N OTA A LA EDICIÓN DIGITAL
Cuando el 26 de junio de 1975 Dios llamó a su presencia a Mons. Escrivá de Balaguer, no existía apenas material biográfico publicado sobre una personalidad que dejaría tan hondo curso en la Historia de la Iglesia. Había prevalecido, por encima de todo, el lema ocultarme y desaparecer es lo mío, que sólo Jesús se luzca, que hizo de su vida y de su doctrina una permanente y humilde siembra de servicio a la Iglesia y a las almas. Pero, a partir de esa fecha, surgió espontáneamente la justa gratitud de miles de personas del mundo entero hacia quien les había encaminado —instrumento de Dios— por senderos de vida cristiana. Su agradecimiento se manifestó también en infinidad de artículos, testimonios y recuerdos, que permitieron conocer y saborear tantos detalles inéditos de su vida y de su ejemplar enseñanza.
Esa realidad explica la rápida y amplia difusión de este libro —todos esperaban algún texto biográfico de conjunto—, traducido ya a las más importantes lenguas del mundo contemporáneo. Y refleja también la atracción que la vida y la espiritualidad de Mons. Escrivá de Balaguer ejercen sobre millares de almas de nuestro tiempo, de muy diferentes culturas y condiciones sociales. Pero, sobre todo, y aun dentro de la evidente limitación de estas páginas, viene a manifestar la extensión universal de la devoción al fundador del Opus Dei, reconocida solemnemente por la Iglesia desde que, el 12 de mayo de 1981, comenzó en Roma el Proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer.
Efectivamente, el Cardenal Ugo Poletti, Vicario del Papa para la diócesis de Roma —donde falleció el Siervo de Dios—, decretó el 19 de febrero de 1981 la introducción de su Causa de beatificación. Previamente, la Congregación para las Causas de los Santos había estudiado atentamente la documentación presentada y, en el Congreso Ordinario del 30 de enero de 1981, concedió el nihil obstat para la apertura del proceso, que el Santo Padre Juan Pablo II ratificó y confirmó el 5 de febrero siguiente.
El Decreto del Cardenal Poletti recordaba la perenne actualidad de la figura de Mons. Escrivá de Balaguer, 'punto de referencia desde el que la luz del apostolado cristiano se irradia sobre la sociedad de todos los tiempos.
'Lo confirma la vasta fama de santidad que circundó ya en vida al Siervo de Dios, respaldada por abundantes y autorizados testimonios. Desde que el Señor lo llamó a Sí, esta fama de santidad se ha ida progresivamente extendiendo, con significativa espontaneidad. Son millares las cartas —de eminentes personalidades y de gente común— llegadas al Santo Padre desde los más lejanos rincones de la tierra, con el fin de pedir la apertura de la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios. Entre estas cartas, nos place recordar la de la Conferencia Episcopal del Lazio, con sus expresiones de gratitud por los frutos que sembró en Roma el celo sacerdotal de Mons. Escrivá. Personas de todas las condiciones sociales y de las más variadas nacionalidades atestiguan el cúmulo de favores, grandes y pequeños, espirituales y materiales, recibidos del Cielo por el recurso a la intercesión del Siervo de Dios. La cripta del oratorio de Santa María de la Paz, en la Sede Central del Opus Dei, en Roma, donde reposan los restos mortales del Fundador, es meta de una peregrinación ininterrumpida de fieles, que confían a su mediación ante Dios todas sus necesidades o le agradecen favores obtenidos'.
Como es sabido, cumplidos con rigor todos los pasos establecidos en la legislación canónica, el proceso se cerró con la solemne canonización de san Josemaría. Presidió la ceremonia S. S. Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro, el 6 de octubre de 2002, justo el año en que se había cumplido el centenario del nacimiento del fundador del Opus Dei.
Al preparar una nueva edición castellana de Apuntes… , además de anotar estos hechos decisivos, me he planteado la posibilidad de actualizar el libro. Después de estudiarlo con cierto detenimiento, he llegado a la conclusión de que son muchos y muy importantes los nuevos datos y textos aparecidos desde 1976. Pero no modifican —más bien confirman y amplían— aquellos rasgos de la personalidad del fundador del Opus Dei que veía oportuno resaltar entonces, y que hoy me siguen pareciendo particularmente expresivos.
No obstante, considero obligado recordar algunos documentos o iniciativas de excepcional importancia posteriores a la primera edición de estos Apuntes , que han alcanzado merecida y extensa difusión. Me referiré a una selección mínima, pues el interesado puede acudir a los boletines bibliográficos exhaustivos de la revista anual Studia et Documenta , del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer, nacido por iniciativa de Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, el 9 de enero de 2001. Dan cuenta también de obras colectivas, fruto de simposios y reuniones en torno a su figura. Esta revista ha publicado ya diez números, con el resultado de muy diversas investigaciones sobre aspectos de la vida del fundador del Opus Dei. Esa institución romana promueve también la edición histórica-crítica de las obras de san Josemaría, editadas en castellano por Rialp. Confirman que, en sus escritos, san Josemaría proponía a los lectores lo que es carne de su carne y vida de su vida.
En estos años se han publicado también biografías de san Josemaría, desde perspectivas distintas, que han alcanzado gran difusión, especialmente la última: un trabajo ambicioso, en tres extensos volúmenes, del escritor español Andrés Vázquez de Prada.
Otra iniciativa de gran enjundia es el Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer , publicado en la editorial Montecarmelo: 1368 páginas, con 288 voces ordenadas alfabéticamente, redactadas por 226 autores de 32 países (disponible también en ed. digital).
Estoy firmemente persuadido de que esta documentación tan abundante facilita y enriquece el conocimiento del fundador, y permitirá abordar con más hondura tantas y tan ricas facetas de su personalidad y de sus enseñanzas.
En otro orden de cosas, querría advertir sobre un detalle quizá mínimo. En estos Apuntes se recogen testimonios de infinidad de personas: algunas no están ya entre nosotros; otras ocupan hoy puestos civiles o eclesiásticos diversos a los que desempeñaban en 1975 o 1976. Sin embargo, me ha parecido preferible conservar el texto tal como estaba, seguro de que el lector podrá salvar fácilmente posibles o aparentes anacronismos. En todo caso, reitero mi cordial agradecimiento a tantas personas que quisieron mostrar su gratitud, su amistad o su admiración hacia Mons. Escrivá de Balaguer, autorizándome a usar sus palabras.
Por último, en 1982 se produjo otro acontecimiento histórico, que vino a cerrar un aspecto decisivo de la vida de Mons. Escrivá de Balaguer, que trato dentro del capítulo séptimo de este libro, el camino jurídico del Opus Dei: la transformación de la Obra en Prelatura personal, decidida por S. S. Juan Pablo II, aplicando una figura jurídica introducida por el Concilio Vaticano II. Esta solución fue calificada como un bien para toda la iglesia por el Cardenal Baggio, al presentar en L’Osservatore Romano (28-XI-1982) los diversos documentos oficiales de la Santa Sede sobre este importante acto pontificio. A pesar de mi decisión —a la que me he referido más arriba— de no modificar el texto que escribí entre 1975 y 1976, he considerado oportuno añadir unas líneas en las págs. 158 y 261: en parte, por rigor informativo; sobre todo, porque la configuración jurídica del Opus Dei exigió tantos trabajos y sufrimientos a su fundador, y fue intención constante de su oración y penitencia desde 1928.
Madrid, 28 de noviembre de 2016