Música e Iglesia
Acercamientos a la música sacra en Colima
Alberto Rosales
Música e Iglesia. Acercamientos a la música sacra en Colima
Edición digital de Perro Triste, 2016
Autoría, edición y desarrollo
Carlos Alberto Martínez Rosales
Diseño de portada
Andrea Mata
Lectura de pruebas
Mariel Quirino Andrade
Ramiro Santa Ana Anguiano
Gabino Barreda 111
Colonia Centro
C. P. 28000
Colima, Colima
México
www.perrotriste.org
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Esta obra es un producto del curso Procesos editoriales con herramientas digitales, impartido entre el segundo semestre del 2015 y el primero del 2016 en Colima, México.
Edición bajo Licencia Editorial Libre y Abierta.
Textos bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 4.0.
Contenidos disponibles en GitHub.
ISBN: 978-607-97184-2-8.
Introducción
El sonido ha sido un medio de expresión del ser humano desde sus remotos orígenes. Satisfechas ya sus necesidades fisiológicas, este comenzó a observar su entorno y descubrió en él un abanico de sonidos aprovechables. A partir de este momento comienzó un proceso donde el sonido evolucionó a la par de la humanidad y esta le fue utilizando como medio de comunicación y expresión. A medida que las sociedades humanas comenzaron a diversificarse, el significado que ellas le daban al sonido también fue cambiando.
La música, entendida como sonido organizado, ha estado presente en gran parte de las culturas humanas, es producto de ellas y por tanto brinda sentido de pertenencia. «Uno se reconoce en su música y se identifica con ella». Las culturas le han atribuido función y valor: no es lo mismo la música que se produce y escucha para fines publicitarios que la que se escribe y escucha en un ambiente religioso. En este último caso, las religiones a lo largo de la historia le han dado una función muy específica a la música, que es la de evangelizar, y por tanto el valor que esta recibe es alto.
En el caso específico de la religión católica, la música dentro de su liturgia ha gozado desde el principio de una importancia de primer orden, constatada en numerosos escritos acerca del bien hacer de la música, en investigaciones y declaraciones de su poder evangelizador, así como en su preocupación por regularla. Inclusive en el contexto actual, donde la iglesia católica busca adaptarse a la realidad contemporánea, la música sigue representando un papel fundamental dentro de su liturgia, existiendo varios normativas vigentes acerca de su práctica.
Una realidad a la que se ha enfrentado la Iglesia católica en los últimos años es que estas normativas en torno a la música, su función y sus cualidades, si bien son pautas de gran valor ideológico, no responden de manera práctica a las necesidades de un fenómeno que está vivo y es diverso. En nuestro caso, el de la ciudad de Colima, la práctica musical religiosa presenta particularidades de interés, dignas de ser estudiadas En las siguiente páginas me dedicaré a describirlas abordando dos de sus principales aspectos: la enseñanza y la práctica, estas a la luz de las normativas mencionadas anteriormente.
¿Qué encontrará el lector en estas páginas? Encontrará el fruto de una investigación de la bibliografía que el Vaticano emitió durante el siglo pasado en torno a su música; pero más allá de eso, también encontrará los resultados de un trabajo etnográfico: un acercamiento crítico a una situación común que a simple vista pudiera pasar inadvertida, pero que resulta ser la cara actual de una vieja problemática.
El proyecto del Vaticano
El movimiento de renovación y su recepción en México. Las posturas antes del Concilio (1903-1962)
A lo largo de la historia, la música que asiste la liturgia católica ha sido un tema que preocupa a los principales pensadores y autoridades de la iglesia. Los esfuerzos por regular su práctica, intentando que esta cumpla ciertas características técnicas y estéticas necesarias para su fin evangelizador, se traducen en la gran lista de escritos e investigaciones que hablan acerca del bien hacer. Entre estos podemos hablar de De musica libri sex o Antihponarium, escritos por el filósofo San Agustín (354-430) y por San Gregorio I (540-604), respectivamente, en la temprana Edad Media, momento en que la iglesia comenzaba a consolidar su hegemonía cultural. Institutione armoniche de Gioseffo Zarlino (1517-1590) y los ordenamientos del Concilio de Trento (siglo xvii ), son otro par de textos escritos en la época renacentista. Incluso en la época actual la música sigue presentando un papel fundamental dentro de la liturgia católica, existiendo hasta este momento varias normativas vigentes acerca de su práctica.
A lo largo del siglo xx la Iglesia se caracterizó por buscar adaptarse a la realidad contemporánea y en esta búsqueda la música que asiste sus rituales fue un tema que cobró bastante importancia. El 22 de noviembre de 1903 es promulgado el Motu proprio: Tra le sollecitudini por el papa Pío X (1903-1914). Este texto, uno de sus primeros como pontífice, inaugura un movimiento de reforma musical que será atendido por la autoridades católicas con atención durante gran parte del siglo. Mas este no surgió de la nada: fue el resultado de la maduración a lo largo del siglo pasado de una idea con diversas aristas.
Durante el siglo xix la Iglesia católica comenzó a prestar más atención a la música que era producida y escuchada dentro de sus iglesias. La ópera y las formas profanas del Romanticismo musical «penetraron […] en el tejido eclesial y entraron en la Iglesia, en su liturgia y en su música». Esta atendía más al desarrollo autónomo musical, e incluso escénico, y el texto litúrgico, elemento que en la tradición católica guía el desarrollo de la música, estaba siendo supeditado a esta.
La época romántica trajo consigo a su vez un impulso de búsqueda por lo propio, lo original; el llamado Nacionalismo musical fue la respuesta que muchos compositores encontraron a esta inquietud. En el plano religioso, la Iglesia encontró que el retorno a su tradición musical, entendida esta como el canto gregoriano y la polifonía clásica italiana, era el camino a seguir para reformar la práctica de la música. Una herramienta que sirvió para este retorno fue el estudio musicológico: a partir del descubrimiento de antiguos códices gregorianos y renacentistas se intentó reproducir el modo «real» en que la música era interpretada en su momento.
Es así como comenzaron a florecer instituciones musicales en el centro de Europa que se dedicaron a la interpretación de música gregoriana y polifónica como herramienta de rescate de la tradición musical católica. Entre estas destacó la abadía benedictina de Solesmes, Francia, que comenzó un trabajo de restauración del canto gregoriano según los códices más antiguos encontrados en sus instalaciones, fundada en 1868 en la ciudad alemana de Ratisbona, que procuró la tradición musical católica mediante su interpretación y la composición de nueva música con base en esta.
En Italia la restauración musical buscó combatir la influencia de la ópera nacional en los servicios religiosos y retomar la tradición musical de la Iglesia. La fundación de la Associazione Italiana Sasnta Cecilia, la promulgación por parte del cardenal Lucido Maria Parocchi (1833-1903) de su