Alicia V. Rubio
Cuando nos prohibieron ser mujeres
…y os persiguieron por ser hombres
Para entender cómo nos afecta la ideología de género
Segunda edición revisada: enero 2017.
© 2016, 2017 Alicia V. Rubio Calle
Edición y cubierta: Lafactoría.pub
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
…Y LOS UTILIZARON POR SER NIÑOS
A todas las asociaciones, grupos y personas particulares que, contra las manipulaciones, mentiras y persecuciones por ser disidentes…sin fondos públicos, ni ayudas han enarbolado y mantenido firme la bandera en la lucha contra la hidra de las mil cabezas.A esa sociedad que se resiste a morir.
ÍNDICE
SOBRE LA AUTORA
Alicia V. Rubio es filóloga y ha sido profesora de educación física en un instituto público durante veinticinco años. La enorme discrepancia que constató entre la percepción de la realidad en el campo del rendimiento físico y la llamada ideología de género determinaron su interés por el estudio de este planteamiento constructivista.
Su activismo como madre objetora frente al adoctrinamiento ideológico escolar ha sido el impulso final para estudiar a fondo desde sus diversos ámbitos (ético, legislativo, educativo, antropológico, biológico, neurofisiológico, etc…) un ideología que hoy afecta a las relaciones personales y por ende a la familia y la sociedad.
Este libro es un resumen de su experiencia e investigaciones y una forma amena y clara de visualizar y comprender la nefasta influencia de la ideología de género.
PRÓLOGO
Cuando Alicia nos contó que estaba trabajando en un libro sobre ideología de género recuerdo que pensé que sería, sin duda, un libro brillante, fácil de leer, ameno y diciendo alto y claro el camelo y la barbaridad que es la ideología de género. Y no me equivoqué.
Sólo el título del libro es ya sugestivo y dice, tristemente, más que suficiente.
Hace ya dos años que en Profesionales por la Ética pusimos en marcha una iniciativa específica sobre mujer: Mujer, Madre y Profesional porque entendemos que el origen de mucha de la podredumbre que vivimos hoy está en aquel feminismo radical que se empeñó en anular a la mujer como tal y el valor y la grandeza de su maternidad. Bien sabían ellos que así podrían acabar con la familia y, por ende, con cualquier posibilidad de sociedad sana y fuerte. Y por eso creemos que la regeneración social pasa por devolverle a la mujer su identidad femenina y a la maternidad el valor y papel que le corresponde. Sencillamente, darle la vuelta a la tortilla y deshacer el camino que nos han hecho andar.
Que las mujeres sean mujeres, que los hombres sean hombres y ambos se complementen; que la maternidad sea considerada como un regalo y una fuente de alegría y orgullo; que el papel de la mujer como madre de familia sea central y prioritario en la sociedad; que los padres formen parte recíproca y complementaria de ese papel; que la maternidad reciba especial apoyo y protección por parte de los gobiernos… evidencias que ayudarían a fortalecer la sociedad y que, sin embargo, se consideran hoy políticamente incorrectas porque la ideología de género así lo ha impuesto.
Alicia ha sabido explicar todo esto de manera extraordinaria, para que todos lo entendamos y lo sepamos explicar, que todos veamos evidente lo evidente y lo sepamos hacer ver, que entendamos la manipulación y reaccionemos frente a ella.
Y que nos decidamos a actuar.
La labor de los promotores de la ideología de género ha sido larga y minuciosa. Simone de Beauvoir decía en 1949 que la mujer era entonces lo que el hombre quería o había querido que fuese, que la mujer no había marcado su destino sino que había seguido el camino que el hombre había trazado para ella. Y con ese postulado y otros más radicales (“no se nace mujer, se llega a serlo”; “no todo ser humano hembra es necesariamente una mujer”) construyeron las sucesoras de Beauvoir la ideología de género. Y ahora después de todo aquello, con esa ideología en la cresta de la ola, lo que vemos es que tampoco la mujer es lo que quiere ser sino lo que los defensores del género quieren que sea. Y así, la mujer ha perdido la libertad para serlo. No le dejan ser mujer.
Hace solo un par de años o cosa así, la ideología de género era casi desconocida para el común de la sociedad, recuerdo que solíamos decir que no se entendía qué era y eso le permitía pasar desapercibida y colarse sigilosamente en las leyes, en las escuelas, en las familias, en las conversaciones… Con este libro Alicia consigue desenmascararla y hacerla comprensible. Hace que parezca increíble que la política, la cultura y la vida en general se hayan podido empapar de esa manera de semejante barbaridad y estupidez.
Pero ahora es nuestro turno. Toca actuar, es nuestra sociedad, nuestra familia, nuestros hijos los que están en riesgo. Una sociedad que asume la ideología de género, la hace suya y se enorgullece de ello, produce frutos podridos que van contagiando a los que les rodean.
La ideología de género toca prácticamente todos los aspectos de tu vida, ya lo verás al leer el libro. Y cuando termines, mira a tu alrededor, mírate a ti mismo y decide qué vas a hacer.
Leonor Tamayo
Presidente de Profesionales por la Ética
INTRODUCCIÓN
Toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero, sino una puñalada en la salud de la sociedad humana
Ralph W. Emerson
Mi primer contacto con la ideología de género fue cuando yo no sabía tan siquiera de su existencia y ni mucho menos me imaginaba lo aceptada que estaba, incluso por quienes más claramente veían, en el día a día, que semejante teoría era una falacia a la que la realidad desmiente continuamente: los profesores de Educación Física.
Corría el año 2005 y todo el colectivo de profesores participantes en los Campeonatos Escolares de la Comunidad de Madrid, reunidos en una asamblea, lamentaba la imposibilidad de hacer que las chicas participaran con el mismo entusiasmo, en los mismos deportes y en la misma cantidad numérica que sus compañeros varones en los citados campeonatos deportivos. Lo achacaban a los roles sociales impuestos a las chicas, al empeño social de que éstas no practicaran deportes masculinos (pese a que ya por entonces se hacía todo lo contrario y se incentivaba a las chicas a participar en deportes como el fútbol, el rugby…) y a una difusa “vagancia femenina” fruto de esos roles inculcados. Y, naturalmente, a ninguno se le ocurría que únicamente fuera porque hombres y mujeres somos diferentes. Simplemente era impensable hablar de diferencias intrínsecas entre ambos sexos y mucho menos se podía verbalizar semejante hecho. Los hombres y las mujeres debíamos ser iguales ante el hecho deportivo y cualquier variación en los comportamientos sólo podía deberse a factores educativos. La ideología de género había calado hasta en un estamento profesional que pasa sus días constatando y midiendo diferencias físicas entre alumnos y alumnas a los que debe examinar utilizando distintos baremos según su sexo.
Posteriormente he tenido muchos otros contactos, a mi pesar, y no deja de sorprenderme cómo una teoría tan falaz, descabellada y continuamente rebatida por la realidad, es asumida por personas de muy distinta condición intelectual sin que una sombra de duda enturbie esa arquitectura ideológica basada en una hipótesis. Quizá sería más exacto decir basada en una mentira.