Cubierta
Richard P. Bentall
MEDICALIZAR LA MENTE
¿SIRVEN DE ALGO LOS TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS?
Traducción de
Nuria Cañete Colmena
Herder
www.herdereditorial.com
Portada
Título original: Doctoring the Mind
Traducción: Nuria Cañete Colmena
Diseño de la cubierta: Gabriel Nunes
Maquetación electrónica: Manuel Rodríguez
© 2009, Richard P. Bentall
© 2011, Herder Editorial, S.L., Barcelona
© 1ª edición digital, 2014
ISBN DIGITAL: 978-84-254-3012-1
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.
Herder
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Créditos
Notas
Prólogo a la edición española
La traducción más literal y habitual, aunque también más incierta, suele ser «medicina basada en la evidencia» ( mbe ).
Sackett , D. L., Evidence Based Medicine: How to Practice and Teach ebm , Edimburgo, Churchill Livingstone, 1997.
Adams , C. E., Tharyan , P., Coutinho , E. S. F. y Scott , T. S., «Editorial: The schizophrenia drug-treatment paradox: pharmacological treatment based on best possible evidence may be hardest to practise in high-income countries», en British Journal of Psychiatry 11, 2006, págs. 391-392.
Tizón , J. L., «Atención a los pacientes con psicosis: ¿Dónde están las evidencias?», prólogo a la edición española del libro de Martindale , B. V., Bateman , A., Crowe , M. y Margison , F. (eds.): Las psicosis: los tratamientos psicológicos y su eficacia , Barcelona, Herder, 2009.
Sackett , D. L., «The sins of expertness and a proposal for redemption», en British Medical Journal 320, 2000, pág. 1 283.
Kuhn , T. S., La estructura de las revoluciones científicas , México, fce , 1972, 2005; idem , «Lógica del descubrimiento o psicología de la investigación», en Lakatos , I. y Musgrave , A. (eds.), La crítica y el desarrollo del conocimiento , Barcelona, Grijalbo, 1975; Bernal , J. D., Historia social de la ciencia , Barcelona, Península, 1964; Lakatos , I. (ed.), La crítica y el desarrollo del conocimiento , Barcelona, Grijalbo, 1975; idem , «La historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales», en Lakatos, I. y Musgrave , A. (eds.), La crítica y el desarrollo del conocimiento , Barcelona, Grijalbo, 1975.
Por ejemplo, en Tizón , J. L., «El discurso antipsiquiátrico. Fenomenología – psiquiatría – contracultura. Teorema», en Revista de Lógica y Filosofía de la Ciencia 7, 1972, págs. 5-34 y en idem , «Una panorámica del discurso antipsiquiátrico R. D. Laing: de la Fenomenología a la Antipsiquiatría», en Informaciones Psiquiátricas 55, 1973, págs. 43-58.
Prólogo
Las diferencias entre la profesión de psicólogo clínico (a la cual pertenezco) y la de psiquiatra serán discutidas detenidamente a medida que avancemos. Por el momento es suficiente decir que los psiquiatras primero obtienen un título en medicina y después reciben una formación adicional en el tratamiento de las enfermedades mentales. Los psicólogos clínicos, por otro lado, primero reciben una formación científica en psicología (la ciencia de la mente y del comportamiento humano) y después continúan con una formación superior (un doctorado en Gran Bretaña y en Estados Unidos) sobre el uso de técnicas psicológicas en la evaluación y tratamiento de enfermedades mentales y otros cuadros clínicos.
1. ¿Un éxito total?
Este término se refiere a los diversos artículos de la legislación en salud mental pertinente.
En un grupo inicial de 79 personas, esta asignación se basó en la disponibilidad de camas en los distintos centros. Más adelante Mosher investigó a una segunda cohorte de 100 personas que sí se asignaron de manera aleatoria a las dos opciones. Esta distinción es importante porque la asignación ocasional se considera imprescindible cuando se lleva a cabo un experimento de este tipo. No se observaron, sin embargo, diferencias importantes en los resultados obtenidos en ambos estudios.
2. La aplicación de la ciencia: la aparición de la psiquiatría como disciplina médica
El término «psicoanálisis» se refiere a las teorías psicológicas particulares desarrolladas por Freud, así como al tipo particular de terapia que ideó. Un psicoanalista (analista para abreviar) es por lo tanto alguien que practica este tipo de terapia. Algunas personas se forman en psicoanálisis tras haber conseguido primero el título de psiquiatras, psicólogos o trabajadores sociales. Las normas de admisión para poder acceder a dicha formación varían según los diferentes centros de formación.
Con el tiempo, Alzheimer se haría famoso por identificar el tipo de demencia senil que hoy en día lleva su nombre. De hecho, fue Kraepelin quien se dio cuenta de la importancia de aquella observación y quien insistió en que la enfermedad fuese conocida con el nombre de Alzheimer.
3. Innovación terapéutica y fin de la época de los manicomios
Finalmente, en la década de los noventa, en Gran Bretaña se estableció un título a nivel de doctorado de tres años.
Promotor entusiasta de la idea de que la psicología debería tratar problemas del mundo real, Watson había obtenido el permiso de Adolf Meyer para poner en marcha un laboratorio en la Phipps Clinic. En ésta, se disponía a demostrar que los trastornos psiquiátricos son producto del condicionamiento, mediante el simple método de inducir con intención un trastorno en un individuo previamente sano ( Watson , J. B., Rayner , R., «Conditioned emotional reactions», en Journal of Experimental Psychology 3, 1920, págs. 1-14). La víctima de este notorio experimento fue un niño de nueve meses, Little Albert. Junto con Rosaline Rayner, una de sus estudiantes (y su amante), Watson mostró primero que Albert no se inquietaba ante una rata blanca domesticada, para después proceder a asustar al pobre niño con un fuerte ruido cada vez que intentaba acariciar al animal. En poco tiempo, Albert se había vuelto fóbico no solo a las ratas sino también a otras cosas afelpadas o de peluche. La carrera de Watson acabó de golpe, pero no, como cabría esperar, a consecuencia de aquella flagrante forma de maltrato a un menor, sino a causa de un escándalo sexual (su romance con Rayner llegó a oídos de las autoridades de la universidad y Meyer, que tenía unas ideas muy firmes respecto a ese tipo de temas, no pudo o no quiso protegerlo del despido).
«Chicle» en inglés. (N. de la T.)
En gran número de páginas web pueden encontrarse versiones de eliza que funcionan. Un intercambio de mensajes que realicé con una de esas versiones tuvo como resultado el diálogo siguiente: E: «Hola, soy eliza» . R: «Hola. Soy Richard». E: «¿Cree que es normal ser Richard?». R: «Espero que sí». E: «Muy bien, dígame algo más». R: «Estoy escribiendo un libro sobre psiquiatría». E: «¿Ha venido a mí porque está escribiendo un libro sobre psiquiatría?». R: «Sí, quería descubrir cómo era esto de recibir terapia de un ordenador tonto». E: «¿Y qué cree?». R: «No creo que me esté ayudando demasiado». E: «¿No cree que le esté ayudando demasiado?». R: «De hecho, está haciendo que me deprima bastante». E: «Dígame, ¿tiene usted problemas psicológicos?».
No está claro por qué se reclutó a un grupo de control sano. Aparentemente muchos de sus integrantes no consideraban que necesitasen terapia.
4. Acuerdo y desacuerdo: el triunfo de la psiquiatría biológica
En el tiempo en que se propuso la teoría de la dopamina ya se había olvidado que los antipsicóticos eran eficaces en el tratamiento de la manía. Carlsson dijo más adelante que aquella teoría debería haberse llamado teoría dopaminérgica de la psicosis en lugar de teoría dopaminérgica de la esquizofrenia.