• Quejarse

Ken Follett - Los Pilares de la Tierra

Aquí puedes leer online Ken Follett - Los Pilares de la Tierra texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1995, Editor: Plaza & Janés, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Ken Follett Los Pilares de la Tierra

Los Pilares de la Tierra: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Los Pilares de la Tierra" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Ken Follett: otros libros del autor


¿Quién escribió Los Pilares de la Tierra? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Los Pilares de la Tierra — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Los Pilares de la Tierra " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Los pilares de la Tierra

Ken FOLLETT

PLAZA & JANES EDITORES, S. A.

Título original: The Pillars of the Earth

Diseño de la portada: Método, S. L.

Fotografía de la portada: Montse Isern

Primera edición con esta presentación: marzo, 1994

Segunda edición con esta presentación: septiembre, 1994

Tercera edición con esta presentación: febrero, 1995

Cuarta edición con esta presentación: abril, 1995

Quinta edición con esta presentación: octubre, 1995

Sexta edición con esta presentación: febrero, 1996

Séptima edición con esta presentación: septiembre, 1996

Octava edición con esta presentación: febrero, 1997

Novena edición con esta presentación: diciembre, 1997

1989, Ken Follett

Encargado de la traducción, Rosalía Vázquez

1993, Plaza & Janes Editores, S. A.

Enric Granados, 86-88. 08008 Barcelona

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares de Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reproducción, fotografía, el tratamiento informático y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Printed in Spain - Impreso en España

ISBN: 84-01-32568-4

Depósito legal: B. 41.505 - 1997

Impreso en Hurope, S. L.

Lima, 3 bis. Barcelona

A Marie Claire,
la niña de mis ojos.

Quiero dar las gracias de manera muy especial a Jean Gimpel, Geoffrey Hindley, Warren Hollister y Margaret Wade Labarge, por haberme facilitado sus conocimientos enciclopédicos sobre la Edad Media.

Y también a Ian y Marjory Chapmen por su paciencia, aliento e inspiración.

En la noche del 25 de noviembre de 1120, el “Navío Blanco” zarpó rumbo a Inglaterra y se hundió en Barfleur con todos cuantos viajaban a bordo salvo uno... El navío era lo más moderno en transportes marítimos e iba dotado de todos los adelantos conocidos por los armadores de la época... La notoriedad de aquel naufragio se debió al gran número de personalidades que se encontraban a bordo. Además del hijo y heredero del rey, viajaban también dos bastardos reales, varios condes y barones y gran parte de la Corte... Su trascendencia histórica fue la de dejar a Henry sin heredero directo y su resultado final el de una lucha por la sucesión y el periodo de anarquía que siguió a la muerte de Henry.

A. L. POOLE. Desde el Libro Domesday (*) a la Carta Magna

* Libro-Registro de la Gran Inquisición llevada a cabo en 1086 por Guillermo el Grande sobre la propiedad de las tierras de Inglaterra. (N. de la T.)

PRÓLOGO
1123

Los chiquillos llegaron temprano para el ahorcamiento.

Todavía estaba oscuro cuando los tres o cuatro primeros se escurrieron con cautela de las covachuelas, sigilosos como gatos, con sus botas de fieltro. El pequeño pueblo aparecía cubierto por una ligera capa de nieve reciente como si le hubiesen dado una nueva mano de pintura y sus huellas fueron las primeras en macular su perfecta superficie. Se encaminaron a través de las arracimadas chozas de madera y a lo largo de las calles de barro helado hasta la silenciosa plaza del mercado donde la horca permanecía a la espera.

Los muchachos aborrecían cuanto sus mayores tenían en estima. Despreciaban la belleza y se burlaban de la bondad. Se morían de risa a la vista de un lisiado y, de encontrarse con un animal herido, lo mataban a pedradas. Alardeaban de heridas y mostraban orgullosos sus cicatrices, reservando una admiración especial ante una mutilación. Un chico al que le faltara un dedo podía llegar a ser un rey. Amaban la violencia, podían recorrer millas para presenciar derramamientos de sangre y jamás se perdían un ahorcamiento.

Uno de los muchachos orinó en la tarima de la horca. Otro subió los escalones, se llevó los dedos a la garganta, se dejó caer y contrajo el rostro parodiando de forma macabra el estrangulamiento. Los otros lanzaron voces de admiración, y dos perros aparecieron en la plaza del mercado, ladrando y corriendo. Uno de los muchachos más pequeños empezó a devorar una manzana, y uno de los mayores le dio un puñetazo en la nariz y se la quitó. El más pequeño se desahogó lanzando una piedra contra uno de los perros, que se alejó aullando. Luego, como no había nada más que hacer, se sentaron sobre el pavimento seco del pórtico de la gran iglesia a la espera de que sucediera algo.

Detrás de las persianas de las sólidas casas de madera y piedra que se alzaban alrededor de la plaza oscilaba la luz de las velas, en los hogares de artesanos y mercaderes prósperos, mientras las fregonas y los aprendices encendían el fuego, calentaban agua y preparaban las gachas de avena. El día cambió de la negra oscuridad a una luz grisácea. La gente del pueblo empezó a salir de los bajos portales envueltos en gruesos abrigos de lana tosca, acercándose temblorosos de frío hasta el río para coger agua.

Pronto un grupo de hombres jóvenes, mozos de caballos, braceros y aprendices irrumpieron en la plaza del mercado. Desalojaron a bofetadas y puntapiés a los chiquillos del pórtico de la iglesia recostándose luego en los arcos de piedra esculpida, rascándose, escupiendo en el suelo y comentando con afectada seguridad la muerte por ahorcamiento. Si tiene suerte, afirmaba uno, el cuello se lo rompe tan pronto como cae, una muerte rápida y sin dolor. Pero de no ser así se queda ahí colgado, se pone amoratado, con la boca abierta, y se agita como un pez fuera del agua hasta quedar estrangulado. Otro aseguró que morir así podía durar el tiempo que le cuesta a un hombre recorrer una milla, y un tercero dijo que aún podía ser peor. Él había presenciado un ahorcamiento de un hombre en que el cuello se le había alargado treinta centímetros para cuando murió.

Las mujeres viejas formaban un grupo en el lado opuesto del mercado, lo más lejos posible de los jóvenes que eran capaces de gritar comentarios vulgares a sus abuelas. Las ancianas siempre se levantaban temprano, aunque ya no tuvieran bebés ni niños de quienes preocuparse. Y eran las primeras en encender el fuego y en barrer el hogar. Su líder reconocida, la fornida viuda Brewster, se unió a ellas haciendo rodar un barril de cerveza con la misma facilidad con que un niño hace rodar un aro. Antes de que diera tiempo a quitar la tapa se congregó un pequeño grupo de clientes esperando con sus jarras.

El alguacil del sheriff (*) abrió la puerta principal para dar paso a los campesinos que vivían en los alrededores, en las casas adosadas a los muros de la ciudad. Algunos llevaban huevos, leche y mantequilla fresca para vender, otros acudían a comprar cerveza o pan y había quienes permanecían en pie en la plaza, esperando a que tuviese lugar el ahorcamiento.

De vez en cuando la gente ladeaba la cabeza como gorriones

* Alto funcionario de la Corona en condados o serlorios encargado de mantener la paz, administrar justicia bajo la dirección de tribunales, etc. (N. de la t.)

cautelosos y echaban una ojeada al castillo que se alzaba en la cima de la colina que dominaba el pueblo. Veían subir de forma constante el humo de la cocina y el ocasional destello de una antorcha por detrás de las ventanas estrechas como flechas de la despensa de piedra. Y de repente, más o menos en el momento en que el sol se ocultaba detrás de las densas nubes grises, se abrieron las pesadas puertas de madera y salió un pequeño grupo. El sheriff iba en cabeza montando un hermoso corcel negro seguido por un carro tirado por bueyes en el que iba el prisionero maniatado. Detrás del carro cabalgaban tres hombres y aunque a aquella distancia no podían distinguirse sus rostros, su indumentaria delataba un caballero, un sacerdote y un monje. Dos hombres de armas cerraban la procesión.

Todos ellos habían estado ante el tribunal del Condado reunido en la nave de la iglesia el día anterior. El sacerdote había pillado al ladrón con las manos en la masa, el monje había identificado el cáliz de plata como perteneciente al monasterio, el caballero era el señor del ladrón y le había identificado como fugitivo. Y el sheriff le había condenado a muerte.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Los Pilares de la Tierra»

Mira libros similares a Los Pilares de la Tierra. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Los Pilares de la Tierra»

Discusión, reseñas del libro Los Pilares de la Tierra y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.