Platón - Hipias mayor
Aquí puedes leer online Platón - Hipias mayor texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: ePubLibre, Género: Religión. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
Hipias mayor: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Hipias mayor" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Hipias mayor — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Hipias mayor " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Hipias mayor (en griego: Ιππίας Μείζων ), también conocido como de lo bello, pertenece a la serie de los Primeros Diálogos, escritos en la época en que el autor era aún joven. Su fecha exacta es incierta, aunque se ha sugerido el 390 a. C. Se llama así debido a que hay dos diálogos con el mismo nombre (en ambos participa como personaje el sofista Hipias de Élide, contemporáneo suyo) siendo el otro, el Hipias menor (de la misma época), considerablemente más breve que el anterior. La autoría del Hipias mayor ha permanecido largo tiempo en disputa. Aunque algunas obras previamente atribuidas a Platón finalmente han sido consideradas como no auténticas, en esta obra la autoría no ha quedado aún firmemente establecida, aunque el consenso académico parece inclinarse a favorecer su autenticidad.
Platón
o de lo bello
Obras completas de Platón: Diálogos socráticos - 8
ePub r1.5
Proyecto Scriptorium 08.01.15
Título original: Ιππίας Μείζων
Platón, ca. 390 a. C.
Traducción: Patricio de Azcárate
Diseño de cubierta: Aquila
Imagen de cubierta: Nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli (ca. 1483, temple sobre lienzo). Se conserva en la Galería de los Uffizi, Florencia
Revisión de erratas: Un_Tal_Lucas
Editor digital: Titivillus
Texto basado en el de las «Obras completas» de Platón
ePub base r1.2
[i] Aquí Patricio de Azcárate se equivoca al referirse a la patria de Hipias. Éste procedía de Elis o Élide, ciudad capital de la región homónima, que comprendía la parte occidental del Peloponeso (actualmente llamada Ilida). Aunque en la antigüedad hubo varias ciudades llamadas Elea, es probable que Azcárate se refiera aquí a la actual Velia, una colonia focense ubicada en el sur de Italia, conocida por la prestigiosa escuela eleática, de la que formaron parte Parménides de Elea y su discípulo Zenón. (N. del E. D.)
[1] El marfil y el oro fueron muchas veces puestos en obra por los antiguos, ya como materia primera, ya como adorno de sus producciones artísticas, en la estatuaria sobre todo. Fidias los empleó ambos: su Júpiter Olímpico y su Minerva del Partenón, estatuas colosales, eran de marfil y de oro. Pero su belleza no estaba en esto, como Hipias se lo figura. (N. del T.)
[2] Véase el Hipias Menor. (N. del T.)
[3] Somos muchos los platónicos que pensamos que la frase reiterada de χαλεπὰ τὰ καλά y sus variantes pueden pertenecer al propio Platón, pues es absolutamente concorde con la filosofía de Sócrates-Platón. (N. de Ana Pérez Vega [APV])
[ii] Esta pintoresca interjección era utilizada por Sócrates para no ofender a los dioses. (N. del E. D.)
[4] τὰ καλὰ γνωρίζουσι καὶ ζηλοῦσιν οἱ εὐφυέες πρὸς αὐτά . La frase original es de Solón. (N. de APV)
SÓCRATES — HIPIAS
SÓCRATES. —¡Oh sabio y excelente Hipias!, ¿cuánto hace ya que no vienes a Atenas?
HIPIAS. —En verdad, Sócrates, no he podido. Apenas hay en Élide un negocio que se roce con otra ciudad, que al momento me prefieren a los demás para embajador, creyéndome el más competente y el mejor negociador de sus intereses para con los demás Estados. En este concepto me han enviado a muchas ciudades para los negocios más graves, y las más veces a Lacedemonia. He aquí por qué, puesto que me lo preguntas, vengo aquí pocas veces.
SÓCRATES. —Hipias, eso es lo que se llama ser un sabio y un hombre entendido. Además del mucho dinero que has sacado con las lecciones particulares que los jóvenes han recibido de ti, y de las notables ventajas que éstos han obtenido, tú has hecho un servicio público a tu patria, como conviene a un hombre digno de la consideración y estimación pública. Pero puedes decirme, Hipias, ¿por qué todos esos antiguos filósofos, cuya sabiduría se alaba tanto, Pítaco, Bías, Tales de Mileto y otros más modernos hasta el tiempo de Anaxágoras, todos o casi todos se han negado a mezclarse en los negocios públicos?
HIPIAS. —Será únicamente, Sócrates, porque la debilidad de su juicio fuera incapaz de abrazar a la vez los negocios de los particulares y los del Estado.
SÓCRATES. —¡Por Zeus!, Hipias, ¿crees tú que si las artes se han perfeccionado con el tiempo, y si nuestros artistas exceden en mucho a los de los siglos pasados, vuestro arte, hablo del arte de los sofistas, se haya hecho más perfecto, de suerte que, si se os compara con esos antiguos, que hacían profesión de sabiduría, resultaría que eran unos ignorantes cotejados con vosotros?
HIPIAS. —Así es la verdad.
SÓCRATES. —De manera, que si Bías volviese al mundo, sería un hombre ridículo a vuestros ojos, como Dédalo, que al decir de nuestros escultores, si diese ahora a luz las obras que en otro tiempo le granjearon tanta reputación, hasta sería objeto de befa.
HIPIAS. —Lo que dices, Sócrates, es la verdad; sin embargo, yo no dejo de preferir los antiguos a los modernos, y hacer de ellos las mayores alabanzas, para evitar los celos de los vivos y la indignación de los muertos.
SÓCRATES. —Eso está muy bien pensado y razonado, Hipias, y soy de tu opinión; porque es cierto, que vuestra ciencia se ha aumentado mucho, puesto que abraza al presente la dirección de los negocios particulares y la de los negocios públicos. Cuando Gorgias, el sofista, vino a Atenas en calidad de embajador de los leontinos, se le tuvo en efecto como el más hábil político que había entre ellos. Además de sus arengas, que le honraron mucho para con el público, ¿no dio en particular lecciones a los jóvenes, que le valieron sumas considerables? Nuestro amigo Pródico igualmente, después de haber desempeñado muchas embajadas públicas, últimamente vino a Atenas enviado por los habitantes de Ceos, arengó al senado con aplauso general, y además es increíble lo que le valieron las lecciones particulares que daba a nuestra juventud. Por lo que toca a los antiguos sabios, jamás ninguno de ellos quiso poner su ciencia a precio, ni hacer valer públicamente los conocimientos que había adquirido; tan inocentes eran y tan ignorantes del mérito del dinero. Pero esos dos grandes sofistas de que he hablado, se han hecho más ricos en su profesión, que ninguno de los artistas en la suya, y Protágoras antes que ellos había hecho lo mismo.
HIPIAS. —Verdaderamente, Sócrates, tú no estás al cabo de lo que pasa; si te dijera yo lo que he ganado, te sorprenderías. Solo en Sicilia, donde Protágoras se había establecido con un gran crédito, reuní yo en menos de nada ciento cincuenta minas, y eso que yo era más joven, y él gozaba de una gran nombradía. Solo en la aldea llamada Ínico, saqué más de veinte minas. A mi vuelta entregué todo este dinero a mi padre, y lo mismo él que todos nuestros conciudadanos admiraron mi industria; y ciertamente creo haber ganado yo solo más que otros dos sofistas juntos, sean los que sean.
SÓCRATES. —Vaya una cosa magnífica, Hipias, y en eso veo la prueba más positiva de tu superioridad y la superioridad de los demás sofistas de nuestro tiempo sobre los antiguos. Me haces comprender perfectamente la ignorancia de esos sabios de otro tiempo. Anaxágoras, al revés de vosotros, se gobernó tan mal por meterse a filosofar, que habiendo heredado un pingüe patrimonio, lo perdió por su abandono. Otro tanto se ha dicho de todos los demás; y así no podías aducir mejor prueba para demostrar que los sabios modernos valen mucho más que los antiguos. El pueblo también es del mismo dictamen, porque comúnmente se dice que el sabio debe ser en primer lugar sabio para sí mismo, y precisamente el objeto de esa filosofía es enriquecerse. Pero dejemos esto, y te suplico me digas en qué ciudad ganaste más, porque tú has corrido mucho. ¿No ha sido Lacedemonia el punto adonde has ido más veces?
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Hipias mayor»
Mira libros similares a Hipias mayor. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Hipias mayor y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.