• Quejarse

Mario Levrero - Espacios Libres

Aquí puedes leer online Mario Levrero - Espacios Libres texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 0, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover

Espacios Libres: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Espacios Libres" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Mario Levrero: otros libros del autor


¿Quién escribió Espacios Libres? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Espacios Libres — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Espacios Libres " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

MARIO LEVRERO
ESPACIOS LIBRES
Estudio posliminar
de Pablo Fuentes
Puntosur Literaria
Colección dirigida por Jorge B. Rivera
Portada Oscar Díaz Foto Jorge Sáenz Agencia Foco Mario Levrero 1987 - photo 1
Portada: Oscar Díaz
Foto: Jorge Sáenz (Agencia Foco)
© Mario Levrero. 1987
© Puntosur S.R.L. 1987
Lavalle 774 (7°, 27), Buenos Aires, Argentina
Mariano Moreno 2708, Montevideo, Uruguay
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Scan: Electronic Sapiens — corrección ch0kl0 octubre 2003
Apaños:Jack!2010
INDICE
Los textos
Nuestro iglú en el Artico
Ejercicios de natación en primera persona del singular
El crucificado
Capítulo XXX. El milagro de la metamorfosis aparece en todas partes
Noveno piso
Siukville
La toma de la Bastilla o cántico por los mares de la luna
Las orejas ocultas (Una falla mecánica)
Feria de pueblo
El factor identidad
Apuntes de un “voyeur” melancólico
Los ratones felices
Algo pegajoso
Espacios libres
Los laberintos
Los muertos
Irrupciones
La nutria es un animal del crepúsculo (collage)
Fichero. Levrero: el relato asimétrico
Los textos
“Nuestro iglú en el Artico” es inédito. Los “Ejercicios de natación” fueron publicados parcialmente en el lagrimal trifurca, hacia 1969. lo mismo que “La toma de la Bastílla ” (en 1974). “El Crucificado” se publicó en el semanario Marcha de Montevideo y en una antología de Marcial Souto, también en Montevideo, en 1969 (Llegan los dragones, Tierra Nueva). “Capítulo XXX” ha sido publicado por Marcial en la revista Minotauro. y anteriormente en Maldoror, allá por 1972. Es el relato más traducido: francés, sueco, alemán. “Noveno piso” apareció en el semanario Jaque (Montevideo), por 1984. “Siukville” se publicó en Sinergia “Las orejas ocultas” salió en Maldoror Nº 15 (1980). “Feria de pueblo” fue editado por el Club del Grabado de Montevideo, en 1983, y hay un disco de Leo Masliah con un tema que lleva ese título y contiene fragmentos del relato.
“El factor identidad” es totalmente inédito: fue escrito para el concurso de 7 Dias. en 1975. pero no fue enviado. finalmente. “Apuntes de un voyeur melancólico” salió en Don (Buenos Aires), y antes en Pr¡vada (Montevideo). “Los ratones felices” es una parodia a la ciencia-ficción: fue publicado en una colección de relatos de c-f por Sergio G. vel Hartmann, en Buenos Aires. “Algo pegajoso” fue publicado por un semanario montevideano, El Correode los viernes. “Espacios fibres” se publicó allá por el '80 en una revista literaria montevideana, Prometeo, y muy recientemente en Buenos Aires, en la revista Unidos. “Los laberintos” fue publicado en Sinergia. “Los muertos” es inédito, lo mismo que “Irrupciones” y “La nutria es un animal del crepúsculo”, un collage de textos de 1967, actualizado en 1984.
Nuestro iglú en el Artico A Elvio E. Gandolfo
Apagué el cigarrillo en el cenicero y cerré el libro que estaba leyendo. Mientras iba por el corredor pensaba que me gustaría respirar un poco de aire puro. Entré al dormitorio de mí esposa (Elga) y la llamé por su nombre. Algo brillaba en la penumbra.
Al no obtener respuesta encendí la luz; a excepción de la cama, la pieza estaba vacía; sobre la cama, extendidas, había distintas ropas íntimas, de náilon, dispuestas (el baby-doll transparente, la bombacha negra, el sostén blanco a lunares verdes) de tal forma sobre el rojo acolchado que parecían contener el cuerpo de una mujer; la ilusión de un ser invisible allí tendido hizo que me acercara y tocara las ropas, para concluir que estaban vacías. El náilon me produjo una sensación áspera y eléctrica en la yema de los dedos.
Atrajo mi curiosidad una puerta entornada que había estado oculta, sin duda por ese enorme ropero de mi esposa. La abrí por completo; al oír un ruido familiar encendí la luz y vi que estaba dentro de un lujoso cuarto de baño, cubierto de espejos; la canilla abierta dejaba correr un hilo de agua en la bañera; el tapón no estaba puesto y el agua se iba.
El espejo colocado sobre el lavatorio estaba dividido en tres secciones, y una de ellas, la del medio, tenía una perilla; me observé en el espejo y luego tiré de la perilla, y mi imagen giró sobre unas bisagras; detrás había un placar, lleno de objetos de colores.
Cerré el placar y traté de cerrar la canilla del baño; se había atascado. Luego apagué la luz y cerré la puerta, pero la cerradura no trabajaba bien y volvió a quedar entornada; crucé el dormitorio, apagué la luz y continué por el corredor. Llamé a Elga en voz alta, sin obtener otra respuesta que el tañido de la campana del antiquísimo reloj, ubicado al final del pasillo sobre una repisa muy alta; nunca llega luz a ese lugar, jamás podemos ver la hora; podemos en cambio escuchar las campanadas, aunque indican la hora de una manera compleja y no siempre uno alcanza a comprender ese lenguaje.
El baño que suelo utilizar se halla en la mitad del corredor; golpeé la puerta sin que nadie me respondiera y aunque dudase de que Elga se encontrara allí, ya que lo utiliza sólo en raras ocasiones. Dentro, la luz estaba encendida y la ducha dejaba correr agua caliente en forma vertical; había vapor en el cuarto, y una mujer me observaba por entre las gotas de la lluvia.
Pensé que se trataba de mi esposa; ella cubrió rápidamente el pubis con la mano izquierda, y cruzó el brazo derecho por encima de sus pechos enormes, sin llegar a cubrirlos; el derecho asomó y se volcó por sobre el codo, el oscuro pezón del izquierdo se abrió camino entre los dedos de la mano derecha.
— Te vas a mojar los zapatos -dijo; no la conocía-. El jabón -exclamó luego, mirando hacia el piso, y me agaché a recogerlo; el agua de la ducha me mojó el hombro izquierdo y parte de la cabeza. Al enderezarme, el zapato derecho resbaló en el piso y debí abrazar la cintura de la mujer para no caerme; le entregué el jabón, pero seguí rodeándola con el brazo izquierdo y luego con los dos; la atraje hacia mí y la besé en la boca.
— Puedes retirarte -dijo, y algo en la voz me impulsaba a obedecerle; sin embargo, intenté un nuevo acercamiento, y ella comenzó a reírse de mis ropas mojadas; le pregunté quién era, pero no dejó de reír, y ahora se mostraba impúdicamente, se enjabonaba la espalda y las axilas; abrió al máximo la canilla del agua caliente y se retiró un poco de la lluvia, y pronto el baño todo estuvo lleno de vapor y ya no se podía ver ni respirar; tuve que salir.
Fui a mi dormitorio. Se habían llevado los muebles; quedaba aún el ropero, lo que, dentro de todo, me pareció afortunado. Me desvestí y me puse ropa interior seca que extraje de un estante; luego busqué un traje. AI abrir la puerta central del ropero vi una masa de carne; se trataba de una pareja, un hombre y una mujer; ella estaba de espaldas sobre el piso, la cabeza apoyada contra la pared izquierda del mueble; el hombre sobre ella, las rodillas sobre el piso de chapa compensada, entre las piernas abiertas y recogidas de la mujer; se abrazaban, y sólo se apreciaba el movimiento de las manos sobre los cuerpos; él tenía la cabeza enterrada entre el hombro izquierdo y la cabeza de la mujer. Ella abrió los ojos y miró sin expresión; se trataba, también, de una desconocida.
Descolgué un traje y me puse el saco; la percha quedó vacía, y rápidamente comprobé que ya no quedaban más pantalones. Intenté, entonces, volverme a poner los mojados, pero eran de una tela ordinaria y habían encogido notablemente; debí conformarme con el saco, y me cambié de calcetines.
Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Espacios Libres»

Mira libros similares a Espacios Libres. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Espacios Libres»

Discusión, reseñas del libro Espacios Libres y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.