SAGRADA BIBLIA
TRADUCCIÓN Y NOTAS
FACULTAD DE TEOLOGÍA
UNIVERSIDAD DE NAVARRA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.
PAMPLONA
“SAGRADA BIBLIA”
CONSEJO DE REDACCIÓN
José María Casciaro (†) (Presidente), Gonzalo Aranda (†), Santiago Ausín, Vicente Balaguer, Claudio Basevi, Francisco Varo y Juan Chapa (Secretario)
La edición de los cinco volúmenes impresos de esta Sagrada Biblia (Pentateuco, Libros Históricos, Libros Poéticos y Sapienciales, Libros Proféticos, Nuevo Testamento) fue aprobada por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española en las siguientes reuniones: CLXII del 20-22.VI.1995; CLXXX del 21-22.IX.1999; CLXXXIV del 13-15.II.2001; CLXXXVII del 20-30.I.2002; CXC del 17-18.IX.2002.
ISBN: 9788431355623
© Copyright 1997-2016.
Facultad de Teología. Universidad de Navarra
Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA)
Diseño y realización de la edición digital: Guillermo Sanz
SAGRADA BIBLIA
TRADUCCIÓN Y NOTAS
ÍNDICE RÁPIDO
ANTIGUO TESTAMENTO
NUEVO TESTAMENTO
Medidas, pesos y monedas.
Fiestas del calendario judío
SAGRADA BIBLIA
ANTIGUO TESTAMENTO
Introducción:
El Antiguo Testamento
dentro de la Biblia
PENTATEUCO
GÉNESIS
Gn
CAPÍTULOS
PRIMERA PARTE:
CREACIÓN Y PRIMERA ETAPA
DE LA HUMANIDAD
I. ORÍGENES DEL CIELO Y DE LA TIERRA
La tierra era caos y vacío, la tiniebla cubría la faz del abismo y el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios:
—Haya luz.
Y hubo luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de la tiniebla. Dios llamó a la luz día, y a la tiniebla llamó noche. Hubo tarde y hubo mañana: día primero.
Dijo Dios:
—Haya un firmamento en medio de las aguas que separe unas aguas de las otras.
Dios hizo el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. Dios llamó al firmamento cielo. Hubo tarde y hubo mañana: día segundo.
Dijo Dios:
—Que se reúnan las aguas de debajo del cielo en un solo lugar, y aparezca lo seco.
Y así fue. Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de aguas la llamó mares. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
—Produzca la tierra hierba verde, plantas con semilla, y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su especie, con semilla dentro. Y así fue. La tierra produjo hierba verde, plantas con semilla según su especie, y árboles que dan fruto con semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Hubo tarde y hubo mañana: día tercero.
Dijo Dios:
—Haya lumbreras en el firmamento del cielo para separar el día de la noche, y que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años; que haya lumbreras en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra.
Y así fue. Dios hizo las dos grandes lumbreras —la lumbrera mayor para regir el día, y la lumbrera menor para regir la noche— y las estrellas. Y Dios las puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra, para regir el día y la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y vio Dios que era bueno. Hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.
Dijo Dios:
—Que las aguas se llenen de seres vivos, y que vuelen las aves sobre la tierra surcando el firmamento del cielo.
Y Dios creó los grandes cetáceos y todos los seres vivos que serpean y llenan las aguas según su especie, y todas las aves aladas según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y los bendijo Dios diciendo:
—Creced, multiplicaos y llenad las aguas de los mares; y que las aves se multipliquen en la tierra.
Hubo tarde y hubo mañana: día quinto.
Dijo Dios:
—Produzca la tierra seres vivos según su especie, ganados, reptiles y animales salvajes según su especie.
Y así fue. Dios hizo los animales salvajes según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles del campo según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
—Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza. Que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, sobre todos los animales salvajes y todos los reptiles que se mueven por la tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó;
varón y mujer los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo:
—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que reptan por la tierra.
Y dijo Dios:
—He aquí que os he dado todas las plantas portadoras de semilla que hay en toda la superficie de la tierra, y todos los árboles que dan fruto con semilla; esto os servirá de alimento. A todas las fieras, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser vivo, la hierba verde le servirá de alimento. Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno. Hubo tarde y hubo mañana: día sexto.
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo su ornato. 2Terminó Dios en el día séptimo la obra que había hecho, y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque ese día descansó Dios de toda la obra que había realizado en la creación.
Éstos fueron los orígenes del cielo y de la tierra al ser creados.
Cuando el Señor Dios hizo tierra y cielo, aún no había en la tierra ningún arbusto silvestre, y aún no había brotado ninguna hierba del campo —pues el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra ni había nadie que trabajara el suelo—, pero un manantial brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces, el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer; y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
Un río nacía en Edén para regar el jardín, y desde allí se dividía formando cuatro brazos. El nombre del primero es Pisón, que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro. El oro de aquel país es puro, allí hay también bedelio y piedra de ónice. El nombre del segundo río es Guijón, que rodea todo el país de Etiopía. El nombre del tercer río es Tigris, que recorre el oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén para que lo trabajara y lo guardara; y el Señor Dios impuso al hombre este mandamiento:
—De todos los árboles del jardín podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, morirás.