Datos del libro
Traductor: Pérez Arangüena, José Ramón
Autor: Wauck, John Paul
©2011, Editorial Cultural y Espiritual Popular, S.L.
Colección: Colección Testigos, 54
ISBN: 9788499250540
Generado con: QualityEbook v0.66
Un camino a través del mundo
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Edición de John Paul Wauck
PRÓLOGO
NINGUNA antología de textos, por completa que sea, logra reflejar con plenitud el pensamiento y la personalidad de quien los escribió: siempre hay algún aspecto creativo o vital del autor que queda desdibujado o permanece en la sombra. Y cuando el autor es un santo -como sucede en este caso- lo más probable es que esas «zonas en sombra» sean aún más numerosas, por la riqueza de matices propia de la personalidad de los santos.
A pesar de esas limitaciones, hay antologías de textos francamente valiosas que suponen un primer acercamiento al conjunto de la creación de un autor y proporcionan un retrato global de su personalidad, estimulando al lector a conocer nuevos aspectos de su vida, de su obra y de su pensamiento.
John Paul Wauck nos ofrece una de estas antologías. En Un camino en medio del mundo encontramos una rica selección de textos de san Josemaría Escrivá, fruto del análisis atento y ponderado de este sacerdote, experto en historia y literatura.
Wauck logra en estas páginas que el lector vaya descubriendo los rasgos fundamentales del mensaje y de la personalidad del fundador del Opus Dei. Encontramos en ellas, por ejemplo, algunos textos cruciales de su vida, como los que escribió el 2 de octubre de 1928, fecha de la fundación del Opus Dei; o los que fechó en otro día de octubre, a comienzos de los años 30, cuando descubrió en toda su grandeza la paternidad amorosa de Dios, mientras viajaba en un tranvía por las calles de Madrid. Otros textos ponen de manifiesto el profundo amor de san Josemaría por la Santa Misa y la Madre de Dios. En la homilía justamente famosa que pronunció en 1967, «Amar al mundo apasionadamente», nos invita a la aventura de ser contemplativos en medio del mundo y nos propone el reto de la santificación en medio de la vida corriente y del trabajo cotidiano. Pasando de la teoría a la práctica, el lector puede ir conociendo y «viendo» en muchos de estos textos cómo era la oración íntima de san Josemaría. Puede unirse a su plegaria personal; meditar con él los misterios del Santo Rosario; adorar la Sagrada Eucaristía y meterse «como un personaje más», tal y como deseaba el Autor, en las diversas escenas de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor.
Este conjunto de escritos, traspasados de un ardiente celo apostólico, ponen de manifiesto que la vida y el trabajo de san Josemaría tuvo siempre un único afán: la salvación de las almas. Cuando era un sacerdote joven solía evocar con frecuencia en su intimidad estas palabras de Cristo que recoge el Evangelio: «Fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?» El eco de estas palabras se percibe, de una forma u otra, en cada uno de los textos de esta antología.
«La lectura ha hecho muchos santos», escribió en Camino el fundador del Opus Dei, poniendo de manifiesto su confianza en la capacidad de transformación interior que tienen los libros de espiritualidad. «Querría escribir unos libros de fuego -anotó en 1931- que corrieran por el mundo como llama viva». Esta Antología resultará particularmente útil para los lectores familiarizados con las enseñanzas de san Josemaría, ya que recoge en un solo volumen un amplio elenco de textos de gran valor, clasificados temáticamente con claridad. Confío en que para el resto de los lectores suponga un primer encuentro con la vida y las obras de san Josemaría que se prolongue a lo largo de su existencia.
Cada caminante siga su camino. Al fundador del Opus Dei le gustaba dar un sentido cristiano a estas palabras, tomadas de un cartel de propaganda al término de la guerra civil española. Captaba en ellas un eco de la llamada misteriosa, íntima, con la que Dios invita a todo ser humano -uno a uno, por su nombre propio- a seguirlo: para cada persona en la tierra, hay un camino que, en la Providencia de Dios, es único. Cada uno debe encontrar y seguir ese camino; la vocación específica de san Josemaría ha sido mostrar, en la edad moderna, esos caminos de santidad personal, que no llevan a apartarse o distanciarse de las realidades de este mundo, sino que conducen directamente a su corazón.
Esta Antología de textos brinda la oportunidad de valorar una extraordinaria personalidad y su importante mensaje para nuestro tiempo; pero supone algo más. San Josemaría, estoy seguro, habría querido que un libro como éste ayudase al lector a buscar la santidad -es decir, a identificarse con Cristo-, y habría deseado también que esta antología representase para el lector -cristiano, o no cristiano, agnóstico o ateo- un enriquecimiento espiritual para la vida diaria, un estímulo para que cada uno responda a la llamada divina.
+ Javier Echevarría
Prelado del Opus Dei
Roma, noviembre de 2008
INTRODUCCIÓN
EN 1925, el escritor católico inglés G. K. Chesterton, en su «opus magnum» The Everlasting Man [El hombre eterno], llama la atención sobre los que califica como «enigmas» del Evangelio y, al hablar de los treinta misteriosos años de la denominada «vida oculta» de Jesucristo en la aldea de Nazaret, observa:
Entre todos los silencios, éste es el más grandioso y más fantásticamente impresionante. Pues no se trata del tipo de hecho que cualquiera puede fácilmente inventar para demostrar algo; y, por lo que sé, nadie ha intentado jamás servirse de él para demostrar algo en particular. Es impresionante por sí mismo, tal cual; no es un hecho muy conocido o comprensible.
El creador de las novelas policíacas del padre Brown no sabía mucho del tema, pero poco después un joven sacerdote español descubrió que esos años «olvidados» de Jesús tenían un hondo significado, y halló en ellos un modelo católico radicalmente nuevo para caminar hacia la santidad. En efecto, tan sólo tres años más tarde, en 1928, el sacerdote de veintiséis años Josemaría Escrivá de Balaguer «vio» la misión a la que dedicaría toda su vida: el modo de buscar la santidad en medio del mundo, a través de la propia vida diaria, siguiendo el ejemplo que dio Jesucristo trabajando calladamente como carpintero en Nazaret. A los ojos de don Josemaría, los años que Chesterton encontraba tan oscuros, rebosaban de enseñanzas.
Toda la vida del Señor me enamora. Tengo, además, una debilidad particular por sus treinta años de existencia oculta en Belén, en Egipto y en Nazaret. Ese tiempo -largo-, del que apenas se habla en el Evangelio, aparece desprovisto de significado propio a los ojos de quien lo considera con superficialidad. Y, sin embargo, siempre he sostenido que ese silencio sobre la biografía del Maestro es bien elocuente, y encierra lecciones de maravilla para los cristianos. Fueron años intensos de trabajo y de oración, en los que Jesucristo llevó una vida corriente -como la nuestra, si queremos-, divina y humana a la vez; en aquel sencillo e ignorado taller de artesano, como después ante la muchedumbre todo lo cumplió a la perfección.
El nuevo modo de perseguir la santidad se llamaría «Opus Dei» (que en latín significa Obra de Dios), y se difundiría por el mundo entero. En 2002, aquel joven sacerdote, cuyos escritos se recogen en esta antología, entraría a formar parte del calendario litúrgico de la Iglesia como San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Nacido en Barbastro (Huesca) el 9 de enero de 1902, Escrivá creció allí y en Logroño, adonde su familia se trasladó en 1915, a resultas de la quiebra del negocio paterno. Inspirado por las huellas impresas en la nieve por un carmelita descalzo, el adolescente Josemaría intuyó que Dios le pedía algo especial y, para prepararse y estar disponible a lo que el Señor quisiera, se fue a estudiar al seminario local y, después, al de Zaragoza, ciudad donde también se licenció en Derecho civil (más tarde obtuvo el doctorado tanto en Derecho civil como canónico).
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