El maestro vietnamita Thich Nhat Hanh nació en Hué (Vietnam) y fue monje budista, poeta, erudito y activista por los derechos humanos. Fue uno de los principales impulsores del budismo zen en Occidente. Fundador de universidades y organizaciones de servicios sociales, en sus últimos años vivió en Plum Village, una comunidad de meditación en el sur de Francia a la que acuden anualmente cientos de personas para escuchar las enseñanzas del maestro Thich y aprender sus sencillas técnicas de meditación. Propuesto para el premio Nobel de la Paz, Thich Nhat Hanh ha sido uno de los líderes espirituales más importantes de nuestro tiempo.
Thich Nhat Hanh falleció el 22 de enero de 2022.
CUALQUIERA PUEDE HACERLO
La meditación caminando consiste en meditar mientras andamos. Caminamos lentamente y relajados, con una ligera sonrisa en los labios. Al hacerlo, sentimos un profundo bienestar y nuestros pasos son los de alguien que se siente totalmente seguro sobre la Tierra. Todo nuestro sufrimiento y ansiedad desaparecen y el corazón se llena de paz y alegría. Cualquiera puede hacer esta práctica. Solo necesitas tener un poco de tiempo, prestar un poquito de atención y desear ser feliz.
EL MOMENTO PRESENTE
Alguien le preguntó al Buda: «¿Qué es lo que tú y tus discípulos practicáis?», y él respondió: «Nosotros nos sentamos, andamos y comemos». El interlocutor insistió: «Pero cualquiera se sienta, anda y come». Y el Buda le contestó: «Nosotros, al sentarnos, somos conscientes de estar sentados. Al andar, somos conscientes de estar andando. Al comer, somos conscientes de estar comiendo».
La mayor parte del tiempo estamos inmersos en el pasado o nos dejamos llevar por el futuro. Sin embargo, cuando somos conscientes y mantenemos un profundo contacto con el momento presente, comprendemos con más profundidad lo que está ocurriendo y empezamos a sentirnos llenos de aceptación, alegría, paz y amor.
TODO DEPENDE DE TUS PASOS
La semilla de la plena consciencia se encuentra en cada uno de nosotros, pero solemos olvidarnos de regarla. Creemos que solo seremos felices en el futuro, cuando consigamos una casa, un coche o un doctorado. Mantenemos una lucha en nuestra mente y en nuestro cuerpo, y no sentimos la paz y la alegría que tenemos a nuestro alcance en este mismo instante: el cielo azul, las hojas verdes y los ojos de nuestro ser querido.
¿Qué es lo más importante? Son muchas las personas que aprueban exámenes y adquieren casas y coches, pero siguen siendo infelices. Lo más importante es encontrar la paz y compartirla con los demás. Y para encontrarla puedes empezar a caminar en calma. Todo depende de tus pasos.
SIN NINGÚN PROPÓSITO
En el budismo existe la palabra apranihita. Significa sin ningún deseo o propósito. Implica la idea de no fijarse ni perseguir ningún objetivo. Al practicar la meditación caminando, avanzamos animados por ese espíritu. Disfrutamos simplemente andando, sin albergar un propósito o un destino determinado. No andamos para llegar a ninguna parte, sino por el simple hecho de andar.
Como A. J. Muste dijo: «No hay un camino que conduzca a la paz, la paz es el camino». Caminar con plena conciencia nos da paz y alegría, y hace que nuestra vida sea real. ¿Por qué correr si todos acabaremos en el cementerio? ¿Por qué no dirigirnos hacia la vida, gozando a cada instante y a cada paso de la paz? No necesitas esforzarte. Disfruta de cada paso. Ya hemos llegado.
Karen Preuss. Spirit Rock Meditation Center, Woodacre, California.
SINTIENDO LA PAZ
Si piensas que la paz y la felicidad se encuentran en alguna otra parte e intentas buscarlas, nunca las encontrarás. Solo podrás relajarte cuando comprendas que puedes conseguirlas ahora mismo.
En la vida cotidiana tenemos tantas cosas que hacer y tan poco tiempo… Quizá te veas obligado a ir corriendo de aquí para allá todo el tiempo. ¡Simplemente detente! Siente a fondo el momento presente y experimentarás una verdadera paz y alegría.
CAMINA EN PAZ
Si observas atentamente el mundo, verás todas las preocupaciones y ansiedades que la gente deja impresas en la tierra mientras anda. Solemos caminar con unos pasos pesados, llenos de dolor y temor. Nos sentimos inseguros y nuestros pasos revelan nuestra inseguridad.
En este mundo hay muchos caminos. Algunos están bordeados de bellos árboles o serpentean a lo largo de fragantes prados, y otros están cubiertos de hojas y flores. Pero si los recorremos con el corazón apesadumbrado, no disfrutaremos de ellos.
Cuando teníamos uno o dos años, aprendimos a andar con pasos inseguros. Ahora hemos de aprender a andar de nuevo: lentamente, con alegría y serenidad. Después de unos cuantos días de práctica sabrás cómo hacerlo. Y cuando yo te vea andar con una profunda seguridad y paz, sonreiré lleno de regocijo.
SONRÍE COMO UN BUDA
Mientras te esfuerzas por desprenderte de tus preocupaciones y ansiedad, te ruego que sonrías. Tal vez solo esboces una pequeña sonrisa, pero mantenla en tus labios. Estarás sonriendo ligeramente como el Buda hacía. Mientras aprendes a caminar como el Buda, puedes también sonreír como él. ¿Por qué esperar a transformarte y despertar totalmente en el futuro? ¡Empieza a ser un Buda ahora mismo, aunque solo sea durante parte del día!
Esta ligera sonrisa asoma a tus labios al tomar conciencia de estar aquí, con vida, caminando en este preciso instante. Al mismo tiempo, alimenta la paz y la alegría que hay en ti. Si sonríes mientras meditas caminando, tus pasos serán serenos y tranquilos, y sentirás un profundo bienestar. Al sonreír, todo tu ser se renueva y tu práctica se fortalece. No tengas miedo de sonreír.
Simon Chaput. Hermana Chân Không en el Omega Institute, Rhinebeck, Nueva York.
RECUPERANDO NUESTRA SOBERANÍA
Tu sonrisa demuestra que no eres una colonia, sino tu propio soberano, que lo estás haciendo lo mejor que puedes. El Buda a veces es llamado «Aquel que es soberano de sí mismo o de sí misma». Los acontecimientos nos arrastran y hacen que nos sintamos perdidos. La práctica de meditar caminando nos ayuda a recuperar nuestra soberanía, nuestra libertad como seres humanos. Andamos con elegancia y dignidad, como un emperador, como un león. Cada paso que damos infunde vida.
TOCANDO LA TIERRA
Cuando Mara —que personifica la ilusión— desafió al Buda, este tocó la tierra con la mano derecha y dijo: «Pongo a la tierra por testigo, seguiré sentado aquí meditando y no me levantaré hasta que alcance el verdadero despertar». Al hacerlo, Mara desapareció.