Título original: Schizophrenia and Genetics. The end of an Illusion
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Para G. G., mi mejor amigo y fuente de inspiración
IDEOLOGÍA GENETISTA Y CIENCIA: DESENFOQUES Y SESGOS QUE ES PRECISO CORREGIR
Jorge L. Tizón
En 1990 se encontraron repetidos experimentos y observaciones fallidos en la investigación espacial con uno de los instrumentos más costosos enviados hasta entonces por el hombre al espacio: el telescopio espacial Hubble (Hubble Space Telescope, HST ). El Hubble es uno de los telescopios más renombrados de la astronomía moderna: con una masa de 11 toneladas, orbita alrededor del planeta Tierra a 593 kilómetros sobre el nivel del mar. Había sido puesto en órbita el 24 de abril de 1990 en la misión STS -31 como un proyecto conjunto de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, inaugurando el programa de Grandes Observatorios. El coste del Hubble ascendió (en aquel mismo año) a 2 800 millones de dólares estadounidenses.
Pronto se supo que los errores de tan carísimo instrumento se debían a algo tan elemental y negligente como un fallo en el pulido del espejo primario del telescopio, lo que producía aberraciones esféricas. Tuvieron que pasar tres años para que un transbordador tripulado ( STS -6112), en otra costosísima misión, pudiera instalar un sistema de corrección óptica capaz de corregir el defecto del espejo primario.
El hecho de que una serie de experimentos y observaciones que iban a durar decenios pudiera ser alterada por un defecto inicial de fabricación no controlado me sirvió hace años para poder criticar el enfoque parcial y sesgado que, desde el nacimiento de la «medicina basada en la evidencia», se ha utilizado contra la psicoterapia como conjunto de técnicas terapéuticas o para investigar de manera inadecuada en psicoterapia. - Solo más de medio siglo después de los primeros «estudios» de Hans Eysenck se pudo comenzar a corregir esos «errores de perspectiva» iniciales, habiéndose realizado ya múltiples investigaciones, revisiones, revisiones sistemáticas y metaanálisis sobre la validez de diversas psicoterapias en los cuidados integrales de todos los trastornos mentales y, por supuesto, de las psicosis. -
Recuerdo aquí esa historia de la ingeniería y la astrofísica porque en el campo de la genética de las psicosis y, en general, en el de la genética y la psicopatología tropezamos de nuevo con un misterioso «defecto de fábrica» que desviaba todas las investigaciones y que, posiblemente, se debiera a un «defecto de refracción» de la lente… de los investigadores. Por un lado, todos los resultados parecían refutar la influencia del ambiente, la crianza y las relaciones en las psicosis y, correlativamente, probar que la psicoterapia es menos efectiva que las técnicas biológicas, como los psicofármacos. Pero, al mismo tiempo, centenares —si no miles— de resultados «demostraban» la vinculación de la genética y la psicopatología, cuando no incluso misteriosos «desequilibrios electroquímicos del cerebro».
El ámbito de la genética y la genómica de las psicosis ha sido uno de los más investigados (y financiados) a lo largo de más de un siglo. Poco importa la realidad de los magros resultados de tales estudios, generosamente sufragados, al contrario de los que intentaban aclarar otros factores de riesgo de las psicosis, tales como los psicosociales, sociales, culturales, etc. - A pesar de los repetidos fracasos a la hora de encontrar un gen y/o un «marcador biológico» de la esquizofrenia, el gen sigue mostrándose esquivo y los «marcadores biológicos» parecen un espejismo variable según el tiempo, la cultura, la escuela de los investigadores… Hace unos años se llegó a predecir una proteína de la piel del plátano como marcador biológico, mientras que, no hace mucho, asistimos a una explosión de pruebas (e inversiones) para poner a punto la inhibición del prepulso ( PPI ), así como diversos artilugios basados en la RMC para llegar a lograr un «marcador biológico de la esquizofrenia». El asunto resulta especialmente llamativo puesto que, salvo excepciones, en los casos crónicos suele bastar con hablar durante una hora con un paciente, sus familiares y allegados para obtener ya una serie de «marcadores relacionales» sobre los cuales estar atentos y ser cuidadosos en lo sucesivo.
Pero el campo de la genética de la esquizofrenia —y, en general, el de la genética de la psicopatología— se ha convertido en uno de los ámbitos científicos, ideológicos y políticos más controvertidos, aunque a menudo se dé por «resuelto», como, por ejemplo, cada vez que se acepta como realidad empírica la metáfora de las «enfermedades mentales» en lugar de «trastornos mentales» o «sufrimiento psicológico». Esa controversia ha sido particularmente enconada en el caso de la «esquizofrenia», probablemente el «grupo diagnóstico» más estudiado por la genética, junto con los de los TBP (trastorno bipolar), los TEA (trastorno del espectro del autismo) y, en la actualidad, los TDHA (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).
Por eso, desde el origen de la colección 3P (Psicopatología y Psicoterapia de las Psicosis) le hemos dedicado una cierta atención al tema; por ejemplo, con los textos de John Read, , Richard P. Bentall, Donald Pfaff o los míos propios. , Y hoy nos alegramos en especial de poder publicar un trabajo como el de Jay Joseph, centrado directamente en el tema y particularmente incisivo y profundo.
El libro de Joseph, un investigador que lleva años escribiendo sobre estos asuntos, nos parecía crucial para resumir las cautelas con las que todo clínico en salud mental, todo trabajador comunitario y, en general, la población debería aproximarse al ámbito de la genética de la esquizofrenia y las psicosis. Los clínicos e investigadores de orientación psicoanalítica, relacional o, en general, psicológica están hoy de enhorabuena: después de más de un siglo de ser relegados y tratados como ignorantes por parte de la «psiquiatría oficial», hemos visto cómo nuestras aportaciones (a menudo tan solo clínicas y, por lo tanto, con poco valor probatorio) o nuestras intuiciones etiológicas sobre el papel de las Experiencias Relacionales Adversas ( ERA ) en las psicosis son ampliamente reconocidas… - , Y ello a pesar de los numerosos errores y simplificaciones cometidas también por las perspectivas psicologistas (que no psicológicas) y sociologistas (que no sociológicas) a lo largo de esos decenios, tales como las de la «madre esquizofrenógena», la locura como creación, la «pulsión de muerte» en las psicosis, la metanoia, etc.
Hoy en día disponemos de numerosos estudios que vinculan las psicosis y otros trastornos, e incluso enfermedades somáticas, , con las adversidades infantiles, como haber experimentado acoso escolar, violencia emocional, incesto, abandono, pérdida de progenitores, violencia física o abusos sexuales... Se trata de hallazgos conocidos en la actualidad por el personal clínico que trabaja con sujetos diagnosticados de trastornos psicóticos. En varios volúmenes de esta colección , , se muestran asimismo evidencias que relacionan los trastornos psicóticos con factores sociales como la pobreza, el racismo, el estrés migratorio o la vida en grandes núcleos urbanos. , -