THICH NHAT HANH
Domar al tigre interior
Meditaciones sobre la transformación
de las emociones difíciles
Edición de Pritam Singh
Traducción de Ramon Rocamora
Título original: Taming the Tiger Within, publicado en inglés, en 2004, por Riverhead Books, Nueva York
This edition published by arrangement with Riverhead Books, a member of Penguin Group (USA) Inc.
Primera edición en esta colección: abril de 2014
© 2004 by Unified Buddhist Church
© de la traducción, Ramon Rocamora, 2014
© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2014
Plataforma Editorial
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ISBN: 978-84-16096-43-5
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Índice
Domar al tigre interior
Extractos de:
- La muerte es una ilusión:
la superación definitiva del miedo a morir - La ira:
el dominio del fuego interior - Volviendo a casa:
el camino común de Buda y Jesús
PRIMERA PARTE De la ira a la compasión
1. La comprensión
Una de las causas
principales de nuestro sufrimiento es la semilla de
la ira que llevamos dentro.
Reconoce y acoge tu ira cuando se manifiesta.
Trátala con ternura en lugar de suprimirla.
Somos algo más que nuestra ira,
somos algo más que nuestro sufrimiento.
¿Por qué te enfadas con
tanta facilidad? ¿Es quizás porque la semilla de tu ira
es demasiado fuerte?
Si te enfadas con facilidad puede ser
porque la semilla de la ira de tu interior
ha sido regada con frecuencia durante
muchos años, y tú has permitido, por desgracia,
que se regara, o incluso lo has fomentado.
Muchas otras personas, enfrentadas
a la misma situación, no se enfadarían como tú. Escuchan las mismas palabras, observan
las mismas cosas y, a pesar de todo, son capaces
de mantenerse en calma y de no dejarse llevar.
La ira tiene sus raíces en elementos que no tienen que ver con el enfado. Sus raíces se hunden en la forma en que vivimos nuestra vida diaria. Si nos preocupamos de todo lo que nos conforma, sin discriminación, podremos prevenir que nos dominen nuestras energías negativas. Podremos reducir la fortaleza de nuestras semillas negativas para que no nos opriman.
Antes de que podamos hacer cambios significativos en nuestras vidas, hemos de examinar nuestra dieta, nuestra forma de consumir. Hemos de vivir de manera que dejemos de consumir las cosas que
nos envenenan y nos intoxican. Entonces tendremos la fuerza para permitir que aflore lo mejor
de nosotros y ya no seremos víctimas de la ira
y de la frustración nunca más.
Fíjate en alguien que esté enfadado. Cuando aprecias su tensión te sientes atemorizado, porque la bomba que lleva encima puede explotar en cualquier momento.
Cuando aparezca la ira,
coge un espejo y mírate a ti mismo. Cuando
estás enfadado no se te ve muy guapo, no estás demasiado presentable. Cientos de músculos
de la cara se te ponen tensos, como si tu
cara fuera una bomba a punto de explotar.
Cuando te des cuenta de que tu cara parece
una bomba a punto de explotar, estarás motivado para hacer algo que pueda cambiarlo.
Tú sabes con el corazón qué es lo que puedes
hacer para parecer más hermoso. No necesitas cosméticos. Solo necesitas respirar de forma pacífica, calmada, y sonreír con plena consciencia. Si puedes hacerlo una o dos veces conseguirás una apariencia mucho mejor. Simplemente mírate en el espejo mientras respiras con calma, mientras exhalas una sonrisa, y sentirás un gran alivio.
Es muy útil verte a ti mismo en aquellos momentos en que estás enfadado. Es una alarma para tu consciencia.
La ira va siempre
de la mano de la confusión,
de la ignorancia.
La ira nace de la ignorancia y de las
percepciones erróneas. Y podría ser que tú fueras
la víctima de una percepción errónea, podría ser que hubieras entendido mal lo que has visto u oído. Puede ser que tengas una idea equivocada
de lo que se ha dicho, de lo que ha sucedido.
Cada uno de nosotros debe practicar
una profunda introspección en nuestras
percepciones, tanto si somos padres, madres,
hijos, parejas o amigos.
Nuestro cuerpo es transitorio, nuestras emociones son transitorias y nuestras percepciones son transitorias. Nuestra ira, nuestra tristeza, nuestro amor, nuestro odio y nuestra consciencia son también transitorios.
Tanto la ira como el amor son de naturaleza
orgánica y, por lo tanto, ambos pueden
cambiar. El odio siempre puede transformarse
en amor y, desgraciadamente, el amor
se transforma en odio demasiadas veces.
Muchos de nosotros empezamos
una relación con mucho amor, con un amor muy intenso, tan intenso que creemos que no podemos sobrevivir sin nuestra pareja. Pero si no practicamos la concienciación puede que pasen solo uno o dos años hasta que nuestro amor se convierta en odio. En ese momento, en presencia de nuestra pareja experimentamos el sentimiento contrario,
nos sentimos fatal. Vivir juntos se convierte
en algo imposible, así que el divorcio es la única salida. El amor se ha convertido en odio; nuestra
flor se ha transformado en desperdicios.
Si hallas en ti mismo esos desperdicios, como el miedo, la desesperanza y el miedo, no te dejes llevar por el pánico. Como un buen jardinero orgánico, como un buen practicante de la autocuración, puedes afrontarlo así: «Reconozco que hay desperdicios en mí.
Voy a transformar estos desperdicios en un abono nutritivo que haga reaparecer
el amor».
Que la ira o el odio estén presentes no significa necesariamente que la capacidad de amar y aceptar se encuentre ausente; el amor siempre está en ti.
En los momentos de ira o desesperación,
incluso si nos sentimos abrumados, nuestro
amor sigue ahí. Nuestra capacidad para comunicarnos, para perdonar, para ser compasivos, sigue ahí. Debes creer en eso. Somos algo
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