Introducción :
¿Qué es la suerte y qué puedes hacer con ella?
La suerte ha sido definida como la combinación de circunstancias azarosas que llevan el bien o el mal a la vida de una persona. Si esta definición es correcta, entonces la suerte es impredecible. El novelista inglés E. M. Forster (1879-1970), se refirió a este tema al escribir: “Hay mucha suerte en el mundo, pero es sólo suerte. Nadie está a salvo. Somos niños que juegan o pelean en la frontera.”
Mucha gente ha tratado de explicar qué es la suerte a lo largo de los siglos. Algunos creen que el arquitecto del universo crea las situaciones en que se puede presentar buena o mala suerte; otros piensan que confiar en su intuición les traerá buena fortuna, y hay incluso quienes afirman que no existe y el azar es el responsable de cada suceso positivo o negativo. El autor Max Gunther escribió: “La suerte es el insulto supremo a la razón humana: No se puede planear, no se puede cultivar y no se puede encontrar a alguien que la enseñe. Lo único que se puede hacer es desear que llegue.”
¡Pero yo no estoy de acuerdo! Todos tenemos influencia en nuestra suerte, y eso es reconfortante porque a veces la vida te da la sensación de que dependes de los caprichos del azar. Aunque la suerte no gobierna nuestras vidas de forma directa, afecta casi todo lo que hacemos. Debido a esto, a lo largo de la historia la gente ha tratado de mejorar su fortuna por medio de rituales, amuletos, pensamiento positivo y filosofías como el feng shui y la adivinación que, por cierto, son algunas de las técnicas que estudiaremos en este libro.
B UENA SUERTE
La suerte es una fuerza misteriosa que parece operar, para bien o para mal, en la vida de la gente. A sir Winston Churchill (1874-1965) se le conocía como “ese suertudo endiablado de Churchill”, porque casi siempre daba la impresión de que las situaciones se resolvían de manera favorable para él. En años recientes los científicos comenzaron a analizar algunas de estas prácticas para determinar si, efectivamente, pueden ayudar a la gente a mejorar su suerte. Lysann Damisch, profesora de la Universidad de Colonia, se interesó en las supersticiones de los atletas profesionales, como Michael Jordan, y diseñó un examen para ver si esas prácticas en verdad le daban más suerte. En uno de los experimentos, pidió a los voluntarios que llevaran consigo un amuleto para resolver el examen. Los objetos fueron recogidos para ser fotografiados, pero sólo a la mitad de los voluntarios se les devolvieron antes de comenzar el examen. La gente que tuvo su amuleto durante la prueba, tuvo mejores resultados porque sintió más confianza. La profesora Damisch descubrió que incluso desearle a alguien “buena suerte” bastaba para mejorar sus resultados porque eso le infundía confianza.
Al parecer las prácticas supersticiosas incrementan la suerte porque dan más confianza y la ilusión de controlar situaciones estresantes. Giora Keinan, de la Universidad de Tel Aviv, descubrió que la gente tocaba madera con más frecuencia después de hacerle preguntas para incrementar su estrés, como: “¿Alguna vez ha estado involucrado en un accidente automovilístico de importancia?”
Lo aleatorio de la casualidad en el destino puede crear suerte buena o mala. Un ejemplo de esto sería ganarse la lotería; ganar una fuerte cantidad de dinero cuando las probabilidades son de millones a uno en nuestra contra es, por supuesto, un ejemplo de suerte. Sin embargo, no necesariamente es buena suerte, ya que, desde la perspectiva de la estadística, dos de cada tres ganadores de la lotería se gastan el dinero o lo pierden en menos de cinco años.
La gente con frecuencia atribuye el asombroso éxito de otras personas a la suerte, e ignora que, tal vez, el talento, el trabajo arduo, la perseverancia y otros factores fueron más importantes para lograr ese éxito que la suerte. Muy a menudo, ese tipo de éxito que, en apariencia, se presenta de la noche a la mañana, en realidad es resultado de muchos años de trabajo duro que finalmente rinde frutos de una manera que parece resultado de la fortuna.
Por supuesto, aunque hay formas en las que uno puede influir en la suerte, debemos recordar que hay ciertas cosas que no se pueden cambiar. Tus ancestros y el país donde naciste son ejemplos obvios de ello. En algunos países los padres se sienten más afortunados si tienen varón en lugar de niña. Esto sucede porque el niño crecerá y ayudará a mantener a la familia, en tanto que la niña crecerá y, finalmente, ayudará a la familia del hombre con quien se case. Por esta razón alguien que nace en un país del primer mundo probablemente se considerará más afortunado que alguien que nació en uno en vías de desarrollo. Asimismo, se considera que alguien que nace en el seno de una familia amorosa, es más afortunado que quien nace de padres que se odian. A los padres adinerados también se les podría considerar más afortunados que quienes deben esforzarse mucho para ganarse el pan.
Sin embargo, incluso en estas situaciones, puede suceder lo contrario. Un niño nacido en un hogar de padres adinerados, al que le hacen muchos regalos costosos pero no le dan amor, no tiene tanta suerte como otro cuyos padres, aunque pobres, le demuestran de manera constante cuánto lo aman.
M ALA SUERTE
También existe la mala suerte. Las mal llamadas “obras de Dios”, como terremotos, tsunamis y tornados, provocan una devastación increíble y destruyen la vida de mucha gente en cuestión de minutos. A un amigo mío le diagnosticaron cáncer poco después de retirarse y murió meses después. Él tenía muchas ganas de comenzar una nueva carrera como pintor, así que, definitivamente, aquí tenemos un ejemplo de mala suerte.
Hace muchos años conocí a un hombre que me dijo que nunca tenía suerte. Sentía que la vida había conspirado en su contra, y tratar de salir adelante era una pérdida de tiempo porque el destino siempre le era adverso. En este tiempo he pensado mucho en él porque me parece que sus pensamientos eran lo que provocaba su ilusoria mala suerte. Sin embargo, no he dejado de sentirme agradecido con él porque, si no lo hubiera conocido por casualidad, no me habría interesado en el tema del destino y jamás habría escrito este libro. Esto tal vez significa que, para mí, fue buena suerte conocerlo.
No resulta sorprendentes los numerosos proverbios y frases relacionados con la suerte. Aquí tenemos algunos ejemplos:
✤ El que ve romero y no lo recoge, del mal que le venga no se enoje.
✤ Lo que es bueno para uno puede ser malo para otros.
✤ No hables mucho de tu mala suerte y no presumas de la buena.
✤ La suerte no tiene límites.
✤ La fortuna favorece a los valientes.
✤ La tercera es la vencida.
✤ La suerte es para los mediocres.
✤ Es mejor nacer con suerte que con dinero.
✤ No tientes a la suerte.
✤ Los niños traen torta bajo el brazo.
✤ Nunca confíes sólo en la suerte.
✤ La suerte nunca da, sólo presta.
✤ Al que madruga, Dios le ayuda.
✤ La buena suerte, durmiendo al hombre le viene.
✤ Tiene suerte de irlandés.
✤ La suerte no es de los cobardes.
✤ La suerte favorece sólo a la mente preparada.
✤ Tiene suerte de principiante.
✤ No se necesita inteligencia para tener suerte, pero sí se necesita suerte para tener inteligencia.
✤ Afortunado en el juego, desafortunado en el amor (éste último es muy interesante porque, de hecho, dice que si tienes suerte en un aspecto de tu vida, no necesariamente la tendrás en los demás).