Dani Collins - Seducida por él
Aquí puedes leer online Dani Collins - Seducida por él texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Seducida por él
- Autor:
- Genre:
- Año:2015
- Índice:4 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Seducida por él: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Seducida por él" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Seducida por él — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Seducida por él " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2015 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Pack 90 Bianca, n.º 90 - enero 2016
I.S.B.N.: 978-84-687-8089-4
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Al oír aquella risa pura y espontánea, Demitri Makricosta apartó la mirada de la bella mujer italiana que estaba coqueteando con él y buscó de dónde provenía el sonido. Experto conocedor de la risa falsa, la naturalidad con la que aquella mujer se reía le resultó extremadamente atractiva. Era femenina sin ser una risa tonta o juvenil, cálida y sexy sin ser falsa.
Durante un instante, él centró toda su atención en ella. Tenía una melena corta y rubia. Y su tez pálida hizo que él no pudiera evitar pensar en la suavidad que percibiría al besar su mejilla. Se preguntaba cómo olería su piel. Quizá como la fruta de verano. Su perfil era femenino, con la nariz respingona, y las curvas de su cuerpo tremendamente apetecibles.
Encerradas en el uniforme de Makricosta.
«Maldita sea», pensó él, sintiéndose decepcionado.
Observó el uniforme una vez más, deseando no reconocerlo. No llevaba la falda y la chaqueta roja que vestía el personal francés en París, de ser así habría estado una pizca esperanzado.
Por desgracia, los pantalones largos y la chaqueta que llevaba pertenecían a uno de los uniformes canadienses. A los del hotel Makricosta Elite de Montreal. Estaba seguro de ello porque era él quien tenía la palabra final en todas las decisiones de marketing de la cadena hotelera familiar, incluida la imagen de los empleados.
No quería reconocerlo. Ese era el problema. Se sentía muy atraído por aquella mujer.
Y resultaba extraño. Cualquier mujer le parecía adecuada. Nunca se preguntaba quiénes eran o cuál era su historia. Y menos cuando ya tenía una mujer tocándole el brazo y murmurando:
– ¿Bello? ¿Qué ocurre?
–Me parece que he visto a alguien conocido – mintió él, sonriendo a su acompañante antes de mirar una vez más a la mujer, su empleada, que estaba riéndose al otro lado del vestíbulo.
Observó que se colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja y, leyéndole los labios, se enteró de que estaban hablando acerca de algo referente a un correo electrónico. Había mucho ruido y no podía oír su voz.
Sintiendo curiosidad por ver qué clase de hombre provocaba en ella aquella mirada radiante, Demitri se apoyó en el respaldo del sofá de terciopelo, separándose de la mujer que iba a ser su pasatiempo aquella noche.
«Gideon».
Al percatarse de que aquel hombre era su cuñado, se sorprendió. No parecía que Gideon estuviera coqueteando con ella, pero Demitri se puso en pie con indignación. Su hermana Adara había sufrido mucho, sobre todo unos años atrás cuando la secretaria personal de Gideon le contó que él mantenía una aventura amorosa con ella. Demitri no iba a permanecer sin hacer nada mientras una mujer coqueteaba con el marido de Adara.
–Ya sé quién es – dijo Demitri– . Discúlpame.
No obstante, cuando él se acercó, Gideon y la mujer rubia ya se estaban despidiendo.
La mujer se dirigió hacia el mostrador de recepción y Gideon levantó la vista a tiempo de ver a Demitri. La expresión de su rostro se endureció al verlo.
Fue entonces cuando Demitri recordó que estaba evitando a aquel hombre.
–Bien – dijo Gideon al ver que se acercaba– . Iba a buscarte antes de marcharme. ¿Asistirás al cumpleaños de Adara? – comentó mirándolo fijamente a los ojos.
A Demitri le gustó ver que Gideon estaba dispuesto a hacer feliz a su esposa. Cuando la secretaria de Gideon empezó a seducirlo, Demitri estuvo a punto de tratar de seducirla a ella para mantener intacto el matrimonio de su hermana. Al final, fue Gideon el que salvó su propio matrimonio despidiendo a la secretaria antes de que sucediera nada más que unas declaraciones falsas y mordaces. A pesar de que Adara estuviera preocupada por la posibilidad de que su esposo le fuera infiel, en realidad, la devoción que él sentía por ella continuó siendo sólida como una roca.
Y Demitri suponía que eso era bueno. No deseaba que su hermana tuviera más problemas de los que ya había sufrido, pero le parecía que estaba demasiado feliz. Y muy decidida a que su esposo también se creyera el futuro de felicidad eterna que ella se había preparado para sí misma.
Demitri no quería pensar en toda la situación de sus hermanos y sus hijos, ni en los secretos que le habían ocultado, así que centró de nuevo la atención en la mujer rubia que amenazaba la felicidad de su hermana y decidió asegurarse de que no intentara nada más con Gideon.
Era mejor que lidiar con las exigencias de Gideon.
–Lo tengo apuntado en mi agenda. Intentaré asistir – comentó Demitri sin darle importancia.
Gideon se cruzó de brazos.
–¿Hay algún motivo por el que no vayas a convertirlo en una prioridad?
Teniendo en cuenta que Gideon había formado parte de su familia durante varios años, Demitri no consideraba necesario explicarle por qué aquellas reuniones que Adara continuaba organizando no le resultaban nada atractivas.
–Haré lo que pueda – mintió.
–¿Lo harás? – preguntó Gideon, sin añadir las palabras «por una vez».
Y ese era el motivo número uno por el que no deseaba estar con su familia. «¿Qué vas a hacer con tu vida? Toma al bebé. ¿A que es precioso? ¿Cuándo vas a dejar de ser un mujeriego y sentar la cabeza?»
Demitri le dedicó una tensa sonrisa a su hermano y se marchó. ¿No era suficiente que él se hubiera implicado cuando Adara se quedó embarazada? El único motivo por el que había pasado a formar parte del negocio familiar era por Theo y ella. Quizá, en un principio, había mantenido su propio horario, pero después iba a trabajar a diario y se dejaba la piel. Desde luego, tenía cero interés en formar una familia y, además, sería un padre terrible, así que ya podían dejarlo tranquilo.
Enojado, miró hacia la bella mujer italiana que lo estaba esperando. Aunque habría disfrutado mucho manteniendo una relación sexual con ella, no tenía ningún interés en invitarla a su habitación. Y eso que el sexo era la mejor manera que conocía para relajarse. Sin embargo, la mujer rubia ocupaba mucho más espacio en su mente.
Quizá su intención no fuera crearle problemas a Gideon, pero Demitri seguía sintiendo hostilidad hacia ella. No era tan inmaduro como para no percatarse de por qué se sentía así. Cada vez que se le presentaba una obligación familiar, la rabia y la rebeldía se apoderaban de él, provocándole pensamientos oscuros que debía controlar.
Normalmente, se decantaba por el amor en lugar de la pelea, obligándose a permanecer al margen de la violencia y evitando así seguir la tendencia de su padre. No obstante, un potente sentimiento de rabia se apoderaba de él cada vez que se enfrentaba al hecho de que la única familia verdadera que tenía, su hermano y su hermana, las dos personas en las que confiaba completamente, le habían ocultado la existencia de su hermano mayor.
¿No confiaban en él? ¿Por qué se lo habían ocultado de ese modo? Aquella traición había provocado que él se distanciara de ellos y que se instalara en él un oscuro sentimiento que no quería destapar por miedo a lo que se pudiera encontrar.
Demitri trató de no pensar en ello y miró de pasada hacia la recepción, centrándose en el despacho de Administración, donde vio a la rubia canadiense sentada muy cerca del director del hotel. El chico no estaba mirando la pantalla del ordenador donde ella señalaba. Su mirada iba dirigida directamente al lugar donde la blusa marcaba sus senos redondeados.
–Tengo que hablar con usted – dijo Demitri.
Natalie levantó la vista y sintió de lleno el impacto de Demitri Makricosta, el hermano más joven de la familia que la contrataba. El hombre que tenía una escandalosa reputación. Lo había visto en persona en otras ocasiones, pero siempre desde la distancia. Nunca de esa manera, paralizándola con la mirada penetrante de sus ojos de color marrón oscuro.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Seducida por él»
Mira libros similares a Seducida por él. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Seducida por él y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.