DIOS, CIENCIA
y
CONCIENCIA
¿Quién tiene razón, Dawkins o Pablo?
Antonio Cruz Suárez
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DIOS, CIENCIA Y CONCIENCIA
ISBN: 978-84-17131-24-1
eISBN: 978-84-17131-25-8
Religión y ciencia
General
ANTONIO CRUZ nació en Úbeda, provincia de Jaén (España) el 15 de julio de 1952. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona el 17 de Marzo de 1979. Doctor en Biología por la misma Universidad de Barcelona el 10 de julio de 1990. En 2010 logra el Doctorado en Ministerio (Homilética y Antiguo Testamento/Nuevo Testamento) por la Theological University of America de Cedar Rapids (Iowa).
Ha sido Catedrático de Biología y Jefe del Seminario de Ciencias Experimentales. Biólogo investigador del Departamento de Biología Animal de la 'Universidad de Barcelona'. Ha formado parte de numerosos tribunales académicos constituidos para juzgar tesis doctorales y recibido reconocimientos de la 'Universidad Autónoma de Honduras', 'Universidad Autónoma de Yucatán' (México) y 'Universidad Mariano Gálvezde Guatemala', por diversas intervenciones. Profesor del 'Centro de Estudios Teológicos' en Barcelona. Es colaborador de FLET 'Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos' en al área de Maestría.
En la actualidad es pastor colaborador en la Iglesia Unida de Terrassa.
Ha impartido seminarios, conferencias y predicaciones en centenares de iglesias e instituciones religiosas en España, Estados Unidos y toda Latinoamérica.
Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas españolas y europeas especializadas en biología y zoología y ha participado en numerosos Congresos Científicos en España y en el extranjero.
Entre sus principales obras se encuentran:
-Postmodernidad: El Evangelio ante el desafío del bienestar, CLIE, 1996.
-Bioética cristiana: Una propuesta para el tercer milenio, CLIE, 1999.
-Sociología: Una desmitificación, CLIE, 2001.
-La ciencia, ¿encuentra a Dios?, CLIE, 2005.
-Nuevo ateísmo, CLIE, 2015.
-Sermones actuales sobre las parábolas de Jesús, CLIE, 2016.
-A Dios por el ADN ¿Qué propone el Diseño inteligente?, CLIE, 2017.
-Sermones actuales sobre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, CLIE, 2017.
ÍNDICE GENERAL
Introducción
El famoso zoólogo y etólogo británico, Richard Dawkins, -conocido en todo el mundo por su furibundo ateísmo- dice en el libro, El espejismo de Dios, que la creencia en Dios se puede calificar de delirio o locura. Insiste en que, tal como ya había señalado a mediados del siglo XX el escritor estadounidense, Robert M. Pirsig, cuando una persona sufre delirios, se dice que está loca o es demente, pero cuando los padecen muchas personas a la vez, se le denomina “religión”.
Sin embargo, el apóstol Pablo escribe a la iglesia de Corinto: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; y tampoco las puede entender, porque tienen que discernirse espiritualmente (1 Co. 2:14). ¿Quién tiene razón, Dawkins o Pablo? ¿Podemos confiar en el testimonio de la Biblia cuando nos habla de Dios o quizás corremos el peligro de volvernos locos? ¿Cómo es posible saber que la Escritura es verdaderamente la Palabra de Dios y no una colección de mitos y fábulas inventadas por los hombres, como creen algunos?
Es evidente que la existencia de Dios no puede ser demostrada racionalmente. Si así fuera no habría ateos. Si se pudiera demostrar a Dios matemáticamente, o mediante razonamientos filosóficos, todo el mundo sería creyente. Pero sabemos que no es así. Entonces, ¿por qué hablar de pruebas o argumentos sobre la existencia de Dios? ¿Qué decir de todos los razonamientos generados a lo largo de la historia para demostrarla? Como las cinco vías de Tomás de Aquino, el argumento teleológico, el ontológico, el cosmológico, el primer motor móvil, etc.
Tales argumentos son útiles para reafirmar la fe del creyente, para expresar ciertas intuiciones fundamentales, pero no pueden ser considerados como “pruebas irrefutables” de la realidad de Dios. La ciencia humana no puede demostrar o negar a Dios. Con la divinidad no es posible formular hipótesis, hacer cálculos de probabilidades o elaborar teoremas. La existencia de Dios es presupuesta, más bien, por todos los fenómenos que se dan en el universo.
Los cristianos creemos que si no existiera Dios, no habría nada de nada. Ni leyes físicas que regulan el funcionamiento del cosmos, ni fenómenos naturales que permiten la vida, ni científicos que investigan, ni filósofos que piensan, ni posibilidad de razonar y conocer. Ahora bien, si la ciencia no puede decir nada sobre Dios, ¿por qué existe esa intuición universal en el ser humano que le lleva a pensar que debe haber una mente inteligente que lo ha planificado todo?
El método científico no puede experimentar con Dios, pero esto no significa que la ciencia no pueda proporcionar evidencias, que pueden ser interpretadas, a favor de la posibilidad de la existencia de Dios. El razonamiento filosófico -aparte de la ciencia- sí puede trabajar con la idea de un creador trascendente y mostrar realidades del universo que solo pueden ser explicadas si existe una mente inteligente que las ha diseñado.
Ahora bien, ¿es posible convencer a quien no quiere creer? ¿Qué autoridad tiene la Biblia para un escéptico? Pienso que no es conveniente emplear la Escritura para discutir con los no creyentes puesto que estos, al no aceptar su inspiración divina, no consideran que tenga ninguna autoridad. Decir, por ejemplo, que el Antiguo Testamento profetiza correctamente sobre la vida de Jesucristo, no le sirve de mucho a una persona que considera los libros del Antiguo Testamento como una colección de leyendas inventadas por los judíos. La Biblia es útil cuando ya se acepta que es Palabra de Dios.
Pues bien, teniendo esto en cuenta, ¿cómo podemos argumentar a favor de Dios desde la razón humana, que es lo único que muchos reconocen hoy? El apóstol Pablo dice en Romanos 1:20: Porque las cosas invisibles de él, (Dios) su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Veamos algunas de estas “cosas hechas”, a que se refería el apóstol Pablo, que nos permiten visualizar las huellas del Dios creador.
Hay, por lo menos, cinco “cosas hechas” o características humanas y naturales que solo pueden ser explicadas si Dios existe. Se trata de la racionalidad del mundo, la vida, la conciencia humana, el pensamiento simbólico y nuestro propio “yo”. A todas ellas se les ha intentado dar una explicación desde la pura materialidad, sin embargo, nunca se ha aportado una solución satisfactoria y concluyente. En último término, se acaba apelando siempre a aquello que se pretende rechazar del teísmo. Es decir, a la fe.