Leer este libro me hizo pensar en las tristes experiencias que he tenido en relación a algunos músicos cristianos y también sobre la gran necesidad que existe de orientarlos debidamente para producir músicos y salmistas cristianos que verdaderamente cumplan con su llamado en la Iglesia.
MarcosWitt es una de las personas más adecuadas para dar a todos los involucrados en el ministerio de la música y la alabanza los consejos prácticos y espirituales para lograr el propósito deseado porDios en la edificación delCuerpo deCristo, el día de hoy. Él ha levantado o personas comoMarcos que están revolucionando la alabanza enAmérica Latina y que han tenido ya una oportunidad para vivir en carne propia las mieles y las hieles de este ministerio tan público como lo es el del canto y la música.
Puede decir con bastante confianza que lo que Marcos escribe está respaldado por su propia vida.He observado como se desenvuelve en diversos congresos enMéxico, Guatemala, Panamá, Argentina, Chile y Paraguay.Mi esposa Elsy y yo le hemos acompañado en tales giras hasta por dos semanas seguidas.Hemos viajado en un autobús noches y días enteros. Puedo decir queMarcos ha vertido en este libro las perspectivas bíblicas y vivenciales que cualquier persona que ya está en el ministerio del canto y de la música hallará interesantes de leer. También el estudiante, el aspirante, encontrarámucho para aprender y evitarse fracasos.
Ruego a Dios que este libro llegue a las manos de todos los músicos, cantantes y pueblo cristiano en general para poder corregir errores cometidos con tanta frecuencia, para ponerle a esteministerio un toque de excelencia en toda la Iglesia y para acercarnos confiadamente al trono de la gracia con profunda reverencia delante del que está sentado en el trono, con un corazón contrito y humillado. Tendremos que estar conscientes de que toda la gloria es paraDios, que es necesariomantenerse humillados debajo de Su poderosa mano para que Él nos exalte cuando sea el tiempo.
Pastor Jorge H. López
Fraternidad Cristiana de Guatemala
¿Qué
HACEMOS
con estos
músicos?
MACROS
WITT
¿Qué
HACEMOS
con estos
músicos?
©2008 por Marcos Witt
©1995 por Marcos Witt
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
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Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se especifique lo contrario, las citas bíblicas usadas
son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960
© 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina,
© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Usadas con permiso.
Diseño: Mariana Curcio-Ar
ISBN: 978-0-88113-160-4
Edición revisada por Lidere
www.lidere.org
Impreso en Estados Unidos de América
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CONTENIDO
Los músicos me caen bien. Somos una gente distinta, con mucha energía y creatividad que hemos sido llamados a ser parte del brazo profético en el Reino. Precisamente por nuestra creatividad y energía, muchas veces somos juzgados mal. Se nos juzga por la forma en que vestimos o peinamos, por la manera de ejecutar nuestra música o simplemente por nuestra elección de canciones o letras en las mismas. Somos expuestos a una lupa de juicio que en algunas ocasiones ha servido para destruirnos, enajenarnos y empujarnos hacia el aislamiento y la soledad. La mayoría de las personas lo hacen porque no tienen la información correcta acerca de lo que es el ministerio de la música, desde un punto de vista bíblico. ¡Cuánta falta hace que entendamos mejor a los músicos y su llamado!
Por eso escribí este libro en 1995. Para ayudar al Cuerpo de Cristo a saber lo hermoso que es el ministerio de la música, lo preciosos que son nuestros músicos y el impacto que puede tener la música en nuestra sociedad, nuestras iglesias y en la construcción del Reino Eterno de nuestro Señor Jesús. Dios, con gran creatividad y sabiduría, creó la música con fines muy poderosos que avanzan Su causa, cambia las vidas, establece Su Palabra, alienta al cansado y provoca que Su mano de poder se pueda mover haciendo milagros y prodigios entre su creación. ¡Gran idea la que tuvo Dios al inventar la música!
Desde su primera edición, han pasado tantas cosas: Se ha levantado un ejército de músicos cristianos a través de América Latina, toda una nueva generación de salmistas que han aceptado el reto de usar la música para el establecimiento del Reino y millones de personas que han ascendido a un nuevo nivel de entendimiento de lo que es la alabanza, la adoración y la guerra musical. ¡Qué días tan emocionantes vivimos! ¿Qué le podría decir acerca del futuro? ¡Es brillante! Cada día aceptan a Jesús en sus corazones millones de personas alrededor del mundo que des- cubrirán la música como un instrumento poderoso para adorar a su Señor. Cada día se levantan nuevos músicos profetas, creativos y llenos del Espíritu Santo, llevando su arte por las naciones e impactando con la Luz de Jesús los corazones de multitudes enteras. Cada día, el Espíritu Santo regala nuevas canciones, nuevas melodías, nuevos arreglos, nuevos ritmos con qué expresarnos para Su gloria. ¡Qué díastan emocionantes vivimos!
Mi deseo es que este libro cumpla con tres objetivos: 1)Que sea de inspiración para los músicos de esta generación, 2)que provea de información bíblica para los líderes y pastores, ayudándolos a formar un criterio bíblico y teológico sobre el ministerio de la música en la Iglesia y 3)que proporcione dirección para el Cuerpo de Cristo en su búsqueda de saber cómo motivar y ayudar a estas creaciones hermosas que Dios nos ha regalado: Los músicos. Si cumplí con cualquiera de estos objetivos, hágamelo saber, dejándome un comentario en mi sitio: www.myspace.com/marcoswitt o escribiéndome a marcos@lakewood.cc.
Mi deseo es que Dios siga levantando más profetas musicales, que a través de sus instrumentos, canciones y poesía, llenen la tierra del conocimiento de la Gloria del Señor.
Marcos Witt
Houston, TX
Feb. 2008
1
«Se BUSCA: Músico
como Cristo»
H an pasado algunos años desde que estuve estudiando en la escuela bíblica. Al estar ahí conocí a un joven que llegaría a ser uno de mis amigos. Él era increíblemente talentoso, tanto en la música como en el canto e incluso tenía varias composiciones muy hermosas. Lo voy a llamar Lalo. No recuerdo exactamente cómo fue que desarrollamos tan buena amistad, pero sé que tenía que ver con la música.
Probablemente fue porque tocábamos juntos durante el tiempo de «capilla» que había cada mañana antes de entrar a los salones para estudiar la Biblia. Quizá fue porque en aquel entonces asistíamos a la misma congregación. Lo que sí recuerdo con claridad es que pasaba mucho tiempo conmigo porque yo era una de las muy pocas personas que podía soportar su manera de ser. Lalo era muy inestable en sus emociones, y en muchas ocasiones vimos manifestaciones muy desagradables de su carácter descontrolado. Una gran cantidad de los compañeros de la escuela en realidad no lo podían soportar. Una de las preguntas que me hacían con frecuencia era: «¿Cómo puedes pasar con él tanto tiempo?». La verdad es que no me gustaba la manera en que trataba a todo el mundo, pero conocí su otro lado: el lado triste, inestable, inseguro y voluble. Tenía serios problemas de autoestima, y al no amarse a sí mismo, no podía amar a los demás («Amarás a tu prójimo como a ti mismo» Mateo 19.19). Lalo vivía en una montaña rusa de emociones. Un día podía ser la persona más amable que jamás haya conocido, y al otro día podía ser un verdadero ogro. Había ocasiones en que sus palabras eran cortantes, desanimadoras y verdaderamente ofensivas. Otras veces podía ser tan amable como la abuela más tierna que existiera en el planeta Tierra. Francamente el estar con Lalo producía en todos los que lo conocimos un estado de total confusión, ya que nunca se sabía si andaba de «buenas» o de «malas». Recuerdo que había ocasiones que al sólo verlo se sabía que estaba teniendo un «mal día», y me preocupaba porque no sabía a quién iría a ofender o atacar. En fin, Lalo era un perfecto ejemplo de un músico que nunca permitió que la Palabra de Dios penetrara en su pensamiento y sus acciones, de tal manera que se reflejara en su estilo de vida. Vivía como quería, no como la Palabra le ordenaba.
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