Alvarez India - Peligro Plan A

—Me encanta veros así de bien, pero reconocer que es un tanto pastoso. Algunas estamos a pan y agua hace bastante tiempo y empezar así el día, es bastante frustrante —gruñó Laura mientras miraba burlona a sus amigos.

Estos desde hacía unas semanas, se habían emparejado, ¡por fin! y no se separaban más que lo necesario. No vivían juntos, pero como si lo hicieran. Excepto la noche en que se reunían las chicas por un lado y los amigos por otro, el resto de la semana estaban los dos en casa de uno de ellos.

—Pues…, a eso hay que ponerle solución —sonrió pícara Abril.

—¡Miedo me das! —puso Noah, en broma, cara de susto.

—Tú sabes también como yo, que Laura necesita desmelenarse un poco, desde que la conozco, no he visto que se haya enrollado con ningún tío y eso no es bueno.

—Lo que tú digas, pero no creo que me guste la solución al problema…, que seguro le buscas.

—¿Por queeeé? Dudas de mis métodos o... ¿quizás no te fíes de ellos?

—¡Oyeeee! Sigo aquí, ¿sabéis? —se interpuso Laura entre aquellos dos que se estaban divirtiendo a su costa.

—Perdona, llevas razón, creo que deberías opinar, al fin y al cabo, se trata de tu revolcón —se rio Abril.

—Pero que graciosa es mi amiga, lo dice como si eso fuera tan fácil.

—La verdad, es que los tíos somos fáciles y más si pones a una chica como tú delante de cualquier espécimen masculino.

—Pues yo no lo veo tan sencillo, tipos con ganas de fiesta hay muchos, pero que valgan la pena y que aún no estén pillados creo que no queda ni uno —dijo Laura con cara de pena y resignación.

—Sí no los buscas, desde luego no los vas a encontrar, pero seguro que hay, lo único que tú no estás demasiado receptiva. Mira yo, lo tuve delante y casi lo pierdo.

—No compares, vosotros estabais hechos el uno para el otro, se veía desde el principio, la que estabas ciega eras tú.

—Tienes a mis amigos, por ejemplo. Todos valen la pena, no creo que estén tan mal.

—¡Eso, eso! Mira ahí, por ejemplo —se rio sin poderlo evitar Abril.

—¡Ja! Como amigos, genial, pero son unos casanovas. Para otras esos valdrán, pero son también amigos míos y no me voy a acostar con un amigo.

—Para solo una noche un amigo no vale, pero quizás para algo más, alguno puede interesarte —dejó caer con doble intención Abril.

—Ellos a mí no me ven como una chica y menos como su chica, solo me ven como una hermana.

—¿Segura...? Y tú… ¿los ves a todos como hermanos? —se lanzaron las dos miraditas cómplices.

—Creo que ahora el que me he perdido del todo soy yo. No sé por qué me meto en cosas de mujeres, nunca aprenderé. Vamos a trabajar que me temo que en estos asuntos es mejor que sigáis hablando vosotras en otro momento sin mí.

Los tres se levantaron y mientras Noah se dirigió a pagar los desayunos Laura se acercó a su amiga y le cuchicheó.

—Sé por donde vas y olvídalo, nunca habrá nada entre nosotros, ya lo tengo más que superado, no soy su tipo, sino ya habría pasado algo después de tantos años.

—Ya sabes que yo no pienso así, pero si te empeñas —le sonrió.

—¡Uffff! Que cabezona eres.

Transcurrió la mañana como de costumbre, sin parar de trabajar, en un ambiente cordial y agradable. Noah tenía una comida con unos futuros clientes y se marchó un poco antes de la hora de salida. Al ser verano tenían jornada intensiva por lo que no volvía por la tarde y quedó con Abril para llamarla cuando terminara. En ocasiones, esas comidas, se hacían interminables.

No había parado de dar vueltas a esa cabecita suya, no quería ver a una de sus amigas de esa forma. Sabía que estaba enamorada desde años atrás de Lucas, un amigo de Noah y ahora de ella también y estaba convencida de que él sentía algo por ella, pero ninguno se daba por enterado. Tenía que conseguir que esos dos espabilaran, que fueran tan felices como ella y Noah lo eran. Se lo debía. Gracias a sus estratagemas con sus otras dos amigas, ellos estaban juntos, y Abril estaba decidida, a por lo menos, intentarlo. Luego ya se vería. Fue hacía el despacho de Laura que estaba entreabierto y asomó la cabeza.

—¿Puedo...?

—Claro, pasa, estoy recogiendo.

—Estaba pensando, que sí te apetece, podíamos cambiarnos e irnos a tomar alguna tapa a la playa y después a ligar bronce un ratito, si te viene bien.

—Siiiii, la verdad me apetece un montón, otros años en esta época ya estaba algo más morenita, tenemos que aprovechar. La suerte de vivir en una zona de playa muchos la quisieran.

—Pues..., no perdamos tiempo, cuando acabe, como tú casa me pilla de paso, te recojo y vamos en un coche.

—Perfecto, ¡qué ganitas!

Al poco estaba Abril recogiéndola y camino de la zona de restauración del paseo marítimo. Se sentaron en una terraza con vistas a la playa. Estaba acondicionada con velas que les protegían del sol y unos ventiladores que vaporizaban agua y resultaban muy agradables en estos días tan calurosos.

—¿Estás preparada para oír mí plan?

—¿Tengo qué prepararme?

—Jajajaja, es una forma de hablar. De hecho, no es ningún plan, es más bien un experimento, una prueba o como quieras llamarlo.

Laura iba a responder cuando llegó un chico, bastante mono, con una sonrisa de oreja a oreja que quitaba el sentido y un cuerpo escultural ataviado con una camiseta ajustada, pero no en exceso y unas bermudas que dejaban ver unas piernas bronceadas y atléticas, a preguntarles que iban a tomar.

Las dos amigas le devolvieron la sonrisa y con una coquetería natural le pidieron consejo de las tapas que tomarse.

Este, encantado, les ofreció una gran variedad entre las que ellas escogieron junto con unas cañas bien frescas.

Cuando se fue dirección al interior del local a pasar la comanda, las dos seguían mudas, siguiéndolo con la mirada y la boca abierta.

—¡Dios! ¡Cómo está! ¡Qué me lo sirvan!

—¡Oyeee! La sin pareja y desesperada soy yo, no creo que a Noah le hiciera mucha gracia ver tú expresión ahora mismo.

—Solo he apreciado algo obvio, y te aseguro que yo bien servida estoy y mucho —se rio y se puso colorada solo de pensar el polvo en la ducha de esa mañana antes de ir a trabajar—, además ese no tiene nada que Noah no tenga, pero siempre da gusto deleitarse la vista.

—Jajajaja y tanto. En mi caso no me importaría comenzar a quitarme telarañas con ese guapearas de bonita sonrisa.

—¡De eso nada! Primero hay que hacer la prueba, si no funciona, entonces el plan B será tipos como este.

—Pues entonces cuéntame rápido el plan A por si directamente me lo salto y paso al siguiente —se volvió a reír mientras veía como el muchacho servía otras mesas sin quitarles la vista de encima.