«El presidente de los Estados Unidos ha afirmado en más de una ocasión estar en diálogo con Dios. Si dijera que habla con él a través del secador de pelo, esto precipitaría una emergencia nacional. No entiendo por qué la adición de un secador hace la afirmación más ridícula u ofensiva».
Sam Harris es licenciado en Filosofía por la Universidad Stanford y lleva veinte años estudiando las tradiciones religiosas orientales y occidentales, así como una variedad de disciplinas contemplativas. Actualmente Harris está terminando un doctorado en Neurociencia en el que indaga sobre la base neuronal de la fe, la incredulidad y la incertidumbre mediante la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). Es autor El fin de la fe: Religión, terror y el futuro de la razón, libro superventas del New York Times y ganador en 2005 del premio PEN de no fic ción. Sus obras han sido reseñadas en The New York Ti mes , The Los Angeles Times , The San Francisco Chronicle , The Economist y New Scientist , entre otras muchas revistas, y ha aparecido en numerosos programas televisivos.
Título original: The Four Horsemen
© del texto: Center for Inquiry, 2018
© de la traducción: Àlex Guàrdia Berdiell, 2018
© de esta edición: Arpa & Alfil Editores, S. L.
Manila, 65 — 08034 Barcelona
arpaeditores.com
Primera edición: marzo de 2019
ISBN: 978 - 84-17623-10-4
Diseño de cubierta: Miguel Bustos
Diseño de colección: Enric Jardí
Maquetación: Àngel Daniel
Reservados todos los derechos.
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por ningún medio sin permiso del editor.
Richard Dawkins,
Christopher Hitchens,
Daniel Dennett y Sam Harris
los jinetes del apocalipsis
Prólogo de Stephen Fry
Para Hitch
sumario
stephen fry
prólogo
—¿Crees en Dios?
—Menuda pregunta… ¿Qué dios? ¿Ganesh? ¿Osiris? ¿Júpiter? ¿Jehová? ¿O en uno de los miles de dioses animistas que se veneran a diario por todo el planeta?
—Vale, vale… Ya que te pones tan quisquilloso, en cualquier dios.
—¿Que si creo en «cualquier dios»?
—A ver, hubo una creación, ¿no? Por tanto, tuvo que haber un creador. Nada viene de la nada. Algo tuvo que iniciarlo todo.
—Voy a pasar por alto el uso imprudente del «por tanto» y te seguiré el juego, por puro interés. A ver adónde nos lleva.
—¿Entonces?
—¿Entonces qué?
—Me das la razón en que hay un creador.
—No te la he dado. He aceptado la hipótesis para ver adónde nos lleva. ¿Quién es este creador que has invocado basándote en que debe existir uno sí o sí?
—Bueno, no se sabe.
—Y lo que es todavía más importante, ¿quién creó a este creador?
—Qué absurdo.
—Pero me acabas de decir que no hay nada que no venga de algún sitio, y que algo tuvo que haberlo iniciado todo. ¿Por qué yo no puedo usar el principio para plantearme de dónde proviene tu creador?
—Tienes que admitir que el amor y la belleza no tienen explicación científica. Que hay algo más…
Como estudiantes todos hemos tenido conversaciones acaloradas, inmaduras y esencialmente fútiles como esta; tensas discusiones y broncas sobre la regresión infinita, desafíos mutuos para demostrar lo indemostrable a altas horas de la madrugada, hartos ya de vino. Todos hemos oído a beatos exponer sus posturas, aduciendo primero pensamientos y descubrimientos entendidos solo a medias…
—La misma física cuántica demuestra que no podemos tener nada por cierto.
…y luego alegándolos con desdén:
—La ciencia no tiene todas las respuestas. ¡Ni siquiera sabe de qué está hecha la mayor parte del universo! Además, solo son teorías.
En la actualidad, la falacia del «ningún auténtico escocés» sigue viva y coleando:
—El budismo es un pozo de sabiduría. Se ha demostrado que tiene auténtico valor psicológico y cognitivo.
—¿Te refieres a los monjes budistas que ayudaron al ejército birmano a exterminar la etnia de los rohinyás casi hasta el grado del genocidio?
—Pero esos no eran budistas de verdad.
*
Estas escenas se suceden a diario, y es importante que sea así. Los intercambios de golpes y contragolpes pueden llegar a resultar farragosos, agresivos y cansinamente repetitivos, pero no olvidemos que es un tema cardinal, y las afirmaciones de teístas, meapilas y creyentes son las más trascendentales. Acerca de cualquier cosa. No hace falta tener un doctorado o haber leído las obras de Tomás de Kempis, el Corán, el Libro de Mormón y las enseñanzas de Siddharta (y cabe decir que tampoco El origen de las especies o Principia Mathematica ) para poder participar en esos dimes y diretes. ¿Pero no es maravilloso poder escuchar a escondidillas a cuatro tipos que sí lo han hecho? Se te acelera el corazón, sientes mariposas en el estómago y las sinapsis se disparan. Esto es exactamente lo que nos permite este libro: escuchar a cuatro personas que han meditado y peleado con uñas y dientes (pues han sido objeto de réplicas y filípicas públicas como pocos intelectuales de nuestra era) sin perder ni un ápice de su ingenio, humor y proporcionalidad.
Y bien, ¿quiénes son estos Cuatro Mosqueteros de la Mente? ¿Cuál es su proyecto para nosotros y para el mundo? ¿Por qué deberíamos prestarles atención? Veamos quiénes son uno a uno.
Sam H arris (Aramis) es un neurocientífico, moralista, escritor y fiel practicante del jiu-jitsu brasileño (según me comentan, un arte marcial en el que destaca el agarre cuerpo a cuerpo y la lucha feroz en el suelo). Y por si fuera poco, es igual de ducho y hábil en formas de meditación que a un inglés de mi quinta se le antojan incomprensibles y enormemente embarazosas. En serio, no puedo ni pronunciar el término mindfulness sin ponerme colorado… Tras los reputados libros El fin de la fe y Carta a una nación cristiana , Harris publicó otro libro y sacó una serie de podcasts muy popular llamada Waking Up , en la que se adentra en su gran interés por dilucidar si la moralidad y la espiritualidad pueden subsistir fuera de la educación religiosa.
Daniel D ennett (Athos) es un filósofo. Quizás el filósofo vivo más conocido. Hace unos años, eso habría sido como llamar a alguien el mayor experto vivo en mecánica de fluidos o el entomólogo más famoso de la historia, pero actualmente la filosofía y todas sus variedades están muy de moda. Al parecer, jamás había sido una carrera tan demandada en la universidad como ahora. Como lo expresó con maestría el titular de una revista para exalumnos de la Universidad de California en Berkeley, «La filosofía está en auge: sus devotos ya no la ven solo como “una vía interesante hacia la pobreza”». El profesor Dennett ha escrito sobre la mente, la biología evolutiva, el libre albedrío y mucho más. Su libro Romper el hechizo: la religión como un fenómeno natural provocó un gran terremoto entre los círculos académicos, intelectuales, religiosos y políticos. Solo por su colaboración con Asbjørn Steglich -Petersen para crear The Philosophical Lexicon , un glosario de términos filosóficos en internet, es merecedor de la gloria eterna. E igual que Einstein, Noé y los Kennedy, Dennett es un gran marino.
Richard D awkins (D’Artagnan) se ha dedicado a explicar la biología evolutiva y el darwinismo a varias generaciones. Sus libros El gen egoísta y El relojero ciego se reeditan sin parar y continúan siendo una fuente de inspiración, información y asombro. Fue el primer titular de la cátedra Simonyi de la Universidad de Oxford para la Difusión Científica, y se labró una reputación universal como escéptico, «apasionado racionalista» y «ateo a mucha honra», y también por su gran destreza a la hora de denunciar la charlatanería y la sofistería disfrazada con jerga pseudocientífica. Entretanto, ha cultivado una carrera académica brillante como etólogo y biólogo, ha dado a la lengua el vocablo meme y en sus obras como científico nos ha abierto mucho los ojos; y no solo acerca del genotipo, sino de todo el conjunto evolutivo que genera la vida: el fenotipo. La Richard Dawkins Foundation for Reason and Science es un santuario global para el librepensamiento.