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LA INVITACIÓN
A quel día, Steve había recibido una invitación para participar en una competición de construcción.
—Dice que solo somos cinco participantes —le comentó Steve a su amigo Max—. Tenemos que construir una casa y después, unos jueces valorarán cuál es la mejor.
Max estaba muy contento por su amigo.
—¿Solo cinco participantes? ¡Qué pasada que te hayan elegido entre ellos!
—La competición es en pocos días y está bastante lejos —le explicó Steve a Max, al tiempo que le daba un mapa de su inventario—, así que me gustaría que me acompañases.
—¡Claro que iré! ¡Menuda aventura! Estoy deseando celebrar tu victoria —exclamó Max con una sonrisa.
—No sé si ganaré, pero es un honor formar parte de la competición —dijo Steve.
En ese mismo momento, Lucy y Henry entraron en el salón y Max no tardó en ponerlos al corriente de la nueva noticia.
—¿Es la famosa competición de construcción de la Isla Champiñón? —preguntó Lucy.
—Sí —respondió Max, tras echarle un vistazo al mapa.
—He oído hablar de ella. ¡Qué guay! ¡Felicidades! —dijo Lucy.
—¿Y qué tienes que construir? —preguntó Henry.
—A ver, somos cinco concursantes y cada uno debemos construir una casa. Y luego los jueces elegirán la mejor —le explicó Steve.
—¡Suena genial! —comentó Henry.
—Sí, y quiero que vosotros vengáis conmigo también —pidió Steve.
Todos acordaron acompañar a Steve en su viaje. Prometía ser una gran aventura y todos querían apoyar a su amigo en ella.
—¡Esto hay que celebrarlo! —dijo Henry, dirigiéndose al resto del grupo.
Steve se dio cuenta de que el entusiasmo de sus amigos lo distraía. Quería ganar la competición y para eso debía estar concentrado, pero tampoco quería herir los sentimientos de sus amigos. Había muchísimas cosas que preparar antes. Además, tenía algunas ideas sobre la casa que iba a construir y no iba a ser nada fácil. Aun con todo, Steve quería demostrarles a sus amigos que se preocupaba por ellos y lo feliz que estaba de que le fueran a acompañar.
—Tengo que ir a la aldea para conseguir provisiones. Debo asegurarme de llenar mi inventario. No creo que tengamos mucho tiempo para celebrar, pero en cuanto acabe la competición os prometo que haré la mayor fiesta del mundo —les aseguró Steve.
—¡Claro, tendremos que celebrar tu victoria! —exclamó Lucy.
—Lucy —comenzó Steve—, ya te he dicho que cualquiera de los otros cuatro participantes puede ganar también. Yo me conformo con formar parte de ello y más si vosotros venís conmigo.
—También podemos hacer una fiesta si pierdes. Así te animas —señaló Henry.
—Qué considerado por tu parte —le reprochó Max.
—No te preocupes. Me parece una buena idea, además ¡yo quiero una fiesta! —aseguró Steve.
De repente, alguien llamó a la puerta. Era Kyra, la vecina de Steve. Antes siquiera de entrar, Lucy la asaltó con la noticia. Por un momento, Kyra trató de sonreír, pero era una sonrisa forzada. Un par de lágrimas corrían por sus mejillas.
—¿Estás bien? —preguntó Lucy.
—Creí que me escogerían para la competición. Lo intenté, pero al final no fui elegida —confesó Kyra entre lágrimas.
Steve trató de consolarla.
—Kyra, no seas tonta, eres muy buena construyendo. De hecho, ¿por qué no te vienes con nosotros? Este año me ha tocado a mí, pero quizá el año que viene te toque a ti. Y seguro que te lo pasas bien con nosotros.
—Además, Kyra, mira el mapa —dijo Max—. Hay un montón de sitios geniales para visitar de camino a la Isla Champiñón.
—Y nos hace falta alguien como tú. Eres una experta construyendo barcos y los necesitaremos para llegar a la isla —destacó Steve.
—Seguro que cuando los jueces vean el barco que has construido, te eligen el año que viene —añadió Lucy.
Kyra dejó de llorar.
—Con amigos como vosotros siento que ya he ganado la mayor competición del mundo. Sois los mejores. Acepto tu propuesta, Steve. Siento haber sido tan egoísta, me alegro muchísimo por ti.
—Entonces… ¿Construirás los barcos? —le preguntó Steve.
—¡Por supuesto! —le aseguró Kyra.
—Vamos a ver a Eliot, el herrero, para intercambiar trigo por provisiones —comentó Steve.
Steve y Kyra caminaron a través de la aldea hasta llegar a la herrería.
—¡Enhorabuena, Steve! —le dijo Eliot nada más verlo entrar—. Ya me he enterado de que te han seleccionado para la competición de construcción. Todo el mundo en la aldea habla de ello.
—Gracias —contestó Steve—. Kyra y mis amigos vendrán conmigo. Ella nos va a ayudar a construir los barcos que nos llevarán hasta la Isla Champiñón.
—Eso es una gran responsabilidad —le dijo Eliot a Kyra, asombrado—. Eres una muy buena amiga, Kyra.
Tras negociar con Eliot, Steve y Kyra se dirigieron de vuelta a casa.
—¿Estás nervioso? —le preguntó Kyra, mientras paseaban por los campos de camino a la granja de Steve.
—Nunca he estado en la Isla Champiñón… y ya sabes que no soy un gran aficionado a los viajes, soy muy casero. Pero estoy deseando construir la casa para la competición. Tengo un montón de ideas estupendas.
—Yo tampoco he estado nunca en la Isla Champiñón, pero dicen que no hay criaturas hostiles allí, así que debe de ser un sitio bastante seguro —dijo Kyra.
—Lo habrán elegido, precisamente, para que los participantes no se tengan que preocupar por ataques y puedan centrarse en construir sus casas —razonó Steve.
—¡Dios mío! —exclamó Kyra—. ¡Steve, mira! —dijo señalando a una cabaña de bruja que había justo delante de ellos.
—Me pregunto qué pensarían los jueces de su cabaña… —bromeó Steve al mismo tiempo que intentaban pasar desapercibidos por al lado, esperando no encontrarse con la bruja.
—¡Chist! —Kyra regañó a Steve mientras retomaban su camino hacia la granja—. Creo que no nos ha oído.
Pero se equivocaba. En cuestión de segundos, una bruja salió corriendo de la cabaña hacia ellos. Con la mirada perversa clavada en sus enemigos, se bebió una poción.
—¡Corre! —gritó Steve, pero no fueron lo suficientemente rápidos. La bruja ya estaba justo detrás de ellos. Steve sacó su espada de diamante y arremetió contra la bruja, que sujetaba una poción. Durante la lucha, la bruja vertió la poción sobre Steve.
—¡No! —exclamó Kyra, alarmada.
Steve se quejó, debilitado. Kyra corrió hacia él a darle un poco de leche para ayudarle a recuperar su fuerza.
Entonces, la bruja se abalanzó contra Kyra, pero esta la golpeó con todas sus fuerzas y consiguió derrotarla.