las fuentes discrepan en este punto. Su función primordial es estimular a la mujer en el coito.
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| Tal como es descrito en el Kama Sutra, el antiguo tratado clásico hindú sobre el amor y la conducta social, el apadravya es todo artilugio (antiguos «cosquilladores franceses» o consoladores si se quiere) usado durante el coito para excitar a la mujer. Entre la población dravídica del sur de la India, la palabra se refiere también al artilugio que se lleva en un piercing vertical en el glande del pene.
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| En ciertas culturas árabes se anillan los escrotos de los chicos cuando éstos alcanzan la pubertad. Se decía que el piercing servía de rito de paso y se denominaba hafada. Éste se situaba a un lado del escroto, cerca de la base del pene.
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| El guiche (pronúnciese «guix») se atribuye a los indígenas del Pacífico Sur, sobre todo en Tahití. El anillado se pone en el perineo, la protuberancia de piel situada entre el escroto y el ano, que se corresponde aproximadamente con la entrepierna de unos pantalones. Una vez curado, al piercing se le pueden sujetar aros.
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| Mientras que los anillados genitales se emplean básicamente para obtener una estimulación erótica, en algunos lugares y épocas han servido para impedir el placer sexual. En las antiguas Grecia y Roma se les solía practicar a los esclavos varones anillando su prepucio e insertando un dispositivo de cierre denominado fíbula. Esa práctica recibía el nombre de infibulación.
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| Las mujeres también han sido infibuladas. Sucedía en muchos lugares —Etiopía, Roma, la India y Persia, por mencionar algunos— mediante el anillado de los labios vaginales y la inserción de algún dispositivo de cierre. Con ello se pretendía asegurar que la mujer no coquetease con más hombre que su esposo o, en el caso de las esclavas, con un hombre que no contase con la aprobación de su dueño.
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| Los anillados en el clítoris son muy poco frecuentes. Ello se debe sobre todo a que la mayoría de las mujeres no poseen un clítoris lo bastante grande como para que sea posible anillarlo.
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Las ilustraciones y el texto de los anillados han sido cedidos por Gauntlet, Inc., San Francisco.
NORMAN BRESLOW obtuvo su titulación en fotografía por el Art Center College of Design (Los Angeles), y en Psicología por la California State University de Los Angeles. Es autor de diversos artículos sobre el sadomasoquismo, así como de Basic Digital Photography (Focal Press).
JOEL I. BRODSKY enseñó en la Universidad de Nebraska-Lincoln, donde se doctoró en Sociología en 1989. Se interesó por la sociología de la salud y la enfermedad, la sociología de lesbianas y gays, la organización social y la desigualdad social. La obra académica de Brodsky incluye investigaciones sobre la relación entre los hombres gays y sus médicos, el sida/ VIH como problema social, el cuidado de la salud de los gays y el concepto de comunidad entre los gays y las lesbianas. Falleció en abril de 1994.
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